En una charla íntima con LA NACION, la cantante deja ver su costado más profundo, se proyecta como actriz y prepara sus presentaciones en el Movistar Arena: “Estoy como una niña contando los días para darle lo mejor de mi a la gente”
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Cuando Nicki Nicole está en el país su agenda explota. El andar de la chica rosarina que pasó de filmar “Wapo Traketero” arriba de su bicicleta adolescente a cantar en The Tonight Show de Jimmy Fallon es pausado -para veloz está el ascenso de su carrera- y se desliza con cadencia propia: detrás de la capucha de su buzo y de sus pantalones extra grandes habita una mega estrella de 22 años y 1,45 metros. Dueña de una frescura inalterable y un estilo distintivo, Nicki conquista mercados ahí donde nunca antes había pisado un artista argentino.
Nicki está cansada. No para. Ahora, mientras presenta su tercer disco, Alma y agota entradas para sus shows del 26 y 27 de agosto en el Movistar Arena, su vida se alterna entre notas de prensa, contenido para las redes, eventos y una serie de compromisos en la discográfica. Recibe a LA NACION unos minutos después de publicar una foto durmiendo en el piso en un recreo entre nota y nota. “¿Te interrumpí la siesta?” pregunta esta cronista. “No te preocupes”, responde Nicki y sonríe. El agotamiento no le impide reconocer el privilegio de vivir de lo que le gusta. Tiene la lucidez de percibir el amor que recibe de su público. Poco a poco, en una charla íntima y extensa se va soltando, va dejando ir al “lado B” de la fama y empieza a develar sus encantos, a dejar ver su Alma.
más agotada que la preventa 💋 pic.twitter.com/NhL3WbBVPX
— naiki (@Nicki_Nicole19) May 23, 2023
–El disco se llama Alma ¿Cuál es el alma del disco, el motor?
–Muchas de las experiencias que viví y los momentos que fui transitando a raíz de distintas situaciones y aprendizajes en lo personal fueron los que marcaron mucho la impronta de este disco.
–¿Por qué este disco en este momento?
–Tiene que ver con un proceso interno. Siento que era el momento de dar este mensaje para poder seguir adelante también. Es un punto de partida de algo increíble que se viene. En este proyecto estoy más abierta a sonidos experimentales y a todo lo que es mostrarme como soy en un cien por ciento, pero sin perder la esencia del principio.
–En la portada del disco hacés un triángulo en alusión al corazón, la mente y el alma ¿Hoy sentís esas tres cosas en armonía?
–En este momento si, pero cuando armamos el disco no las sentía en sintonía. Sentía una gran desconexión entre esos tres puntos que son los que nos hacen quienes somos y parte de este disco fue para sanar esas tres cosas y lograr que estén en sintonía. Hoy me siento muy feliz y aliviada de poder darle este disco a la gente y que también puedan sanar.
–¿Sentís que a veces la mente le gana al corazón o al alma?
–Depende de la situación, a veces mi mente se adelanta a muchas cosas que quiero hacer y eso no me permite estar en el presente. A veces mi corazón manda y termino haciendo cosas que mi mente me dice que no están piolas, pero siempre que manda el alma es cuando mejor salen las cosas, porque es la esencia pura de uno.
–La palabra alma nos lleva a algo profundo, espiritual. ¿Vos te considerás una persona espiritual?
–Soy bastante espiritual, la verdad. En este último tiempo me metí muchísimo en esa faceta mía, no sólo por el concepto del álbum, sino también para reconectar conmigo misma en muchas cosas que tienen que ver con las energías. Antes de tener una carrera musical y de tener una identidad como artista solía visualizar mucho las cosas sin saber que eso era la ley de atracción y que tiene mucho que ver con la física y con lo espiritual también. Sin saberlo, yo ponía en práctica y a prueba la visualización y la proyección. Ponía a las cosas en intención. Creo que eso tiene mucho que ver con lo que nos vibra, con las intenciones y las intuiciones. Me siento muy espiritual.
–¿Creés que lo que estás viviendo hoy con la música estaba signado por tu destino?
–Creo que había como un imán que desde siempre me traía a ser cantante y artista. Había algo magnético que me llevaba a lugares y situaciones donde la música sonaba, o donde se hablaba de música, ya sea personas o contactos de todo tipo. Se me presentaban oportunidades y decidí aprovecharlas todas.
–Hay mucha gente que ama la música como vos pero no tiene tu trascendencia. ¿Crees que hay algo de azar en tu fama?
–Siempre lo pienso y es muy loco no saber si es azar o si es destino. Más allá de lo que sea, yo sé que es algo que intencioné mucho sin saberlo. Cuando tenía 16 años y me preguntaban a qué me iba a dedicar, yo sabía y estaba segura que me iba a dedicar a la música. Y se notaba que los otros creían en mí. Me decían: “No sé cómo pero te veo muy confiada y seguro que eso va a pasar”. Y creo que es lo primero para ir hacia lo que uno sueña.
–¿Te ves toda la vida haciendo música?
