Nick Rhodes, de Duran Duran: la banda que nunca pasa de moda, los años 80 y la fiesta de Halloween que desembocó en su nuevo disco
En diálogo con LA NACION, el tecladista habla de Danse Macabre, el álbum en el que conjugan viejas canciones, covers y temas inéditos; la inteligencia artificial, cómo hubiese vivido la “Duranmanía” en los 80 si hubiesen existido los celulares y el secreto de los 45 años de carrera
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Durante muchos años, Duran Duran parecía una banda en la que cada detalle y cada movimiento habían sido estudiados con minuciosidad antes de ser ejecutados. Con más de cuatro décadas a cuestas, su historia atravesó ciclos aleatorios de fama, éxito, reinvención, nostalgia y actualización sonora, siempre desde ese lugar donde el pop, la new wave y la música bailable parecen tener un terreno en común. Canciones como “Girls on Film”, “Rio”, “Hungry Like the Wolf”, “The Reflex” y “Notorious” ubicaron a la banda como un fenómeno global durante los ochenta y sentaron bases lo suficientemente grandes como para que la banda pudiera mantenerse activa todo este tiempo aún sin replicar su pico de popularidad.
Después de años de ensayo y error en lo musical, en 2004 la formación original de Duran Duran volvió a la carga: el cantante Simon LeBon, el tecladista Nick Rhodes, el bajista John Taylor, el guitarrista Andy Taylor y el baterista Roger Taylor (ninguno de ellos emparentados) generaron en Astronaut un regreso a su mejor forma. Y si bien Andy se retiró al poco tiempo, sus cuatro compañeros siguieron adelante en un proceso que incluyó varios cambios de productores y coqueteos con distintos estilos para intentar responder un gran interrogante: ¿cuál es el lugar que Duran Duran ocupa en el pop del siglo XXI?
La respuesta parece estar en Danse Macabre, un álbum nacido en cierta manera del azar y en el que conviven canciones nuevas con reversiones de algunas perlas ocultas de su propio catálogo (“Night Boat”, “Secret Oktober”, “Love Voodoo”) y una selección de covers que incluye a The Rolling Stones, Billie Eilish, Talking Heads, The Specials y Siouxie and the Banshees. “Fue completamente por accidente”, explica Rhodes a LA NACION para explicar el origen del álbum. “Teníamos programado tocar en la ceremonia de inducción del Salón de la Fama del Rock and Roll en noviembre del año pasado. Como era un evento grande que iba a ser televisado a todo el mundo, decidimos hacer un par de shows antes. Estábamos en la costa oeste esperando opciones y nos ofrecieron tocar en Las Vegas en la noche de Halloween, así que sonreí y pensé: ‘Esta es la oportunidad, aprovechémosla’”, dice el tecladista sobre lo que fue el punto de partida para el álbum.
-¿Y cómo fue que ese show se convirtió en el origen de un nuevo disco de Duran Duran?
-El hecho de estar en Las Vegas en esa fecha tenía un atractivo particular, porque en Estados Unidos celebran Halloween a lo grande, entonces pensamos en hacer algo temático, con una puesta en escena y canciones que fueran especiales para esa noche. Lo primero fue aprender algunos covers que de alguna manera parecían encajar con ese evento: “Psycho Killer”, de Talking Heads; “Spellbound”, de Siouxie and the Banshees; Simon quería hacer “Paint it Black”, de los Rolling Stones, yo quería hacer “Supernature”, de Cerrone. De repente teníamos cuatro o cinco canciones que aprendernos y lo siguiente fue aprendernos las canciones de Duran Duran que podían encajar en esa misma temática. Ya teníamos cosas como “Hungry Like the Wolf” y Wild Boys”, que parecían apropiadas para esa fecha, pero después quisimos sumar cosas como “Secret Oktober” y “Lonely on Your Nightmare”, y de repente para este pequeño show terminamos con quince canciones que nos teníamos que aprender. Era mucho para hacer, y supongo que todos me estaban maldiciendo por haber tenido esta idea, pero al final logramos encontrarnos el tiempo para hacerlo y fue divertido, todo el mundo disfrutó la experiencia. Después del show, nos miramos entre nosotros y nos dijimos “Ya que nos sabemos estas canciones, bien podríamos ir y grabarlas”. Fuimos al estudio, grabamos estas versiones y lo siguiente fue pensar en agregar temas nuevos, y terminó siendo la mezcla más extraña que tuvimos en algún disco, con canciones nuevas, una pila de covers y versiones de nuestros propios temas del principio de nuestra carrera.
