Cada fin de año escuchamos a Bono cantar en las radios y cortinas de programas de TV este hitazo que integra War y que tiene una historia más profunda que la que muchos creen
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Varias veces contó Sting que no deja de asombrarse cuando ve que parejas de todo el mundo eligen “Every Breath You Take” de The Police para que suene en sus casamientos: lo que los cónyuges consideran una canción de amor incondicional (“cada uno de los días, cada palabra que digas, cada juego que juegues, cada noche que pases, voy a estar mirándote”) fue escrita como el relato de un hombre acosando a una mujer al filo de la psicosis. “Es un tema lindo con acordes menores, y abajo de eso está este personaje desagradable hablando de mirar cada movimiento”, dijo el autor, que también contó que casi se orina de la risa viendo cómo el ídolo pop Andy Gibb se la cantaba en plan romántico a una chica en televisión. Sin el componente romántico, algo parecido pasa con “New Year’s Day” de U2: los musicalizadores de radios eligen pasarla cada 31 de diciembre como si fuera una canción alusiva al Año Nuevo, sin saber que en realidad el tema usa la fecha como excusa para hablar de un movimiento sindical anticomunista polaco.
Así las cosas, cada doce meses el rock genera un fenómeno pintoresco: los irlandeses embolsan millones de dólares en regalías mientras el éter se llena de involuntarios homenajes a Lech Walesa.
Este tributo al dirigente obrero que ganó el Nobel de la Paz en 1983 fue el primer single de War, tercer disco de U2, editado ese mismo año. Con Boy (1980) y October (1981) habían conocido la popularidad fuera de su país (“I Will Follow”, “Fire” y “Gloria” tuvieron su cuota de rotación radial) pero todavía no se podía calificarlos como una banda masiva (de hecho la gira de presentación de October incluyó catorce fechas en Norteamérica durante el 82 pero como soporte de la J Geils Band en estadios cerrados para unas cinco mil personas). War hizo el clic en ese sentido: “New Year’s Day” logró al fin rankear en el Billboard Hot 100 (llegó a la posición número 53), lo cual significaba que el trabajo de los años anteriores empezaba a redituar y que el sonido post-punk de los dos primeros discos iba mutando a un estilo más amigable con la música de raíz estadounidense (cosa que se confirmaría en el siguiente disco de estudio The Unforgettable Fire, de 1984). La nueva convocatoria de U2 se puede ver en Live at Red Rocks, el video que refleja el show que dieron el 5 de junio del 83 en el anfiteatro Red Rocks de Colorado, Estados Unidos: ahí, bajo la lluvia, unos nueve mil espectadores presenciaron una performance que la edición estadounidense de la revista Rolling Stone calificó como “uno de los 50 momentos que cambiaron la historia del rock and roll”.
No fue el registro de “New Year’s Day” sino el de otro de los hits de War el que se destacó en aquel concierto: “Sunday Bloody Sunday”, una canción antiviolencia que refiere al Domingo Sangriento en el que tropas británicas mataron activistas por los derechos civiles en la ciudad norirlandesa de Derry, en el 72. Las dos canciones definían el tono del disco: el grupo empezaba a mostrar el compromiso político que lo caracterizaría tiempo después, tras un comienzo en el que exploró la espiritualidad como inspiración principal (los cuatro integrantes de U2 eran miembros de una congregación cristiana llamada Shalom Fellowship).
Con todo, no era intención de Bono que “New Year’s Day” fuera una canción de protesta. En agosto del 82 el cantante se casó con su novia Ali Stewart y se fue de luna de miel mientras The Edge trabajaba en el siguiente álbum. Entre las ideas que craneó el guitarrista estaba la versión primitiva de este tema, que siguió encaminándose a su avatar final gracias a una línea de bajo que Adam Clayton armó tratando de sacar la de “Fade to Grey”, de Visage. Quedaba ponerle letra y la primera musa de Bono fue lo que más lo inquietaba en ese momento: el amor por su flamante esposa. Sin embargo, la creatividad todavía no fluía, a punto tal que la canción estuvo a punto de ser abandonada. Recién al enfocarla desde la conciencia social la cosa prosperó.
Mientras Bono luchaba contra esa letra esquiva, los ojos del mundo estaban posados sobre Polonia: regía en aquel país desde 1981 una Ley Marcial impuesta por el Primer Secretario Wojciech Jaruzelski para controlar a la oposición política y, en particular, al movimiento Solidaridad que lideraba Walesa.
