Este sábado, en el Gran Rex, presenta su tercer álbum, Intermitente; de qué van sus composiciones y la experiencia de cantarle al amor y al desamor
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“Te sorprenderías... Hay señores de 60 que me mandan mensajes por privado pero no para invitarme a salir, para hablarme de mi música y yo me quedo con eso, no con si tiene doscientos mil likes o menos, porque yo ya no creo en todo eso”. Natalie Pérez es sincera, va al grano y se deja descubrir en cada respuesta que da, en cada sonrisa o cuando la entrevista pasa por algún momento tenso. Acaba de sacar su tercer disco, Intermitente y este sábado lo presenta en el teatro Gran Rex.
Después de probarse con Un té de tilo por favor (2018) y de confirmarse como música con Detox (2020), la Natalie que conocimos como actriz va dejando que la cantante y compositora que hay en ella se desarrolle cada vez más. Sin remitir a un género en particular, pero cantándole siempre al amor (o a la falta de él), la porteña de Villa Urquiza suelta al universo doce nuevas canciones “compuestas en cuarentena”, como comenta, mientras se concentraba en buscar “un sonido más actual, más profundo”. Para eso tuvo un coequiper de lujo, el músico y productor Mariano Otero.
-Con Mariano Otero hiciste la versión en castellano de “Listen to Your Heart”, de Roxette, que llamaste “Escucha tu cora”
-Sí y lo conocía de antes, de una colaboración que hice con Bambi. Fui al estudio, conocí a la gente que trabajaba con él, me cayeron todos muy bien y me pareció muy lindo el espacio para trabajar. Fue mucho trabajo, por momentos sentía que nunca iba a suceder. Hay formas distintas de trabajar, yo elegí el camino más largo. Es un disco súper artesanal.
-¿Por qué en algún momento sentiste que no iba a suceder?
-No sé puntualmente por qué... Bueno, por algo se llama Intermitente, porque todo fue así. Me fui tres meses a Mar del Plata a hacer temporada en medio del proceso del disco, intentamos trabajar a distancia y no nos resultó, así que paré un poco todo y cuando volví retomamos. Hay productores y artistas que pueden hacer una canción en media hora, mi experiencia ahora que me fui a hacer un camp de composición, en el que compuse con un grupo de gente ocho canciones que me traje en un celular es que hay algo del trabajo, de la dedicación, del tiempo y de tratar de que sea lo más hermoso posible que a mí me gusta. Yo quiero ese camino.
-¿Cómo fue lo del campamento de composición?
-La experiencia fue interesante y muy loca, de repente estaba en un estudio pequeño con dos productores que no conocía y dos artistas y pensábamos de qué queríamos hablar o tiraban un beat y había que improvisar arriba. Me pasó en un momento que estaba en el estudio, en el piso de abajo componiendo una cumbia muy divertida, que quizás en algún momento la saque o se la regale a alguien, la grababa y después mientras se terminaba de editar me iba al piso de arriba a componer con otro artista. ¡Era mucho! A mí me pasa que cuando compongo las canciones me gusta dedicarle tiempo y acá todo tenía que ser ya; melodía, letra, todo en el momento. Así que fue una gran experiencia. Yo entré un lunes, la primera canción fue un tedio y la última la hice de taquito. Pero bueno, son otras formas de trabajar.
-¿Lo hiciste antes de grabar Intermitente?
-No, ya estaba listo, solo faltaba masterizarlo. Obviamente, si hubiera querido podía meter esas canciones o algunas de ellas, pero hay algo del disco como es, con todo el trabajo que tiene, que estaba bien que así quedara, pero fue muy buena experiencia la de España y trabajar y conocer gente siempre es lindo.
-Hablabas del sonido, a primera escucha se lo nota más producido y en diálogo con lo urbano...
-Yo no me doy cuenta de esto, si no que los periodistas cuando me entrevistan me lo dicen o me preguntan por los géneros que hago, pero desde un primer momento hice música muy variada: una cumbia, una chacarera, una balada. Finalmente terminan siendo canciones y después se les encuentra un sonido. Sí encuentro el sonido de este disco más maduro, quizás un poco más oscuro que el anterior. Yo sentía que mi música era muy floral, pero soy más dark y sentía que le faltaba eso, más de mi personalidad a mi sonido. Y obviamente también actualizarse. No es urbano, porque no tiene solo los cuatro o cinco acordes que se usan siempre, porque hay una búsqueda más profunda: es un disco muy variado, tiene una cumbia, un reggaetón cool, muy bien tocado; una canción pop, baladas. Si me pongo a comparar cada una de estas canciones representa a alguna de las que saqué en mis discos anteriores, pero con otro sonido. “Fuera del mundo” tranquilamente podría ser la hermana de “Puente”, que es de este disco. Ya es mi estilo, me doy cuenta de eso.
-¿Qué tienen en común los tres discos?