-¿Y cómo eligieron esas versiones? ¿Cómo encajan en el universo de Duran Duran?
-Creo que esa selección te informa un poco sobre lo que es Duran Duran. Tenemos un amplio espectro, amamos la música y no es un problema para ninguno en la banda amar la canción “Ghost Town”, de The Specials y también amar “Bury a Friend”, de Billie Eilish. Hay muchas décadas entre el lanzamiento de esas dos canciones, pero al mismo tiempo ambas son piezas increíbles de música. Si le sacás todas las etiquetas que le ponen a la gente que las hizo, te quedan canciones increíbles, y eso fue lo que elegimos: canciones que tuvieran un sentido del humor oscuro, que encajasen con las otras que habíamos escogido, y también que fueran de períodos distintos.
-Este nuevo disco se enmarca en la lógica impredecible que Duran Duran empleó en las últimas dos décadas. Archivaron Reportage, un disco casi terminado y trabajaron con una selección muy amplia y variada de productores, como Justin Timberlake, Timbaland, Mark Ronson y Giorgio Moroder. ¿De qué manera deciden cada paso?
-Solamente seguimos nuestro instinto, no hay un gran plan maestro. Cada vez que hacemos un disco no sabemos qué es lo que vamos a hacer, empezamos de cero. Obviamente, tocamos en el estilo en el que lo hacemos; la voz de Simon es muy distintiva, pero más allá de eso no sabemos cómo va a ser el paso siguiente. Es gracioso que menciones lo de Reportage, porque estuvo guardado en la bóveda por los últimos dieciocho años. El otro día fuimos al estudio a escucharlo para ver si queríamos terminarlo. No conozco muchas otras bandas que puedan pensar en completar algo que dejaron a medio hacer durante tanto tiempo, pero la conclusión a la que llegamos es que queremos hacerlo, así que eso que estuvo tanto tiempo abandonado probablemente sea el próximo disco de Duran Duran. Es un disco que suena bastante distinto a lo que hacemos y no queremos modificarlo dramáticamente, simplemente vamos a terminarlo en ese estilo. Nunca sabés cuál va a ser la dirección de la banda y eso es lo que nos mantiene interesados. Si perdés la curiosidad como artista, ahí es donde te estancás, y no hay nada peor que estancarse, es terrible.
-Se cumplieron cuarenta y cinco años de la fundación de Duran Duran. ¿Qué se siente pasar de crear una nueva manera de hacer música a ser referentes para una generación que no había nacido cuando Rio salió?
-Definitivamente no parece ni la mitad de tiempo, aunque por supuesto que si miro y cuento todas las canciones que escribimos y los shows que dimos se sienten como bastante más. Nos mantuvimos interesados en lo que hacemos y creo que la razón por la que duramos es porque nos gusta colaborar entre nosotros, sabemos que formamos un buen equipo. Un montón de los discos que salen ahora y son muy exitosos por lo general son de artistas solistas. No es que quiera decir que no hay muchas bandas jóvenes, sé que las hay, pero los sesenta, setenta y ochenta fueron una época de oro. La gran diferencia con nosotros es que somos una unidad muy flexible. Creo que si hubiéramos sido una banda indie con solamente guitarras, bajo y batería, hubiera sido muy diferente en comparación a la manera en que nos vemos nosotros como un pequeño grupo SWAT. Tenés que mantenerte en movimiento hacia adelante y pensando, pero más allá de eso no tengo explicación para estos 45 años. Es ridículo, sobre todo si pensás que los Sex Pistols duraron dos años y los Beatles ocho o nueve.
-¿Pensás que hay artistas actuales de los que se va a seguir hablando en 45 años?
-Creo que sí, hay mucha gente creativa dando vueltas. Con las bandas más jóvenes es un poco más difícil de predecir, pero hay grupos que salieron en los últimos veinte o treinta años, como Radiohead, Coldplay o Arctic Monkeys, que son grandes bandas que la gente va a seguir escuchando. Después tenés bandas como Wet Leg, de las que es muy temprano para decir algo, pero creo que mostraron que tienen mucho para dar.
-La tecnología avanzó a paso agigantado en comparación a cuando Duran Duran grabó sus primeros discos. ¿Creés que tantos avances juegan en contra de la creatividad de los artistas?
