Este miércoles sale una reversión de “Listen to your Heart”; su nuevo disco, su regreso al teatro y el repaso de una carrera actoral que empezó de muy chica, en una imperdible charla con LA NACION
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Natalie Pérez está contenta. Este miércoles sale una nueva canción suya, a un año de su último single, “Tus besos”. Y no se trata de cualquier canción, se trata de la versión en castellano de un clásico de Roxette, “Lisen to your Heart”. Se llama “Escucha tu cora” y llega con una increíble coincidencia, días después de que Per Gessle lance un nuevo tema del proyecto que ahora se llama PG Roxette y que anticipa el álbum que saldrá este mes, a casi tres años de la muerte de Marie Fredriksson. “Qué buena casualidad coincidir con Roxette. Siento que el ángel de Marie un poco estuvo ahí, acompañándome. Es una coincidencia hermosa, me encanta”, cuenta Natalie a horas del estreno.
En agosto, la actriz y cantante charló con LA NACION en el cerro Catedral, en el marco del Movistar Ski Day & Night y ahora volvió a hacerlo ya con su nueva criatura a punto de ver la luz. “Lo produjo Mariano Otero. Me junté con él con la idea de hacer versiones de finales de los 80, comienzos de los 90, pero en estilo moderno. No es un cover, es una reversión en español y tuvimos que pedir autorización. Por suerte Per la autorizó. Yo primero le escribí por Instagram y después mi equipo de trabajo la siguió con él”, cuenta Natalie sobre “Escucha tu cora”.
Lo que buscamos con Mariano es que la canción tuviera profundidad, tuviera una buena letra. Escuchamos temas de Lionel Richie, de Lenny Kravitz, de Madonna y cuando llegamos a Roxette dije... ¡Roxette! En mi casa, cuando era chica, había solo dos CD, uno era de Palito Ortega y el otro era de Roxette, que lo escuchaba mi madrina. En el estudio probamos dos, tres canciones y de repente sale ‘Listen to your Heart’. El empieza a hacer percusión con las manos, en ritmo de reggaetón y yo me pongo a buscar la letra en la compu, a traducirla con Google y a cantar: ‘Escucha a tu cora...’ Yo no sé inglés y a veces siento que me quedo re afuera, puedo aprender la letra pero no me llega al corazón, no la siento, por eso tenía la idea de hacer en español un clásico del pop, acercarle el tema a mi público en mi idioma”.
De balada pop clásica a un tema que entra en el universo de la música urbana, de “Listen to your Heart” a “Escucha tu cora”, Natalie logró que la reversión se acople a su playlist. “Tiene una cosa moderna pero no deja de tener todo el significado de la canción original. Hay una versión de Roxette en español, pero ellos la tradujeron como una historia de amor”.
Este verano, Natalie hará temporada en Mar del Plata con El divorcio, obra en la que compartirá cartel con Luciano Castro (sí, la misma que causó revuelo ni bien empezaron los ensayos por la salida de Leticia Brédice). “No hacía temporada desde 2011, cuando hice El diluvio que viene. Estamos ensayando a full, todos los días de lunes a sábado y vamos a estrenar en Rosario el 21 de octubre”.
-¿Te acordás del primer casting?
-Si, me acuerdo. Mi mamá me llevaba a todos lados y lo primero que hice fue una producción de fotos para la revista Genios. Íbamos a sacarnos fotos a la 9 de Julio y Belgrano. Ahí tenía 10 años. Como era todo para nenes, hermanos, primos y vecinos me vieron a mí y quisieron ir a hacer lo mismo. Pero llegaban y se querían ir enseguida, porque llevaba mucho tiempo, entre vestuario, maquillaje... Yo estaba chocha. Eran las diez de la noche y quería seguir ahí. Mi vieja me acompañaba re contenta porque se daba cuenta que a mí me gustaba. Hasta los 17 me acompañaron a todos lados y mis padres lo harían también ahora si fuera por ellos, ¿eh? Eso es algo que tiene el arte. Yo les digo, ¿por qué no la acompañan a Daniela (su hermana) a la oficina? Dejame volar, dejame tranquila (risas). Yo soy bastante independiente en ese sentido. Las jornadas son largas, yo pienso que son aburridas para el otro y quizás estoy más pendiente de quien me acompaña que de lo que tengo que hacer, por eso prefiero ir sola.
-¿Tu interés por la música se terminó de moldear en esas largas jornadas de filmación? Ya hablaste con tus compañeros, ya leíste, ya viste Instagram...
-Lupita, lupita, lupita. ¡Es un embole! Sí, la música empezó a ganar protagonismo en esas jornadas largas tan de oficina. “No quiero hacer esto todo el tiempo”, pensaba y la música tiene libertad, es arte, podés producir, desarrollar más las ideas.
