Patricio Fontanet regresó al escenario: “No saben lo que costó llegar acá”
CÓRDOBA (enviado especial).- Arrancó cantando sin decir ni buenas noches. Directo a la música. Ante la expectativa de los más de cinco mil personas que esperaban la palabra de Patricio Fontanet en su vuelta a los escenarios, el cantante de Don Osvaldo prefirió inclinarse por lo que más sabe hacer y respetó las reglas impuestas por la jueza Vilma Biscelgia, que le prohibió hablar de Cromañón.
"No saben lo que nos costó llegar acá". Esas fueron las primeras palabras de Fontanet después de un inicio furioso. Los temas más representativos suelen quedar siempre para el final pero a Fontanet le gusta ir contra la corriente y no se deja llevar por lo que la gente espera. "Rocanroles sin destino" fue el disparador de un show que iba a ser una fiesta de principio a fin. Uno de los temas más representativos del ex cantante de Callejeros dio inicio a un espectáculo que duró casi tres horas.
Pañuelos verdes en el cuello y en las muñecas; camisetas negras con el logo de Callejeros y medio centenar de banderas en la pista del estadio y una decena colgadas de los balcones fueron parte del rito del regreso de Fontanet. Las que estaban en los primeros metros delante del escenario -varias uruguayas- nunca dejaron de flamear. El cantante recogió buzos, gorras y camisetas que sus fanáticos le tiraban, a tal punto que hacia el final le costaba encontrar su toalla blanca debajo de la pila.
A los cánticos "Vamos Callejeros, vamos a tocar" con que arrancó la espera, se fueron sumando con el paso del tiempo "el que no salta es militar" y algunos contra el actual presidente. Después del primer intermedio -que se extendió unos 20 minutos- llegó el primer coro: "Pato, Patoooo". Fontanet agradeció varias veces a Córdoba, ciudad que adoptó como propia después de la tragedia de Cromañón, y bromeó sobre su figura en reiteradas oportunidades.
El ex cantante de Callejeros, a contrario de lo esperado, prefirió dejar un poco de lado la banda que lo llevó al éxito y se dedicó a cantar canciones de su último CD, ya con Don Osvaldo. No hubo un intermedio. Ni dos. Ni tres. Cuatro parates de algunos minutos fueron aprovechados por los fanáticos para intentar llegar al baño sin perderse ningún tema. Fontanet se mostró distendido, como sabiendo qué podía hacer y qué no. Lo disfrutó tanto como la gente.
El frío no tuvo efecto en la noche cordobesa. El pogo estuvo presente de principio a fin. Desde "9 de julio" hasta "Ilusión" las banderas flamearon sin parar y la intensidad no bajó en ningún momento.
A pesar de la jornada histórica que se había vivido en el Congreso, se esperaba que el artista hable sobre el aborto. Pero no fue el caso. No hubo palabras de alguien que mediante la canción "Imposible" pidió por el aborto legal hace quince años. Quizás porque no es alguien que le guste hacer lo que la gente espera, lo comercial. Todos saben de su ideología sobre este tema, pero en esta ocasión prefirió no meterse en temas polémicos.
Uno de los puntos que estaban bajo la lupa era la seguridad. El operativo tuvo las mismas dimensiones que cuando los shows son en estadios para 20.000 personas. La Plaza de la Música albergará estas diez noches a 5000 personas y contará con tres veces más seguridad privada y cuatro veces más policías que lo habitual.
Patrulleros, agentes y cámaras rodearon la zona hasta a unas cuatro cuadras del lugar. José Palazzo, el productor, dijo a LA NACION que se sobredimensionó "porque la oportunidad lo amerita".
El final también fue sorpresivo. Se despidió con "Suerte", el tema que suele utilizar para finalizar sus recitales. Pero al igual que cuando empezó, no saludó. Ni un buenas noches. Terminó y se fue. Pero la gente no se preocupó, seguía disfrutando del regreso de un artista que se ausentó por unos años, pero volvió para quedarse. El sábado vuelve a subirse al escenario, será el segundo partido que enfrentará tras su pesadilla en la cárcel. El primero lo aprobó con creces.
Con la colaboración de Gabriela Origlia.
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