El llanto de Chano en Vélez y un show de Tan Biónica al estilo Coldplay: “No nos vamos a olvidar de esta noche”
El cantante resucitó a la banda que lo hizo famoso; quebrado de emoción, pero más entero que nunca, ofreció un recital certero y de perfil internacional
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Si hubiera que chequear el vúmetro de la emotividad en el concierto que este sábado dio Tan Biónica en Vélez -repite hoy en el mismo estadio y sigue luego con dos fechas en el Único de La Plata y una en River-, seguramente muestre su pico más alto en el momento en que su líder, Chano Moreno Charpentier se quebró y lloró, parado solo en la larga pasarela que partía desde el escenario hasta el centro del campo, pero acompañado por miles de fans que esperaron ocho años por el retorno de la banda. Retorno o despedida, porque, siempre en estos casos el límite termina siendo difuso y lo cierto es que el título de este espectáculo es La última noche mágica.
“Cuando era chiquito soñaba con tocar en un estadio y que la gente grite mi nombre”, dijo. Pero también aseguró que el valor de las cosas estaba en ser “un buen hermano, un buen hijo, un buen novio”. “Si pudiera volver a vivir trataría de cometer más errores, ser más imperfecto, estar descalzo en primavera y contemplar más atardeceres. Si pudiera volver a vivir trataría de tener solo buenos momentos porque, si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos. Y gracias por rezar por mí en momento feos”, expresó con la voz quebrada.
Ese “momento” de Chano no estaba fuera de programa, pero las lágrimas, seguramente sí. Salieron espontáneamente. El resto fue un show de más de dos horas que comenzó con puntualidad y que tuvo una producción al estilo de los grandes recitales internacionales, de esos que giran por el mundo. Chano, Bambi, Diega y Sebi hicieron crecer los efectos de una banda pop de fácil llegada en los oídos hasta encajarla con seguridad en este formato de estadio. Ser original y novedoso con los diseños de escenario es todo un desafío. Especialmente cuando se trata de puestas en escena en cancha de fútbol. A veces, cuando el presupuesto es bueno pero tampoco está en los niveles de los shows internacionales, el éxito se verá reflejado en un trabajo que resulte estéticamente claro y atractivo, con grandes chances de alto impacto visual y con ideas de base que sean realmente funcionales al grupo o el solista que protagonizará la noche.
Ocurre en este caso que al frontman le gusta caminar y es por esto, como ya ocurrió otras veces, que se colocó una larga pasarela para que Chano le haga kilómetros y, de paso, se estilice el escenario hacia el campo, con buenos efectos lumínicos. Si Coldplay puede hacer esa clase de dibujos, también es posible para un show local, aunque a mucho menor escala. Sobre todo si se trata una propuesta tan apta para todo público y pop, como la de Tan Biónica. El recurso no vale por original sino por bien utilizado. Y aquí cumple con su cometido.
La escenografía se trabajó sobre figuras geométricas. Muy a lo Pink Floyd, la pantalla central (que se vio el sábado y que se verá en las próximas funciones) es triangular, y está secundada por otras dos estructuras iguales pero invertidas, conformadas por parrillas de luces. El efecto se potencia en las pantallas laterales y en las pasarelas, sobre todo cuando la banda encara los segmentos más tecno-pop, con temas como “Ella” (“Y esta saliendo el sol y está bailando mi corazón”, dice el estribillo para que la multitud salte y coree). Las palabras, la música y la actitud de la gente completan el cuadro. Y temas como “Vidas perfectas” terminan convertidos en un DJ set de Diega con un juego de pelotas gigantes que van del campo a la tribuna y de allí a las plateas (todo muy Coldplay).
La clave en este tipo de espectáculos es generar estímulos constantemente y dar golpes de timón para acrecentar el efecto. Cuando llega el turno de “Pastillitas del olvido” es Bambi el que enfrenta la larga pasarela, solo con su guitarra y su voz. Al finalizar la canción, en este primer show habló de uno de sus compositores favoritos, como si se tratara realmente de un invitado que aparecería en escena. Sin embargo, hizo un prólogo para su propio hermano. Chano volvió al escenario y con unas breves palabras se emocionó.
