La cantante rosarina se presentará el 30 de octubre en el ciclo Movistar Fri Music, con entradas gratuitas para los clientes de la marca y transmisión por YouTube; en una extensa charla con LA NACION, la artista repasa su año, recuerda los miedos que dejó atrás y de por qué siente que termina una etapa con este show
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Llega con su peinadora, su estilista y con la idea de subir al escenario en el primer gran show de Duki en Vélez con un look un tanto particular. Enseguida la descarta pero se pone a pensar en otra. La cabeza de Nicki Nicole (Nicole Denise Cucco) no para. A los 22 años y a solo cuatro de haber irrumpido en la industria musical con “Wapo Traketero”, ese hit que, dice, nunca dejará de cantar, la gran estrella que conquista mercados ahí donde nunca antes había pisado un artista argentino, se dispone a empezar una nueva etapa. Este 30 de octubre llegará al Movistar Arena en el marco del ciclo Movistar Fri Music y desde hoy los clientes de la empresa telefónica podrán solicitar sus tickets gratuitos a través del Club Movistar. Además, el show será transmitido por el canal de YouTube de la marca: https://www.youtube.com/c/MovistarArgentina.
Viste deportiva y de blanco y tiene el don de hacer sentir a gusto a quienes acaba de conocer desde el saludo inicial. Al final se despedirá con un: “¿Viste que hablo mucho?”, pero mejor empecemos la película desde el principio, desde este nuevo desafío en su vertiginosa carrera.
-¿El show del Movistar Arena cierre la etapa de Parte de mí y da lugar a la previa del nuevo disco?
-Esa es la idea. Obviamente es un cierre de etapa, yo nunca voy a dejar de tocar ese disco ni el anterior, pero sí pasa algo que el enfoque empieza a estar en otras cosas. Ahora con la etapa de música nueva y todo lo personal que acompaña esa nueva música, está bueno darle un cierre para que uno también mentalmente diga: “ahora ya me puedo enfocar en lo nuevo”. Está bueno dividirlo así, porque realmente se producen etapas musicales con los discos. Escucho mi primer disco y el de ahora (Recuerdos y Parte de mí) y encuentro cuánto me cambió la voz, cuánto aprendí en lo personal. Pienso en mi mentalidad de ese tiempo, a dónde quería llegar y en la de ahora y dónde quiero llegar con el nuevo disco. Si lo conseguí, si no lo conseguí. Está bueno que esas etapas se noten en el Movistar Arena, que cada disco mantenga su esencia, un equilibrio, me refiero a que se respeten las distintas etapas pero no que todo sea lo mismo.
-Tenés una banda fija que suma millas a la par tuya, ¿no?
-Sii. Y la banda que tengo no son solo personas con las que me junto a tocar, son personas con las que desarrollé una gran relación, son muchos más grande encima, se aprende un montón.
Nicki se refiere a Juan Giménez Kuj en dirección musical y bajo, Jeremías Segall de Rosa en baterista, Florencia Iribarne en teclados, Andrés Cortés en guitarra y Camila Ibarra y Ayelén Zuker en coros. “Son músicos que han tocado con muchísima gente. Tocan increíble y saben muchísimo de música. Me enseñan y tengo un gran lazo musical y personal con ellos. Está bueno crear en comunidad con tu banda, como pasó en el Tiny ⌊se refiere al Tiny Desk, el formato de conciertos íntimos de la NPR, la radio pública de Estados Unidos, en el que brilló con su banda⌋. Solo no lo disfrutás igual.
-En el Tiny Desk las canciones suenan de otra manera, con un color único, además del gran aporte del bandoneón.
-Es lo que aprendí de ellos. Me pasa con Juano, director de la banda, que me enseñó el mundo de los arreglos, cómo hacer para que las canciones no pierdan su esencia pero que puedan sonar de otra manera y así también llegar a otra gente. Eso yo no lo sabía, lo aprendí en el Tiny. Algunos temas incluso dije: “cómo no los hice así de una”. Eso lo aprendí de ellos. Ahora saco un tema y pienso en un arreglo. En cada oportunidad que se te presenta vas aprendiendo, eso es lo piola de trabajar en comunidad. Van pasando un montón de cosas y a veces ellos aprenden de algo que digo yo. La verdad que llegamos muy preparados al Arena.
