Papá Noel viene con un vinilo bajo el brazo
Damián Amato, presidente de Sony Music Cono Sur, analiza el buen presente del tradicional formato
Lo que en un principio parecía ser sólo una moda pasajera o un capricho de melómanos y coleccionistas, con el paso del tiempo se transformó en un auténtico furor que continúa en ascenso y desconoce sus límites. Lo cierto es que los discos de vinilo, de ellos se trata, se han convertido en la vedette de los formatos físicos para escuchar música y atraviesan un presente por demás auspicioso, más allá de su convivencia con los CD y los soportes digitales.
Atenta a este fenómeno creciente en todo el mundo, fue la filial local de la compañía Sony Music la que decidió dar el primer paso editando desde hace poco más de dos años, y en diferentes series, grandes clásicos del rock argentino en vinilo, principalmente de fines de los sesenta y continuando con lo más destacado de las décadas del setenta, ochenta y noventa. De esta manera, y a través de eventos como La Noche de los Vinilos o La Noche de las Disquerías, realizados en diferentes tiendas de la ciudad de Buenos Aires y con la presencia en vivo de músicos locales, el público se reencontró con álbumes históricos como Artaud (Pescado Rabioso), Treinta minutos de vida (Moris), Durazno sangrando (Invisible), Pequeñas anécdotas sobre las instituciones (Sui Generis), Cómo conseguir chicas (Charly García), Relax (Virus), Llegando los monos (Sumo), Nada personal (Soda Stereo) y la discografía completa de Gustavo Cerati como solista.
Toda esta movida sumó además un impulso vital, necesario y muy esperado cuando, desde mediados de este 2016, y después de 22 años, Morello S.A. montó una nueva fábrica de vinilos en el país en las históricas instalaciones del sello CBS, contribuyendo así a la salida de mayores tiradas dispuestas en menos tiempo y, a futuro, con valores más económicos en comparación con las ediciones importadas. Esto también permitió que, a los lanzamientos históricos se sumarán discos más recientes como Spinetta Los Amigo (Luis Alberto Spinetta), Soy (Lali), 11 (Abel Pintos), 20 años (Soledad) y Pecado capital (La Beriso), con el objeto de captar el interés de audiencias más jóvenes.
“Cuando vas analizando los deseos y los gustos del consumidor te vas dando cuenta que había una tendencia, no sólo en la Argentina sino a nivel mundial, en la que el vinilo venía tomando cada vez más fuerza año tras año y que era una oportunidad para la industria que no podíamos desaprovechar. Si se estaban editando discos de vinilo en gran parte de Europa y Estados Unidos ¿por qué dejar a la Argentina fuera de esta tendencia siendo un país consumidor de vinilos y en particular de clásicos del rock desde Elvis Presley y The Beatles, pasando por Pescado Rabioso, Charly García y Almendra hasta llegar a Virus, Soda Stereo y Los Fabulosos Cadillacs? Entonces, teniendo Sony Argentina un catálogo tan grande de clásicos del rock nacional y no editarlos en vinilo era un error que no me lo hubiera permitido jamás estando al frente de la compañía”, explicó en detalle Damián Amato, presidente de Sony Music Cono Sur. “No sabemos si esto va a ser algo pasajero o si va a durar veinte años –agrega–. La realidad es que el vinilo nunca dejó de existir. Los DJ y los boliches los siguieron usando siempre y quizás, a nivel más personal o doméstico, se lo haya matado antes de tiempo. Aquí, en Argentina, murió comercialmente en el año ‘91, ‘92, pero desde 2014 se empezó a mover otra vez, demostrando que el formato estaba vivo no sólo para los mayores de 35 años sino para un público muy joven que descubrió el formato y le parece súper atractivo. Y en eso tienen que ver mucho los propios músicos, que muestran sus vinilos, hablan de ellos y generan una mística que hace que los jóvenes quieran saber de qué se trata. Más allá de las modas, creo que tiene que ver con un estilo, con gustos, con poder sentir la música de otra manera como también están los fanáticos que escuchan música en Spotify y jamás van a comprar un CD, un vinilo y mucho menos van a escuchar la radio porque ellos mismos se arman sus propias playlists. Entonces, cuanto más puedas satisfacer esas distintas maneras de disfrutar de la música, esas necesidades, mejor te va a ir y vas a vender más”.