-Es una buena pregunta, porque creo que la respuesta es que es una espada de doble filo. Por un lado, le da a la gente la oportunidad de hacer cosas increíbles con tecnología que nunca hubieran podido realizar años atrás con cinta analógica y diferentes tipos de equipamiento, Por el otro, creo que arruinó mucho la diversión. El otro día nos reíamos porque muchas de las cosas que pasaron en los ochenta fueron muy locas, y pensábamos: “‘¿Te imaginás si la gente hubiera tenido teléfonos celulares y hubieran estado filmando todo el tiempo y sacando fotos? No habría sido divertido”. Creo que la gente se está perdiendo un poco de vivir la vida por esas cosas. Conozco mucha gente joven que vive conectada, se la pasan en sus teléfonos scrolleando y poniendo likes... Está todo bien, yo pasé mucho tiempo haciendo lo mismo, pero si pasás tu vida entera haciendo eso, te perdés lo que está pasando en el mundo real. Supongo que ese es mi miedo al avance, que la tecnología se vuelva demasiado increíble ¿Inteligencia artificial? Qué bien, ninguno de nosotros va a tener que trabajar si no queremos, y eso va a ser aburridísimo.
-Durante mucho tiempo, existió en la cultura rock un estigma sobre los ochenta, vistos como una década artificial. ¿Qué creés que tuvo que pasar para que cambiara esa mirada?
-Creo que ese tipo de actitud fue propagada por artistas de los sesenta y los setenta, que no querían el cambio. Cuando fuimos a Estados Unidos por primera vez, cada vez que prendía la radio en un auto todo lo que podía escuchar eran las mismas cosas: Led Zeppelin, Bruce Springsteen y un número de bandas bautizadas como un estado o ciudad norteamericano. Eso era todo, así que pensaba: “Ya está, nunca nos van a difundir porque no hay nada como nosotros”; pero por supuesto, al mismo tiempo había un montón de gente como nosotros tratando de hacerse escuchar. Estaban Billy Idol, Depeche Mode, U2, The Cure y un montón de artistas.
-¿Qué era lo que los hacía especiales?
-Éramos todos diferentes entre nosotros, pero sobre todo éramos diferentes a lo que sonaba en la radio. Creo que los ochenta fueron una época increíblemente interesante para la música. ¿Cuándo más tuviste a Prince, Madonna, nosotros, U2, Michael Jackson e INXS todos en los charts al mismo tiempo? Cada artista tenía que tener su propio sonido y era algo que salía de todo con lo que crecimos. Había punk rock, glam, disco, incluso el rock progresivo. Todas las cosas con las que experimentamos nos llevaron a encontrar nuestra propia manera, pero toda banda hizo lo mismo. U2 tenía su propio sonido, Depeche Mode también, INXS definitivamente también, y creo que esa originalidad fue muy especial para los ochenta. Incluso en los sesenta muchas bandas sonaban iguales, recién en los setenta empezaron a distinguirse un poco más. Por supuesto que tenías a gente como Jimi Hendrix y Jim Morrison que cambiaron las cosas, pero en los 70 explotó y expandió las cosas de una manera en la que el átomo se partió en muchas ramificaciones distintas en todos estos géneros. Tenías funk, soul y todas estas cosas increíbles, y los ochenta fueron el resultado de eso. Yo estaba orgulloso de ser parte de ese movimiento.
-Más allá de que algunas veces se tomaron más tiempo que otras para sacar un disco, Duran Duran se mantuvo en actividad todo este tiempo sin separarse. ¿Cuál es la fórmula?
-Entre 1997 y 2001, cuando John decidió irse de la banda, creo que estuvimos a punto de separarnos y armar otra cosa. Pero de algún modo, Simon, Warren (Cuccurullo, exguitarrista) y yo nos mantuvimos en pie y tomamos un rumbo distinto. Volviendo a tu pregunta, parte de eso se debe a creer en lo que estás haciendo, incluso con los álbumes a los que no les fue tan bien comparado a los que fueron increíblemente exitosos y a los otros que ni siquiera fueron registrados. Tenés que estar preparado para navegar entre las olas y las tormentas como un artista, sea lo que sea que hacés. Nosotros creíamos en lo que estábamos haciendo, y si no lo hacés vos mismo, nadie más lo va a hacer. Sabíamos que éramos buenos escribiendo canciones juntos y de alguna manera sacamos esto adelante. Al final de los ochenta, la gente quería cerrar la década, revolear la llave y dejarnos a nosotros dentro, pero buscamos la manera de hacernos nuestro lugar en los noventa. Canciones como “Ordinary World” y “Come Undone” nos abrieron la puerta de nuevo para decirle a la gente: “No nos vamos a ningún lado, todavía seguimos acá”, y supongo que es lo mismo que estamos haciendo ahora. Buscamos cosas nuevas, excitantes y misteriosas para mantener nuestro interés. De eso se trata.
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