-Tocaste en muchos festivales estos últimos dos años. Esa experiencia te debe haber servido para afianzarte como cantante en vivo, ¿no?
-Sí, en los festis tocás como podés. Tenés que darle para adelante. La otra vez tocamos en un lugar que tenía una súper acústica y estábamos todos aliviados. Y en el Movistar se va a escuchar increíble. Cuando venís de vivir distintas situaciones en los festis, un show propio es más fácil, te escuchás bien, podés crear lo que querés. Siento que es un buen momento para hacer un show como este, me siento segura.
-¿Cómo surgió el tema y el nombre, “Nobody Like Yo”?
-Surgió porque quería hablar un poco de la dependencia emocional. Depender de la gente, del qué dirán, de una pareja, depender de ese otro yo que siempre te está castigando y tirándote abajo. El mensaje es para quien lo capta. Sentí que para esta nueva etapa hablar de esos conceptos de dependencia era importante. Podés un día depender de una persona y te cuesta controlarlo, del qué dirán, cosas que te llevan a no disfrutar de lo que vivís. Me pasó mucho tiempo y ahora que estoy en otra siento que está bueno poder hablar de eso. Es lo que quise hacer con “Nobody Like yo” y me llegaron bocha de mensajes de gente diciéndome: “quiero ganarle a mi otro yo, poder acallar esa otra voz”. Nadie habla casi de eso, de cómo nos tiramos abajo a nosotros mismos todos los días. Está bueno afrontarlo y saber que no somos nuestras voces en la cabeza, no somos lo malo que nos decimos, es una imagen nuestra que tenemos, que a veces somos nuestros peores enemigos. Está bueno enfrentarlo y entender que si uno se siente seguro y tiene talento, no es egocéntrico por eso. Hay gente que se persigue mucho, pero los límites están en tu mente.
-¿Ahora te sentís más capacitada para volcarlo en un tema, más alejada de ese momento?
-Tal cual, hoy siento que me separé de eso. Cuando tenía tanta dependencia de todo... también va de la mano de la inseguridad y de los miedos, creer que todos los demás tienen razón, que lo que está en mi mente es verdad y al salir de a poco de eso, al seguir creciendo, porque fueron tres años desde que arranqué pero pasaron muchas cosas en el medio, ahora puedo hablar de eso y decir cómo son las cosas. Pero en ese momento yo sentía que era normal lo otro, darle la razón a la gente que tiraba malos comentarios, creer que no era buena artista y sentía que eso le pasaba a todo el mundo, hasta que pude salir de esa situación. Está bueno primero hablarlo, porque cuando lo hablé me dijeron que las cosas no tienen que ser así y está bueno dar ese mensaje, porque quizás hay mucha gente del otro lado normalizando esas situaciones, que no logran disfrutar de lo que hacen, personas que se sienten inseguras, insuficientes con lo que hacen. En esta etapa mi mensaje es hacerlos sentir como lo que realmente son, gente que puede cumplir todo lo que se propone.
-¿Te pasaba en la escuela de sentirte que no estabas en el grupo de los más exitosos y cancheros?
