BARILOCHE.– Emprender al amanecer el ascenso al cerro Catedral en compañía de los Granados garantiza muchas cosas, pero dos en particular: sabemos que Pablo va a poner su dosis de humor para combatir el frío, y sabemos que Mery, eventualmente, va a cantar.
En el medio, se suma un factor que estuvo presente en esos días que duró parte del evento de Movistar -el Ski Day & Night-, y que se relaciona con el modo en el que padre e hija se comunican. Pablo se asegura de que Mery esté protegida ante las bajas temperaturas, y ella le comparte todo lo que sucede en las redes, de algún modo colaborando a aggiornar ese humor diferente que el comediante y músico ha sabido cultivar en el último tiempo.
Es innegable la camaradería que los une, la cual trasladan al ámbito laboral. Pablo compuso y produjo el primer disco de Mery, Con los alas puestas (2017), que recibió una nominación a los premios Gardel, y ahora ambos emprenderán un viaje a Miami, para remasterizar -en la academia Let It Beat de Guillermo Vadalá- el segundo álbum de la artista, 10 mil metros de felicidad, que se editará en octubre, con presentación en La Trastienda en noviembre. Como si hubiera una reciprocidad tácita, padre e hija encontraron en las redes -más específicamente en Instagram- el micromundo ideal tanto para compartir videos cantando juntos (porque cuando se reúnen, hay música) como para que Pablo difunda sus -cuidadosamente editados- sketchs de humor que suman más de 200 mil reproducciones diarias.
En el marco de ese evento al que fueron convocados, Pablo y Mery dialogaron con LA NACION, con espacio para las bromas, las reflexiones sobre la representación femenina en la música y el análisis sobre los cambios que debió atravesar el humor para adaptarse a la actualidad.
–¿Qué música se escuchaba en la casa familiar?
Mery:–De todo, papá me hacía escuchar buena música, Charly, Fito, Rita Lee, Kool & The Gang, los Beatles.
Pablo:–Sí, nosotros somos muy abiertos, desde tango hasta...lo que fuere, siempre escuchamos mucha música.
Mery:–Aparte yo les ponía cosas mías, como Christina Aguilera y les hacía escuchar a toda la familia.
Pablo:–Se escuchaba mi banda también [en alusión a Macaferri & Asociados], se ponía la música de él, todo el día en la casa (risas).
–Mery, ¿en qué momento sentiste que empezabas a absorber el amor por la música de tu viejo?
Mery:–Desde que nací, no tengo recuerdos en los que no estuviera cantando en el auto, en todos lados.
–¿Y cómo se llevan a la hora de trabajar juntos, vos Pablo como compositor y productor de los discos de Mery?
Pablo:–Muy bien, Mery es una herramienta inagotable, entonces es muy difícil terminar una canción con ella porque siempre querés hacer más cosas, como ponerla a hacer más coros, o cambiar una melodía, o probar un registro más alto, porque te da todo lo que le pedís. De repente, uno se pone exigente con eso.
Mery:–Me explota.
Pablo:–Sí, la verdad que sí, soy como el padre de Luis Miguel con ella (risas).
–¿Cómo se llevan en la diaria? Pablo, has dicho que te gusta ir mucho a la casa de tus hijos.
Pablo:–Sí, porque a la mía no irían (risas). Hablando en serio, sí, está bueno meterse en su universo y disfrutar eso. La casa de Miguel es un espacio hermoso para ir, tirarse al piso y jugar con "Bebi" [Bernardita, hija del actor], estar ahí con ellos. La casa de Mery, por otro lado, tiene una sala de ensayo donde podés hacer música. Está bueno meterse en esos mundos, y relacionarse con ellos y con sus amigos.
–Pablo, sos muy divertido en Instagram, donde hacés breves videos de humor, y la sección "Reportajes a calzón quitado" que subís a YouTube, ¿te costó aggiornarte con las redes?
Pablo:–No, no siento que me cueste, me gusta, me encanta hacerlo, no es que dije "me tengo que aggiornar", no es que me propuse hacerlo, surgió de manera muy natural, y siento que estoy en una plataforma totalmente libre donde puedo hacer lo que quiera. Si tengo ganas de hacer algo romántico, lo hago. Si quiero ir a la iglesia Santa Sofía de Turquía para hablar de eso, lo hago también. Hago música, hago humor, los reportajes "a calzón quitado", es como que soy yo en la plataforma.
–¿Cuándo la descubriste como espacio para generar humor?
Pablo:–Cuando Migue estaba esperando su primera hija con su mujer. En esos momentos alquilaron una casa y yo me puse a grabar mucho con un perro que tenían, y me decían mis hijos que lo suba a Instagram, donde solo había una foto de 2012. Empecé a subir y de repente creció, Migue subía videos míos, y de ahí no paré, me di cuenta que era un universo nuevo y súper lindo para hacer lo que quisiera. Después empecé a comprender más sobre los horarios, las métricas, otro mundo que si lo entendés, está buenísimo. De hecho, hoy puedo decirte que vivo de las redes, y trabajo con una nueva generación de comediantes que no son de la televisión.
–¿Sentís que esas nuevas caras contribuyeron a la deconstrucción del humor, que el humor efectivamente está cambiando?
Pablo:–Sí, lo creo, pero también creo que el problema es cuando vos lo querés cambiar a propósito, no cuando realmente asimilaste el cambio y cambió internamente con vos. Tiene que ser genuino o si no la gente se da cuenta. No podés decir "no voy a decir esto o lo otro porque no se puede", tenés que sentirlo vos, porque si no del otro lado se percibe.
–Mery, vos también aprovechás mucho las redes, y te filmás con tu colega y colaborador Juani Bernal cantando en toda clase de escenarios.
Mery:–Sí, siempre tuve redes y al comienzo me daba mucha timidez, después empecé a perderla y me di cuenta que era mi lugar. Y queríamos hacer algo distinto, porque en un momento había un boom de cantantes en Instagram. Teníamos ganas de diferenciarnos, de hacer algo en lugares no tradicionales. Lo primero que se nos ocurrió fue filmar en un changuito en un supermercado, y a la gente le gustó, y así empezamos.
–Hay una cierta espontaneidad en ambos casos, más allá de que los dos le ponen mucho trabajo a los videos, pero Mery canta en cualquier lado, como acá, en una aerosilla en movimiento, se siente todo muy natural...
Pablo:–Mery puede cantar cualquier nota de cualquier cantante en cualquier lugar del mundo. Lo que sucede es que son plataformas en que podés hacer música, pero si no ofrecés algo para ver, te vas. Porque la música ahora no solo entra por los oídos, ahora tenés que ver lo que pasa durante esa canción, por eso es más difícil para los músicos independientes o emergentes, porque al no sonar en las radios, tienen que poner contenido atractivo en las redes.
–Mery, ¿ves que se esté llegando al cupo femenino de artistas en la música, en los festivales sobre todo?
Mery:–Siento que estamos empoderadas, y está buenísimo porque hay muchas artistas argentinas increíbles, y estamos haciéndonos ver. Además hay una hermandad, compartimos lo que hace la otra, eso era algo que debía pasar.
Pablo:–En las redes es común la colaboración porque de esa manera crecen todos. Es distinto a los canales de televisión que compiten entre ellos, y que incluso no se comparten artistas. Acá es al revés, porque las cuentas de las redes crecen a la par, hay mucha inteligencia en eso. Tanto en la música como en el humor, la colaboración con el otro es fundamental.
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