Nina Simone: la más apasionada diva del jazz y el hechizo de su versión de “Feeling Good”
La versión apareció por vez primera en la película Point of No Return (1993), un remake del clásico Nikita, de Luc Besson; con su estilo, la canción alcanzó un nivel de popularidad extraordinario y reafirmó a la pasional cantante como una de las más grandes referentes de la música de todos los tiempos
- 5 minutos de lectura'
Malhumorada, vengativa y problemática. O también: talentosa, libre e idealista. Los comentarios y apreciaciones sobre su personalidad, sus luchas y sus vaivenes emocionales crecieron con la misma intensidad que su carrera. Pero hay algo que a 21 años de la muerte de Nina Simone pareciera mantener un consenso inalterable: Eunice Kathleen Waymon -su verdadero nombre- supo ser la mejor y más terrible diva del jazz. A lo largo de su vida se mostró tan fuerte como vulnerable y logró que sus interpretaciones alcanzaran lo más alto de las críticas musicales. Su inmenso talento musical trascendió su vida y el racismo de su época. Quería todo y tuvo todo: el lodo y el oro.
Desde que era muy pequeña, Nina Simone le reveló su dones al mundo: a los dos años aprendió a tocar su primer instrumento, el órgano, y a los cuatro ya interpretaba el piano en la iglesia. “Todo lo que me ocurría cuando era niña tenía que ver con la música. Era parte de la vida cotidiana, algo tan automático como respirar”, relató Nina en su autobiografía.
Rebelde con causa
Desde temprana edad, su voz profunda y feroz se distinguió no sólo por su talento sino también por su capacidad de defender sus convicciones. Con sólo 11 años marcó la diferencia: mientras ofrecía un recital de piano se negó a tocar hasta que les devolvieran los asientos de la primera fila a sus padres. “Cuando levanté la vista vi que estaban expulsando de sus asientos a mis padres, que estaban con sus mejores galas, para ubicar en su sitio a una familia blanca. Y que papá y mamá lo permitían”, recordó en sus memorias.
Poco a poco, la discriminación racial fue marcando cada uno de sus movimientos. Su sueño era convertirse en la primera gran concertista negra de música clásica. Pero ese era un mundo de privilegios, reservado a una élite en la que ella tuvo vedado formarse, por su color de piel. Cuando la rechazaron en el Instituto de Música Curtis, de Filadelfia, su conciencia sobre el racismo alcanzó un punto sin retorno. Enfurecida con ese contexto adverso con el que tuvo que lidiar toda su vida, no temió convertir la lucha por la defensa de los derechos civiles en su bandera.
Durante buena parte de los años 60 y 70, sus convicciones la llevaron a convertirse en una referente del activismo en las causas por la defensa de los derechos de la población afroamericana. Así fue como grandes éxitos de su autoría, por ejemplo “To Be Young, Gifted and Black”, se convirtieron en todo un himno para los movimientos sociales de aquella época.
Con el tiempo, la artista dio rienda suelta a su creatividad, grabó más de 40 discos y fue reconocida como una cantante de relevancia mundial. Artistas de todos los géneros -desde Aretha Franklin hasta Madonna, pasando por Elton John, Adele e incluso Kanye West- se inspiraron en ella y admiraron su potencia artística.
En 2003, dos días antes de su muerte, alcanzó aquello que tanto había buscado en su juventud: el Instituto Curtis, aquel que la había rechazado en sus primeros años de edad por su color de piel, y que casi provoca que abandone la música para siempre, le otorgó un título honorífico.
Feeling good: el himno a los nuevos comienzos
Una mujer se despierta y corre la cortina para que un rayo de sol ilumine las plantas. La luz cálida envuelve el ambiente. Un hombre se sirve una copa de vino mientras mira el atardecer. Un niño se sorprende con el canto de los pájaros. Cualquiera de esas escenas se convierte en imagen cinematográfica si, de fondo, esas personas comunes musicalizan su día con “Feeling Good”, cantado por Nina Simone.
Compuesta en 1965 por Anthony Newley y Leslie Bricusse para el musical The Roar of the Greasepaint – The Smell of the Crowd. La “Suma Sacerdotisa del Soul” conmovió al mundo entero con la apasionada versión de la canción. Y es que ese color único de su voz y esa capacidad extraordinaria para desplegar sensualidad y personalidad a la composición le abrieron a “Feeling Good” las puertas del cielo de las canciones.
Su voz profunda y resonante combina elementos del jazz, el soul y el blues y le dan al tema una calidad única, que lo distingue de otras versiones. La experiencia auditiva de su impronta dejó huella en numerosas películas y programas de televisión, como Los intocables, Operación Skyfall, Una buena receta y el episodio final de Six Feet Under, que lo incluyeron como parte de su banda de sonido.
A lo largo de su carrera, Nina Simone recibió numerosos reconocimientos y premios por su contribución a la música y la cultura. En 2018, fue incluida póstumamente en el Salón de la Fama del Rock and Roll en reconocimiento a su impacto dentro de la música popular.
Otras noticias de Grandes historias de canciones
Más leídas de Música
"Pacto de sangre". Airbag: la banda que sobrevivió a estafas, sigue “al costado” de las modas y llena estadios
Lo que se sabe. Luis Miguel: crecen los rumores sobre su regreso a la Argentina, para el cierre de su gira
"Te amo así". Greeicy: el recuerdo de su famoso exnovio argentino, su amistad con Tini y su debut en el Gran Rex
A los 84 años. Murió Willy Quiroga, el emblemático cantante de Vox Dei