-Más que en la escuela me pasó a nivel personal. Por suerte mi familia siempre me apoyó en todo lo que quería hacer. Más que nada me sentía muy insegura y dependiente en el amor. Creía que la cosa funcionaba así, hasta que hoy en día con la relación que tengo con Mateo (Trueno, el alias artístico de Mateo Palacios Corazzina) aprendí que era todo lo contrario. Esta es una relación sana, una relación en la que él me hace sentir segura y yo le transmito seguridad a él. Es algo personal que uno va desarrollando y creyendo que está piola. También depende de cómo crecés y dónde te ubicás. A mí me pasó que fui creciendo y creyendo que no merecía un montón de cosas buenas. Entonces al creer que no las merecía no me dolía no tenerlas. Creía que estaba bien y que era normal así, que tenía lo que merecía. Cuando llegó Mateo a mi vida dije: “esta persona tan buena no me la merezco”. No es merecer más o menos, es la inseguridad de uno que hace que no pueda disfrutar nada. Yo con él aprendí un montón, y también con mi familia, con la música, con mis fans. Al principio me pasó que mucha gente me venía a saludar, me decía que le gustaba mi música y yo pensaba que no lo merecía, que era algo que se iba a terminar pronto. Todo el tiempo pensaba lo peor. Y está bueno trabajarlo, dejar las inseguridades de lado y tener otros pensamientos. La dependencia es un camino de ida que si no te rescatás empezás a vivir así todo el tiempo. Si no lo hablás te encerrás en ese mundo.
-Si no tenías un modelo cerca a mano podías verlo como algo muy distante, incluso como que eso era algo de ficción, que sucedía solo en las películas...
-¡Claro! No sé qué me hizo pensar que yo merecía menos que los demás, pero una vez que arrancó, arrancó. Me ha pasado de personas que se han ido o que han decidido irse, de entrar a su perfil y ver que me habían mandado un mensaje: “Che, tal día es mi cumpleaños, ojalá puedas saludarme”. Y ver eso fue fuerte. Capaz yo le cambiaba el día o la decisión, o capaz que no, pero con eso entendí que nunca sabés lo que le está pasando al otro y no te cuesta nada preguntarle cómo está, cómo se siente. Yo tengo fans muy chicas y tal vez creen mucho en estereotipos de belleza, en ideas que ven en las redes y está bueno mandarles un mensaje y ver cómo están. Conocí a muchas, de hecho, del team de Argentina y siento que estar con ellas es apoyarlas también en lo que sueñan, conocer a las mamás que viajan con ellas muchas veces desde muy lejos. Eso está re piola, a ellas las hace muy felices y yo también soy muy feliz cuando estoy con ellas y valoro un montón el tiempo que se toman en hacer cartas, regalos. Y me doy cuenta de todo lo lindo que se puede generar gracias a la música. Hoy en día es más fácil encontrarse con los fans. En la época del rock, ¿cómo hacías? Hoy por ahí entro en las etiquetas de Instagram y encuentro a los que me etiquetaron en un show, y digo: “¿A ver si encuentro a la chica que tenía el cartel en el que me decía que era su cumple y la puedo saludar?”. Me encanta conectar con ellos y es algo que quiero que siga pasando.
-Siempre contás cómo empezaste, la mano que te dieron Duki, Cazzu y Bizarrap. Me imagino que sos muy amiga de ellos y siguen todos muy conectados...
-Re. Me pasa mucho que soy medio colgada y los veo cada tanto. El otro día fui al cumple de Lit Killah y me dijo: bien, saliste de tu casa. Es que cuando vuelvo de una gira me quedo en casa durmiendo. Pero cuando los veo lo que más me gusta de los pibes es que entre nosotros todo sigue igual. Al Biza hace mucho que no lo veo y sé que cuando lo vea en los Vélez del Duko (en referencia a las dos primeras fechas que ya realizó Duki) va a estar todo bien. Es como cuando ponés un jueguito en pausa y lo retomás mucho tiempo después. Eso es lo que me gusta de nuestra relación, porque nos entendemos todos, sabemos en la que estamos, todos de gira, todos en sus cosas y que nada cambió; simplemente estamos trabajando.
-Hay un crecimiento en paralelo, más allá de que uno la pegue más hoy y a otro quizás le toque mañana...
-Y nos entendemos en un montón de cosas. A mí nunca uno de los pibes me ha mandado un “no me respondés”. Saben en la que estamos y también me pasa un montón con Mateo, los dos estamos en la misma. Él a veces llega ultra cansado de gira y es normal. Yo agradezco tenerlo a él en mi vida porque me entiende más que mi mamá. Mi mamá no vive lo mismo que yo y a veces bajo del escenario y me llega un mensaje en el que me dice: “¿Por qué no me llamaste?”.