La gesta del dirigente obrero lo había convertido en un símbolo de la lucha contra las arbitrariedades del régimen comunista que gobernaba su país. A fines de los 70, desde su puesto de electricista en el astillero Gdańsk había contribuido a fundar Solidaridad, el primer sindicato polaco no alineado con los preceptos de la Unión Soviética. En agosto del 80 el gobierno se vio obligado a ceder a las presiones (el movimiento congregaba a más de veinte gremios y alrededor de diez millones de trabajadores, un tercio de los polacos en edad laboral) y autorizó su existencia, pero al año siguiente una junta militar encabezada por Jaruzelski tomó el poder y dictó la Ley Marcial que condenó a Solidaridad a la clandestinidad e hizo que encarcelaran durante once meses a Walesa. Con el apoyo de la Iglesia Católica y de la administración Reagan en Estados Unidos, el sindicato siguió siendo un fuerte factor de oposición al poder en Polonia aún cuando sus activistas eran perseguidos y sus protestas, brutalmente reprimidas (el 1° de mayo del 83 tres personas perdieron la vida en manifestaciones en Cracovia y Breslavia y dos días después otros dos obreros fueron asesinados en Varsovia).
A Bono lo movilizó el cautiverio de Walesa y lo abordó desde su coyuntura sentimental: ¿Cómo se sentiría si alguna medida injusta lo mantuviera alejado de su amor, como le pasaba al líder polaco con su esposa Danuta? Así imaginó esta fábula donde reflexiona: “nos dijeron que esta es la Era de Oro, y el oro es la razón de las guerras que hacemos”, para decir inmediatamente después: “quiero estar con vos, estar con vos, noche y día”. Años más tarde le contó a la revista británica NME: “Un tema como ‘New Year’s Day’ puede ser sobre la guerra y la lucha, pero también es sobre el amor. Es sobre tener la fe para triunfar y sobrevivir contra todas las vicisitudes. El amor es una cosa muy poderosa. No hay nada más radical que dos personas amándose mutuamente”.
Las cosas fueron muy positivas de ahí en más, tanto para U2 como para Walesa. El sindicalista fue liberado en noviembre de 1982, mientras la canción se terminaba de grabar en los estudios Windmill Lane de Dublín. Al año siguiente cayó la Ley Marcial en Polonia y él ganó el Nobel de la Paz “por su contribución y su considerable sacrificio personal para asegurar el derecho de los trabajadores a establecer sus propias organizaciones”. No pudo recibirlo en persona por temor a que el gobierno no lo dejara volver a entrar a su país; lo aceptó Danuta en representación suya.
En 1989 Polonia se separó del bloque soviético y empezó una transición hacia un sistema democrático que generó las primeras elecciones presidenciales directas de su historia. El elegido fue Walesa, que abandonó las políticas comunistas y favoreció la economía de mercado. En noviembre de 1995 fue por la reelección pero perdió. Desde ese momento anunció su retiro de la política pero se arrepintió y compitió en los comicios de 2000, aunque obtuvo sólo un 1% de los votos. También fue objeto de críticas en todo el mundo cuando declaró que un diputado polaco perteneciente a la comunidad LGBT debía “sentarse en la última fila del parlamento, o incluso afuera”. También se arrepintió de eso y terminó abogando por el matrimonio igualitario en su país.
Mientras tanto, U2 se convirtió en la banda de estadios que ha sido en las últimas tres décadas. Su War Tour -apalancado por el éxito en Europa y Estados Unidos de “New Year’s Day” y “Sunday Bloody Sunday”- fue el primero redituable de su trayectoria: se llevaron a casa unos dos millones de dólares. El mencionado VHS Live at Red Rocks y el disco en vivo de 1983, Under a Red Blood Sky (justamente, una frase tomada de la letra de “New Year’s Day”) documentaron el éxito de aquella gira.
Su primer megahit, en tanto, no sonó en Polonia hasta 1997, cuando tocaron en Varsovia en el marco del Pop Mart Tour. Ocho años después volvieron para presentarse en la ciudad de Chorzow y el público recibió el tema flameando telas rojas y blancas para formar la bandera local: era la manera que tenía el pueblo polaco de agradecerle al grupo aquella canción que, aunque el mundo se obstine en asociar con frívolos festejos de Año Nuevo, significaba un gesto de apoyo en una instancia de lucha.
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