Pablo Milanés: "Ser revolucionario es una condición para toda la vida"
Pablo Milanés está en La Habana, el lugar donde dice que mejor lo entienden en el mundo. Tiene unos días de reposo para caminar por el Malecón, antes de seguir con su gira Esencia, que comenzó en 2018 y lo traerá mañana al Teatro Coliseo. En quince días, cuenta, editará un disco con standards de jazz, un viejo sueño. Y dice que no quiere hablar de política: eso se encarga de comunicarlo previamente su agente de prensa.
El hombre de 76 años que le escribió una canción a Yolanda, su primera mujer; el que sigue llorando cuando ve los campos de maíz porque le recuerdan a su Bayamo natal; el padre de 9 hijos; el trovador que sigue ocupando a la distancia un lugar de tótem dentro del cancionero de América Latina por obras como "Años", "El breve espacio en que no estás" o "De que callada manera", suena calmado y expectante frente a su inminente nueva visita a Buenos Aires.
"Desde el año 1984 que fui por primera vez, fue deslumbrante para mí conocer a un público muy culto respetuoso y conocedor de las canciones. Tengo muchos amigos allí, pero la población es excelente, muy abierta y deshinbida. Todas esas cosas son agradables cuando se llega a un país por primera vez", cuenta con entusiasmo el trovador cubano.
-¿Recuerda ese primer concierto en Buenos Aires junto a Silvio Rodríguez?
-Nosotros íbamos por un show a Obras y terminamos haciendo catorce. Fue una receptividad extraordinaria. Se respiraba algo particular en el aire por la llegada de la democracia. Había un aire de libertad extraordinario. El concierto de nosotros fue como una especie de liberación, las ganas de escuchar este tipo de música y poder expresar todo lo que querían expresar.
-¿Qué mantiene de ese Pablo joven y qué cosas cambiaron en usted?
-Es el mismo espíritu. No me canso de cantarle a la vida y de ser joven en ese sentido. Cambiar con la historia como hay que cambiar. Amar las cosas hermosas. Disfrutar la vida con mi familia y mis amigos, y todo eso te lleva a una felicidad adentro que te hace vivir y te hace sentir joven.
-Después de haber pasado por tantos estilos, se lo identifica sobre todo como una figura de la nueva trova. ¿Cómo ve en retrospectiva su historia musical?
-Realmente empecé en el año '62 cuando ya estaba incorporado a un grupo musical que no tenía nombre. Nos reuníamos a cantar feelin en una esquina de la Habana; de allí salió la nueva canción cubana. En el ’68 nos convocan de la Casa de las Américas para darle nombre a ese grupo y movimiento. Lo que queríamos por aquella época era darle impulso a la canción cubana con la influencia del filin con nombres como Martín Rojas, Armando Guerra, Eduardo Ramos, Gerardo Montesino. Muchos de esos músicos se quedaron en el camino por no incorporarse a esta onda de la nueva trova.
-Siempre remarca que su origen musical fue el filin cubano. Eso se puede escuchar en su último registro en vivo en La Habana, donde hay versiones de temas como "Regalo", muy influídas por el jazz.
-Desde los 12 años andaba por esos caminos del jazz. Iba a descargas, jam sessions, y eso me dio una formación espectacular. Todos eran amigos míos y me echaban el brazo porque era un benjamín. Realmente llegué a la trova con la experiencia de haber sido guiado por gente como César Portillo de la Luz, Elena Burke, Chucho Valdés que ya estaba en ese grupo, otros músicos relevantes y conocidos en mi país, y Omara Portuondo. Ella era amiga de todos. Había tenido el cuarteto D’Aida, que fue fundamental en la música cubana. Ella fue además la que nos presentó con Silvio; tenía una gran experiencia y consideró que nos teníamos que conocer.
-En todos estos años trabajó en su repertorio el son, el bolero, el filin, el jazz, la rumba. ¿Qué era lo que buscaba traducir de la música cubana en sus canciones?
-Hay una premisa esencial. Siempre busqué en la buena música para aportar un granito de arena dentro de ese caudal de la música cubana. El cruce de culturas en Cuba benefició mucho. Dentro de esa riqueza me movía y captaba todo lo que podía para mi repertorio. Con todo eso aprendí a cantar un género y otro.
-Hay una melancolía que aparece en muchas de sus canciones como "Días de gloria", donde dice: "Los días de gloria/Se fueron volando/Y yo no me di cuenta". ¿Eso forma parte de su carácter y su estado de ánimo habitual?.
-Hay un poco de todo. A veces las canciones son autobiográficas y otras tratan de recoger el sentimiento ajeno del momento. Quizás eso no se proyecta tanto en las canciones populares, pero considero que las canciones no son solo para entretener sino que son para pensar, como lo hace una película o una novela. Nada más que tú en tres minutos puedes dar los elementos para que una persona pueda sensibilizarse, aunque sea triste lo que se te está planteando. Siento que una canción le sirve a todo el mundo.
-¿Es verdad que compuso su primer gran éxito a los 15 años?
-Creo que a los 14 ya empecé con la guitarrita a hacer canciones. Desechaba mucho porque no me gustaban, hasta que por fin hice una que fue muy popular. La cantaron muchos cantantes en esa época. Se llamaba "Tú, mi desengaño". Eso fue en el '62 y era un tema inscripto dentro del filin. Después ya fui tomando mi propio derrotero y creando un estilo propio. Pero "Tú, mi desengaño" fue la canción con la que aparecí como profesional.
-¿Como surgió esa canción?
-Esa canción es biográfica y habla de cuando piensas que el mundo se va a caer tras sufrir un desengaño amoroso. Traté de expresar mis emociones y lo que sentía en ese momento. Tenía ese sentimiento trágico cuando despiertas al mundo y ves las cosas que no veías antes. Son temas que intentas plasmar en una canción.
-¿Con el paso del tiempo siente que sigue escribiendo sobre los mismos temas?
-Un trovador que tenga conciencia de la trovadoresca tiene que saber que la verdadera esencia es ser un cronista de su época. Dar a a conocer los detalles de lo que sucede en su país y su pueblo y entonces eso es lo que yo hago. Hay que fijarse lo que está pasando y proyectarlo como una forma de llegar a las inquietudes de toda la gente. Sino te vuelves un ser extraño y ajeno.
-¿Hoy qué ve a su alrededor?
-Veo un mundo muy terrible para las nuevas generaciones. Lo que se le entrega a la juventud es fatal. Es una lástima porque es una generación inteligente. Son generaciones bien formadas para cosas que van a ser desastrosas para la humanidad. Esto está imperando en el mundo entero, no es que haya que localizarlo con una nación o un territorio. Creo que el mundo está en crisis, la cultura está en crisis, la economía está en crisis, el que paga es el de abajo. Esa es mi visión del mundo.
-En ese contexto sigue creyendo en la utopía de la revolución como un ideal. ¿Cómo convive eso con la realidad?
-Es muy fácil. El ser revolucionario es una condición para toda la vida. Tu pensamiento es revolucionario siempre. No cambia. Tal vez haya circunstancias históricas que te hagan cambiar ciertos elementos en tu conciencia, pero la esencia sigue estando. Todo te lo imaginas a partir de un criterio estético, un sentido de la libertad distinto, un sentido de la democracia, un sentido de hacer cosas para el bienestar y la justicia del pueblo. Cuando se tienen todos esos pensamientos, creo que tu eres revolucionario. No hay que ir a buscarlo tirando un tiro, sólo con pensar de esta manera el mundo estaría mejor.
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