-¿Cuál es tu dinámica, tu rutina durante las giras? Hay mucho laburo pero también bastante tiempo muerto...
-En las giras hay mucho tiempo muerto. Tengo un equipo que es bastante... ¡bah! yo les pido aprovechar el tiempo muerto. Ahora me gusta aprovecharlo más, antes quizás prefería dormir, pero ahora que estoy más activa y más segura con lo que hago. En España, por ejemplo en los días libres de la gira íbamos al estudio. Después nos quedábamos en el hotel con los músicos, juntándonos en una habitación. Uno inconscientemente junta todos los ratitos para seguir haciendo lo que le gusta. Por ejemplo, para mirar películas. Me gusta mezclar lo teatral con lo musical, ver películas de ciencia ficción y también hay días que prefiero dejarlos fluir. Uno se siente re culpable cuando tiene tiempo libre y cree que no es productivo, pero descansar la mente y estar tranqui es muy productivo. Yo juego media hora a Los sims y me siento mejor que antes. Conectar con esas cosas que te gustan está bueno a veces y no hay que sentirse culpable. Pero mis rutinas cambian todo el tiempo. Ahora estoy acá en la Argentina y estoy entrenando, porque puedo cumplir y hace un tiempo, cuando estuve dos meses en España, llevaba otra vida, otro horario, con mucho calor y en pleno verano europeo, con otras costumbres. Estábamos de gira e íbamos y veníamos, a Santiago de Compostela, también nos fuimos a Suiza. Golpes y golpes de aviones, porque los aviones en un punto te pegan. Pero ahora disfruto de esas giras, no las veo como una obligación y uno al estar disfrutando puede tener sueño, estar cansado, pero cuando sube al escenario todo eso queda atrás. Me ha pasado de dormirme sentada antes de subir y después bajaba del escenario y quería seguir, porque sentía que me quedaba una energía acumulada.
-¿Qué tal Suiza? Tocaste en un festival de jazz con mucha historia, muy prestigioso, el Montreux Jazz Festival...
-¡Hermoso! Primero Suiza es increíble. Yo vi muchos videos de Suiza y pensé que cuando llegara no lo iba a ver tan así. Me pasó con Los Ángeles, que no es como te lo pintan, hay mucha gente viviendo en las calles, pero Suiza es increíble. Tuve el placer de poder llevar a mi mamá. Tocar en ese lugar fue una locura, son los lugares en los que te ponés más nervioso. No me conoce mucha gente, no hablo el idioma, tengo que mostrarles quien soy. Lo que hicimos fue una versión acústica, siguiendo las posiciones del Tiny Desk y haciendo las canciones más tranquilas, ya que era un festi de jazz. El venue se llenó de gente bailando y gozando. Es otro público, no solo va a ver sino a disfrutarlo de otra manera. Había muchos latinos que se sabían los temas y una bandera de Argentina. Siempre hay una bandera de Argentina, a donde sea que vaya. Era un público más grande y fue un show diferente. Después hubo una fiesta, una jam en la que todos los músicos del festival podían subir a tocar y subió una piba que cantó zarpado. Mi mamá me preguntaban quién era. “No sé ma” (ríe con ganas).
-¿Era la primera vez que viajabas con ella?
-No, con ella viajamos a España no solo esta vez sino la anterior también. Y al interior viene también. En este viaje a España, antes de salir para Suiza, festejamos su cumpleaños en un restaurante argentino. ¡Comimos milanesas! A ella le re gusta viajar. La primera vez que fuimos a España fue su primer viaje en avión. ¡No sabés lo que fue! Pensó que el avión se caía, pero estuvo muy bueno.
-Tenés tres hermanos, Kevin, Micaela y Guido. ¿Sos de compartir muchas cosas con ellos?