-Las historias de amor... O de desamor. La trilogía son tres dietas: Detox, Un té de tilo y la Intermitencia, dietas que no son de alimentación sino consejos: bajá un cambio, desintoxicate, pensá que no todo tiene que estar todo el tiempo, que la intermitencia es algo bueno. Pensá que la vida es intermitente, los amores son intermitentes, las canciones, las circunstancias, los silencios. Son doce canciones de amor. Una es una invitación a compartir en loop la vida (”En un loop”), otra que surgió de cuatro o cinco amores que me terminaron haciendo una trampa, porque le estaba escribiendo una canción a uno y de repente me acordé de los ojos de otro, que tenía ojos de mar (”Trampa”). Sin darme cuenta, mis cuatro amores se fusionaron en una sola canción.
-Acá estás más expuesta que cuando actuás, ¿no? ¿Podrías hacer un personaje?
-Me pasó el último tiempo, al compartir más con músicos, de escucharlos hablar del personaje y yo decía, ‘qué loco, yo siempre quise dejar de actuar o me quise correr de ese lugar para dejar de ser un personaje’ y de repente estoy escuchando a músicos hablar en tercera persona de “su” personaje. En una charla un amigo me dijo: ‘Está bueno que tengas un personaje, porque si no después es muy difícil vivir como un ser humano normal”. Hay algo de eso de separarse que está bueno. Sí, soy Natalie escribiendo y cantando mis canciones de amor, pero después existe un vacío muy grande si no te corrés de ese lugar. Como si un médico en su casa quiere curar todo lo que ve. En un momento tiene que ser un humano que está en su casa con el culo aplastado en el sillón mirando la tele.
-¿Cómo es el día después de un show como este que vas a dar en el Gran Rex?
-Al otro día es un domingo, puede estar buenísimo o ser medio depre. La soledad, ¿y ahora? ¿Cuánto más quiero? ¿Qué más puedo dar? ¿Qué más me pueden dar? La otra vez, haciendo varias notas, pensaba: “Por qué tengo que salir a hablar... Este es mi disco y esto es lo que pude hacer”. No quiero responder más preguntas. ¿Por qué tengo que avalar? Porque hay que hacer prensa para que te vean, pero si después salís borracho te conviene porque tenés más prensa que todos.
-¿Cómo te toma eso? Las reglas están cambiando...
-Yo lo digo desde 2017, no tengo un género. Cuando saqué mi primera canción lo dije y hoy escucho a muchos artistas diciendo “mi disco es súper ecléctico y hago lo que quiero y cuando quiero, no tengo un género”. En los 80, si no tenías un género no te respetaban. Está bueno que las cosas cambien siempre que sea para bien. Es arte y es una forma de expresarse, solo eso. Es una forma de llegar a los corazones de otras personas.
-Hablabas de “Trampa” y aparece Chano como coautor del tema...
-La canción la tengo desde la pandemia. Me acuerdo que cuando me invitó a cantar “El himno de nosotros” compartimos algunos momentos de grabar la canción, hacer el clip, hacer prensa. En ese compartir canciones yo le mostré la que tenía, le mostré “Trampa” y me dijo que le encantaba y me sugirió un estribillo distinto. Empezamos a joder, a componer con la guitarra y en ese juego sucedió una parte nueva de la canción que finalmente la usé como puente. Ese es su aporte al tema y fue musical. Después le puse la letra. Si hubiese querido no lo hubiese puesto a él ni a nadie en la coautoría, pero como a mí me gusta contar cuando la gente colabora en mis canciones, lo hago. En mis otros discos hice lo mismo.
-Recientemente muchos artistas expusieron situaciones de salud mental y de debilidades personales delante de su público. ¿Por qué creés que cada vez es más común mostrarse vulnerable?
-Creo que se dieron cuenta que decirlo los humaniza. Todos tenemos los mismos problemas, a todos nos duele la panza, la cabeza, nos rompen el corazón y como todo, cuando uno está bajo muchas exigencias, como debe ser el nivel en el que están Tini, Rosalía, Alejandro Sanz, si no separás el personaje de la persona te terminás volviendo loco. Veía lo que le pasó a Tini con el novio, ¿cómo se llama?
-Rodrigo De Paul. Ahora ya es exnovio...
-Rodrigo. Imaginate, te estás enamorando de alguien, te estás conociendo y tenés a cuarenta vejestorios criticándote por televisión. Ella capaz que lo que quería es que le diera un beso y la invitara a tomar un helado. Una vez vi un documental de Tita Merello y le preguntaban por una pareja y ella decía que no, que no iba a hablar, que ese era su límite. Si vos entregás todo te quedás sin nada. Me imagino que para esas personalidades es muy difícil manejarlo. El primer paso es decir estoy triste, me pasa esto. Cada vez hay muchos más casos de suicidios y al mismo tiempo mucha gente dice “querete, amate, bla bla bla” y después se opera toda la cara. Entonces dicen una cosa y hacen otra. Hay mucha exigencia. También le había pasado algo a La Princesita. No creo que solo tenga que ver con la fama y con la exposición, es algo que nos pasa a las personas.
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