–No sé si me veo con 80 años cantando “Colocao” en un show (risas), pero me encantaría dedicarme al arte. Creo que música voy a hacer siempre, pero también me gustaría hacer otras cosas, me gusta mucho la actuación. Siempre me gustó mucho pero todavía no me animé. En la única serie que estuve, lo hice de jurado y no tuve que interpretar un papel, hice de mi misma. Pero me encantaría probar eso y también producir. Creo que nunca voy a dejar de cantar, pero con 80 años mejor estar tomándome una siestita que yendo a tocar. Hay que saber cuándo parar.
–¿Qué papel te gustaría hacer?
–Es algo que siempre quise hacer y se me han presentado grandes oportunidades, así que me gustaría ir por ahí. Me gustaría empezar de forma progresiva porque aunque yo diga “quiero hacer esto”, hay que aprender y me gustaría hacer papeles que se alejen de lo que yo soy. Sé que lleva tiempo aprender, así que empezaría por cosas pequeñas para después animarme a más tiempo en pantalla. Me encantaría ser parte de algo como Mujeres asesinas. Me fascina cuando se narran casos reales. La película de La Noche de los Lápices también es algo que me encanta. Pero sé que son papeles súper serios.
–La Joaqui o Bizarrap construyen una identidad artística distinta a su identidad cotidiana. ¿Vos sentís que te montás en un personaje a la hora de cantar para lidiar con la exposición?
–Siento que ahora no. Ya me acostumbré al escenario pero creo que al principio te lo armás como escudo. Armás un álter ego que hace todo lo que a vos te da miedo hacer. Obviamente que Nicki Nicole no es igual a Nicole, pero hoy busco la transparencia. Y hoy en día por suerte perdí la timidez en el escenario, pero en la calle sigo siendo muy tímida (risas).
–¿En qué es diferente Nicki Nicole de Nicole? ¿Sólo en la timidez?
–Nicki Nicole es bastante genérica en respuestas, en cosas y a Nicole en entrevistas más íntimas le salen respuestas más filosóficas sobre lo que pienso y me olvido que estoy en una entrevista.
–Te exponés más
–Sí, a veces tengo que decidir si van a entrevistar al personaje o a la persona.
–Hoy la música urbana es un boom absoluto. Y los distintos artistas -sobre todo las mujeres- en vez de subirse a una lógica de competencia como pasaba antes, apuestan por aliarse y armar colaboraciones juntas.
–Creo que nunca hubo competencia entre los artistas. Eso fue algo que creaba la gente desde afuera. Nunca hay presión porque cada una tiene su esencia, su estilo y por algo Lali es Lali y yo soy yo, porque tenemos músicas diferentes, estilos diferentes, mensajes distintos y siento que nunca nace de un artista el competir con el otro. Eso es algo más de la gente y que lo asocian sobre todo a las mujeres. Muy pocas veces he visto comparaciones en hombres. Pero no es algo que vaya conmigo. Ni puertas adentro ni puertas afuera avalaría eso.
–¿Cuáles son los desafíos de una mujer joven como vos en la industria musical?
–Yo llegué en un momento en el que ya muchas habían luchado por el lugar de la mujer en la industria. Ivy Queen, por ejemplo, sí tuvo que romper con muchas cosas donde todavía no había muchas mujeres, sobre todo en el género del reggaetón y ella instaló un lugar ahí para todas las demás.
–¿Cómo manejás las presiones?
–Hoy en día no me siento presionada. Está el qué dirán pero no me afecta como antes. Sé lo que soy, lo que hago y lo que no hago. Sobre todo en mi música. Ya no puede venir alguien que no tenga criterio musical a decirme que está bien y qué está mal porque eso ya no lo permito y a no ser que sea una crítica constructiva no lo tomo.
–¿Cómo lidias con la exposición en lo que tiene que ver con lo estético y con tener que estar produciendo todo el tiempo hits?
–Eso depende de lo que quiera hacer cada uno y a lo que llames hits. Para mi un hit es un tema que está hecho con el corazón y que a cada persona que lo escucha le llega y le cambia la vida. Eso a mi me pasa con muy pocos temas. Que pasen los años y que siga siendo un temón. Me pasa con la “La incondicional”, de Luis Miguel y eso que la primera vez que lo escuché no había vivido ningún romance, era muy chiquitita y sin embargo fue uno de esos temas que me atravesaron. Pero siempre va a depender a lo que cada uno llame hit.
–¿Cómo hacés para ser fiel a tu estilo habiendo tantos estímulos dando vueltas?
–Cada artista para hacer su álbum tiene cábalas diferentes y eso lo respeto. Yo suelo escuchar mucho más cuando estoy por hacer un disco. Trato de volver a mis raíces y ver por qué escucho lo que escucho y estudiar los códigos de cada género.
–¿Qué te gustaría que le pase a la gente con tus temas?
–Que a través de ellos puedan sanar, puedan encontrarse, puedan tener un momento en donde cierren los ojos y gocen la música. Eso para mí es lo más importante de la música: que te de segundos de placer. Estoy como una niña con el Movistar Arena, estoy contando los días para darle todo a la gente.
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