-¿Por qué sentías que la actuación era un trabajo de empleada? Para mucha gente es muy flashero”
-Para mí es flashero, lo amo y agradezco todo lo que me enseñó esta profesión, este oficio, porque para mí es un oficio. Aprendí trabajando, desde los 10 años, de Chiquititas en adelante. Agradezco porque me formé muy bien, aprendí mucho y evolucioné mucho. Siento que fue una gran carrera la de la televisión, pero hice mucha tele. De los 10 a los 33 años fue todo tele. Y la tele es un trabajo normal, 10 horas, 12 horas de trabajo; pasás mucho tiempo ahí. Entonces, más allá de que tenía mi momento artístico, y lo esperaba con felicidad, sentía que se pasaban muchas horas, como en cualquier trabajo. Igual estamos en una era de cambio, mucha gente dejó de ser empleado para ser emprendedor y es un poco eso. Yo quería crear mi propio proyecto, mi propio emprendimiento y mi artista estaba aburrida. Ahí se compone todo en equipo, la persona que escribe, que piensa el personaje, que dice el texto, el vestuarista, el maquillaje y pelo. Obviamente podés aportar, uno es parte de ese trabajo pero hay otras decisiones que no dependen de vos. Sos empleado y yo tenía el espíritu y deseo de ser jefe. Igual, ahora voy a hacer la obra en Mar del Plata, no estoy dejando la actuación, pero quiero enfocarme en la música que me da alegría. Generé mi propio equipo de trabajo, le estoy dando trabajo a otra gente. Ahora hay que pagar, hay que tratar de que la gente trabaje feliz y me siento más creativa.
-Cuando no hay un rechazo las ideas siguen brotando. Nombrabas todos los componentes de una filmación y aportar una idea para cada área te genera una conversación distinta y no siempre del otro lado se aceptan las sugerencias: “te estás metiendo en mi terreno”, te pueden decir...
-¡Totalmente! Y también lo que me pasaba era que iba a actuar y para lo que menos tiempo había era para actuar. Yo grababa en la novela Pequeña Victoria, de Telefe, 25 escenas por día y en la serie Casi feliz grababa dos por día. Es un ritmo totalmente distinto y me encanta el ritmo de la tele. Leía la escena, la hacía y me salía bien. Está buenísimo ese modo, pero después te toca una escena en la que querés profundizar más y quizás no hay tiempo. Igual amé hacerlo, me divertí, aprendí, fui muy feliz y volvería hacerlo.
-¿Con quiénes pegaste más onda?
-Las estrellas fue espectacular. Para mí una de las mejores experiencias, con Marcela Kloosterboer, Violeta Urtizberea, Celeste Cid, Esteban Lamothe, Pedro Alfonso, Luciano Castro. ¡Lo que nos divertíamos! En Pequeña Victoria también, con Julieta Díaz, a quien admiraba muchísimo desde antes de trabajar con ella. Pasar de la admiración a terminar siendo amigotas fue muy lindo.
-¿Cuándo empezaste a componer?
-Las Estrellas fue en 2017 y ya había empezado. En 2015, 2016 empezó a surgir naturalmente y a encontrarme escribiendo una canción, tarareando una melodía. “Qué bueno”, dije y empecé a hacer mis primeras grabaciones y en 2017 oficialmente me puse a componer para el primer disco, ya con la idea de intentarlo. Yo había estudiado canto pero no composición. Canto desde muy chica, porque estudié comedia musical. Yo soy una persona musical.
-¿Qué escuchabas de chica?
-En mi casa no se escuchaba mucha música. Mi hermano más chico era el que se adueñaba del minicomponente y siempre ponía cumbia; a full. Mi escucha era lo que sonaba en la radio. Escuchaba Shakira, La Sole, Ricky Martin, Luis Miguel, Los Rodríguez, Fito (Páez), Charly (García), en mi adolescencia Alejandro Sanz. Muy variado y sigo escuchando música de modo muy random. Me gusta escuchar música variada, depende del estado de ánimo, del día, de la hora, pero eso un poco nos pasa a todos, ¿no?. A la mañana del lunes no escuchás lo mismo que el sábado a la noche.
-La modalidad single tiene eso de que cada canción se mueve como un disco. ¿Pensás los temas como universos en sí mismos, desconectados entre sí?
-No, yo siento que si tocara todas mis canciones con la guitarra yo sola sería un disco, porque son todas amigas, hermanas, primas. Después ya viene el trabajo del productor, que tanto no entiendo. Yo llego con el esqueleto, tiro tres, cuatro referencias, los colores que me gustarían, empiezo a hablar en un idioma medio raro y ahí arranca la búsqueda. Ahora estoy empezando el tercero. Estoy experimentando, pruebo, juego, el que quiere lo escucha, tampoco me hago tantas preguntas. En el segundo hubo varios productores, fue bastante a distancia en medio de la pandemia, había un productor local, otro en México, otro en Miami y otro en Uruguay. Fue una fusión y es todo lo que soy, una fusión de un montón de músicas, de vidas, de cosas. Creo que ya no existe el género, la cosa binaria. Una vez Kevin Johansen me dijo que era un desgenerado de la música. Y está bien, ya no es ir a comprar un disco, la música está en el mundo y podés elegir una canción de un artista, no un disco entero.
-Igual se sigue eligiendo plasmar un puñado de canciones en un disco...
-A mí me encanta, siento que los dos discos que hice hasta ahora los pensé como tales. Quizás sea una ensalada de frutas, se va mezclando todo.
-El primero, Un té de tilo por favor; el segundo, Detox. Son títulos que invitan a preguntarte qué hay detrás de esos conceptos.
-En este caso fue porque la canción más fuerte del disco sentí que era “Detox” y la elegí como nombre del disco. Primero te recomendé un té de tilo, después un detox y para un tercero capaz te recomiendo un whisky. Un whisky, por favor (risas). En el tercer disco cambia mi búsqueda. Tengo un montón de canciones, estoy produciendo y siento que es el momento de la maduración, de algo más concentrado. Ahora sé qué es lo que quiero decir. Me metí en un mundo que realmente no conocía y ahora siento que estoy mejor plantada.
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