-Re. Ahora les estoy haciendo la visa. La quisimos hacer antes y justo empezó la pandemia. Mi hermana Micky ya la tiene, que fue mi asistente durante mucho tiempo y venía a las giras y mis dos hermanos lo que tienen es que ellos trabajan en Rosario. Mi hermano más grande tiene novia, ya está viviendo en otro lugar y a veces es medio difícil decirles que vengan que voy a estar diez días en tal lugar. Al Movistar van a ir y mi idea es sacarles la visa para poder planear todos juntos unas vacaciones. Las giras, para alguien que va de acompañante,son un poco embolantes, porque son heavies. España fue súper heavy, mi mamá vino al final del tour para evitar tanto avión y bondi, pero no tenés todo el tiempo para estar con quien te acompaña. Me pasaba con mi mamá que se levantaba temprano y me decía: “Te estoy esperando abajo en el desayuno para tomar mate”, y yo me levantaba a las dos de la tarde porque el día anterior había tocado y no me daba el cuerpo para estar en todo. Se pone un poquito histérica, que es algo de familia, pero lo entiende.
-Dijiste que nunca a vas a poder dejar de cantar “Wapo Traketero”, ¿no?
-Tal cual, es una canción que siempre voy a hacer y pasa algo muy mágico cuando suenan ya los coritos del principio. Siempre la dejo para lo último, así se la olvidan en algún momento y se sorprenden cuando la hago. Siento que detrás de la canción vienen un montón de recuerdos de lo que vivió la gente en ese año. Me pasa mucho que citen una canción mía y digan: “Me acuerdo que en ese momento estaba en tal cosa”. Se acuerdan de una persona y verles la cara de “¡Oh! mi ex”, “¡Oh! mi amiga” o “Con esta canción me dejaron” y cosas así. Es una canción que me encanta y que fue tomando distinta formas. En el Tiny tomó una, en los Latin Grammy otra y hoy en día hay una parte que nunca la canto, que me la olvido pero no pasa nada, siempre sale. La canta más la gente que yo.
-Soles hablar de tu amor por Amy Winehouse. ¿Qué te pasa cuando la escuchás?
-Es mi artista favorita. Yo sé que hay personas que tienen más trayectoria, más éxito que ella, pero si tuviera que escuchar toda mi vida a una sola persona sería a Amy. No sé qué es lo que me pasa con su historia y con su música. Pasa el tiempo, descubro más artistas, pero ella no sale del puesto preferencial que ocupa en mi vida.
-Ahí tenés a alguien que no pudo decir lo que le pasaba y que tenía relaciones tóxicas, desde su padre hasta sus parejas...
-De hecho yo empecé a escuchar su música sin saber si historia. Una vez, en 2019, estando en Miami, me quedé en el depto de Fede, mi manager (Federico Lauría), que me lo prestó. Ahí tenía el disco de Amy y me puse a escucharlo mil horas. El tenía el Netflix yanqui y me dijo: “Fijate que está el documental sobre su vida, pero está en inglés”. Yo no hablo inglés pero lo vi de manija y aunque no entendía nada supe todo lo que le había pasado, su historia. ¡Le pasó la peor! Las malas decisiones, la mala gente que tenía al lado y me re flasheó, me rompió el corazón. Cuando la empecé a escuchar sabía que había fallecido pero no sabía por qué y cuando me enteré de todo lo que vivió empecé a escuchar su música con otro oído, a entender las canciones. Ahí entendí que tenés que saber bien de quién te rodeás y qué decisiones tomás. Mucho cuidado con las drogas porque estás en un momento de mucho estrés, mucha ansiedad, muchas metas por cumplir y te puede pasar. Me rompió el corazón ver que no la dejaron ir a los Grammy y que gana el premio y no está ahí. Siento que todo el documental la vi más a ella de chiquita, en caja niño y me enseñó mucho ver eso porque es todo lo que no quiero para mí. También me sirvió para agradecer que estoy rodeada de gente que no busca lucrar conmigo.
A las últimas palabras le siguen el stop del grabador que da por terminada la charla. Ahí es cuando Nicki dice: “¿Viste que hablo mucho?”. Una nueva sonrisa, una selfie con el cronista y la certeza de que estamos ante una figura que recién está despegando, que tiene muchas sorpresas para dar acá nomas y a miles de kilómetros de su Rosario natal también.
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