Con este planteo, cada tema requiere una pequeña puesta escénica, que crece a medida que las canciones transcurren. Incluso, están esas que el público completa, con sus celulares, por ejemplo, cuando llega el turno de clásicos como “Obsesionario en La Mayor”. “Libertad, mi casa es un desastre, mi vida un poco más. Corazón, qué caros son los precios del amor. No te encontré en el centro hoy. Y una secuencia de terror. Y soñé pasiones locas con vos. Y simplemente pasa que tengo ganas de verte”, dice la letra.
Guste o no, la prosa versificada de Chano es muy personal. En eso reside el mayor porcentaje del éxito de Tan Biónica. Y es justamente por eso que todo lo que tiene el grupo para aportar como contenio cuenta con éxito asegurado. El público en el primer show tuvo participación plena, bailando, saltando y cantando sus canciones favoritas.
Como líder natural, a Chano se lo ve a gusto como en ningún otro lugar cuando está en este marco. La historia de este cuarteto se remonta al secundario, cuando eran alumnos de un colegio que tenía sus recreos en la cancha de básquet del Estadio Obras, donde se han hecho tantos históricos recitales y festivales de rock, donde esos chicos fantaseaban con ser estrellas, metidos en camarines o caminando el escenario. Eran aquellos años en los que el profesor de música le pasaba la guitarra a Chano para que animara las tardes. Este recital también tiene algo de retorno a esos primeros tiempos. A canciones que quedaron olvidadas; incluso, a la que terminó de definir el nombre de la banda.
Si al escenario principal cada dos o tres temas se lo reemplaza por el que está ubicado en el otro extremo de la pasarela, para seguir tirando guiños a los que vieron a Coldplay, en un momento la escena se traslada a un tercer escenario (también llamado C) que el grupo utiliza para repasar temas que no fueron los más pedidos por el público, o aquellos que tienen más de veinte años y quedaron en el fondo, (es decir, en el comienzo) de la carrera de la banda. Todo esto en un clima decontraté siempre con su Chris Martin vernáculo como maestro de ceremonias. Está previsto que en ese bloque (también) haya invitados especiales, en algunas de las próximas funciones que Tan Biónica tiene pendientes.
El tramo final de este ajustadísimo show vuelve a la estética del comienzo, con mucho despliegue lumínico, tecno-pop a fuerza de piezas como “Ciudad mágica” y un final casi imprevisto, con la banda Airbag en pleno como invitada, para “Arruinarse”. El cierre, en este primer concierto, fue con el hit que faltaba, “La melodía de Dios”.
Vale decir que, cuando Tan Biónica dio sus últimos recitales como grupo, el contexto musical era otro. El show del 29 de septiembre de 2015, por ejemplo, donde participaron Fito Páez y su hija, como invitados. La música urbana no era un fenómeno incipiente, pero tampoco tenía el despliegue actual. Por lo tanto, una banda de pop-rock podía tener otro tipo de proyección. La presentación de este sábado que Tan Biónica hizo en Vélez no tiene ningún carácter de novedad, por cierto. De hecho, entre las primeras noticias que se conocieron sobre esta reunión, apareció la voz de Chano, que dijo, palabras más, palabras menos, que el grupo no había tenido una despedida. Y fue en esos términos que se planteó el primer recital en el Estadio José Amalfitani.
Muchos meses pasaron desde entonces, muchos tickets vendidos entre la primera y la quinta función programadas. Porque también hay que decir que si tanto los productores como la banda hubieran imaginado que esta juntada demandaría cinco shows de estadio, seguramente lo abrían planificado de otro modo. Sin embargo, la demanda del público se impuso y cualquier estrategia terminó corriendo por detrás de ese fervor. De ahí que fueran tres estadios para cinco funciones. La fiesta para el piberío (al decir de Chano años atrás, aunque ese público ocho años después ya no es tan “piberío”), recién comienza.
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