–Cada vez que Sony convocó al público a La Noche de los Vinilos la respuesta fue muy positiva, como así también el deseo por adquirirlos. Más allá de estos eventos puntuales, ¿cómo se vienen dando las ventas?
–La verdad que muy bien. Estamos llegando a fin de año con más de 150.000 vinilos vendidos, lo cual es un número muy importante en cuanto a un formato que aún no está más desarrollado porque no hay tornamesas y no existen los aparatos para pasarlos. En realidad, se están empezando a vender pero, por ahora, son muy caros, y todo va muy despacio. Pero de a poco eso va a ir creciendo, así que la oportunidad está. Y no en vano ya existe una fábrica de vinilos en el país que se llama Morello S.A. y que va a facilitar mucho ese desarrollo.
–A propósito de ello, ¿qué podés decir de la calidad de los vinilos que se empezaron a fabricar en el país respecto de los importados que siempre fueron mejor considerados a nivel sonoro?
–Ese es un error muy nuestro. Los argentinos tenemos la concepción, y me incluyo, de pensar que lo de afuera siempre es mejor. En algunas cosas puede ser cierto, pero este no es el caso. Los discos que produce Morello son de una altísima calidad y la máquina que trajo de Alemania es de primera línea, de las mismas que se utilizan en República Checa, el país número uno fabricación de vinilos, y en las fábricas más vanguardistas del mundo. Nosotros los chequeamos con distintos músicos y a todos el sonido les pareció espectacular. El audio es exactamente igual al de un disco importado, así que tendríamos que ir cambiando esa manera de pensar y valorar más lo nuestro, no sólo en materia de vinilos sino en relación a nuestros artistas y nuestra cultura que es muy valiosa.
–Uno de los últimos lanzamientos de Sony en vinilo fue Soy, de Lali Espósito. ¿La idea es captar la atención del público teen o sólo se trató de una edición especial debido a todo lo que ella genera?
–No. nosotros sentimos que había una oportunidad y que había un público que iba a comprar el vinilo. Es una cuestión de intuición y de ver que existe un público muy joven que entiende al vinilo también como un merchandising, como un objeto de deseo y de lujo a tener. Imaginamos que los fans de Lali iban a querer tener su vinilo Por eso lo hicimos.
–¿Cuál es el plan de la compañía para 2017 en cuanto a vinilos?
–La intención de aquí en más, y en la medida de lo posible, es lanzar los nuevos trabajos de todos los artistas simultáneamente en CD, vinilo y soportes digitales. Por otro lado, vamos a seguir con el catálogo de rock argentino editando álbumes clásicos de Pappo, Miguel Mateos, Los Enanitos Verdes, Ratones Paranoicos; tenemos muchas cosas por delante como también vamos a empezar a editar títulos más actuales, como L.H.O.N. y Chances, de IKV; La salvación de Solo y Juan, de Los Fabulosos Cadillacs; Soundamérica, de Los Pericos y el nuevo de Miranda!.
–Ante este panorama de vinilos tan favorable, ¿qué lugar ocupa el CD y los formatos digitales en la estructura de Sony?
–Existe un gran crecimiento de lo digital respecto de los años anteriores mientras que el CD muestra una caída importante. Para mí, esto último tiene más que ver con un tema de recesión y de baja general del consumo en estos meses que por el avance de lo digital. Es una cuestión momentánea porque creo que el CD todavía tiene espalda para seguir adelante.
–De todos modos, sin prisa pero sin pausa, el vinilo continúa avanzando.
- Absolutamente. No tengo dudas de que es un fenómeno a largo plazo. Fijate que en algunas ciudades de Estados Unidos y de Inglaterra existen disquerías que sólo venden vinilos. Es una tendencia mundial y nosotros no somos distintos al mundo.