Natalia Lafourcade se retira de los escenarios: "Necesito parar por unos años y vivir otras cosas"
Después de cantar en la ceremonia de los Oscar la artista mexicana Natalia Lafourcade estaba lista para conquistar el mundo. Entre 2012 y 2017 editó una trilogía perfecta de discos -Mujer Divina, Hasta la Raíz y Musas, un bello tributo al folklore latinoamericano junto a Los Macorinos (dúo que acompañó a la legendaria Chavela Vargas)- donde alcanzó el pináculo de su madurez artística y creativa. Con solo 34 años Natalia, que pasó de ser una revelación del indie pop mexicano desde su debut discográfico en 2002 hasta transformarse naturalmente en un nuevo ícono de la cultura latina, ya había grabado sus obras maestras. Lo que para otros hubiera sido el salto definitivo al estrellato, para la mexicana fue el final de una etapa. Hace una semana le comunicó a sus seguidores que se retiraba de los escenarios para hacer una pausa de varios años. "No sé cuando volveré", anunció. La noticia sorprendió al público y movió el avispero de la industria pop.
Ella está calma, aliviada, disfrutando de su decisión. Cuando termine los últimos compromisos, incluido los shows de hoy y mañana en Buenos Aires, Natalia será libre, como aquella vez que perdió su teléfono en un bosque en Chile y sintió que era una de las mejores cosas que le habían pasado en mucho tiempo. "Estuvo fenomenal, me desconecté realmente. Ahora me voy a desconectar de nuevo. Me voy a ir así, sin avisar, a escondidas.Tengo un puesto en la playa para vender cocos. Ese es mi proyecto", bromea.
En los últimos seis años su casa fue el escenario y su vida se transformó en una hermosa rutina de giras promocionales, conciertos, hoteles y aviones. "Necesito parar por unos años y vivir otras cosas. Poder ir al teatro, ver bandas, pintar, viajar, leer, tomar clases de danza contemporánea o simplemente ir al cine", dice con un tono confesional, mientras toma un café y mira de refilón un alfajor de dulce de leche con esos ojos redondos de niña traviesa.
-¿Cuándo surgió la necesidad de desconectarte y tomar esta decisión de bajarte de los escenarios?
-Esto es algo que vengo pensando hace dos años. Quería encontrar un buen momento para hacerlo y creo que ya es un buen momento. Tampoco es que me voy a retirar de la música. Simplemente quiero generar un espacio para hacer otras cosas distintas de lo que vengo haciendo hasta ahora. Natalia Lafourcade se ha vuelto muy demandante en estos últimos años. Es algo que ha crecido mucho para mí y me siento agradecida, pero siento también que es momento de asimilar todo lo que ha sucedido y conectar conmigo, con mi real esencia y ver lo que hay después de todas estas experiencias vividas. Que es lo que hay en lo profundo.
-Necesitás encontrar a la Natalia Lafourcade real, la que vive abajo del escenario.
-Sí, porque eso me va a permitir continuar como una artista. Y es también ser artista. No se trata solo de conciertos y ser una artista para afuera, sino se trata de ser una artista para adentro con todas las inquietudes que los creadores tenemos y con todo lo que necesitamos alimentarnos de la vida. Me siento muy contenta con la decisión y con el momento. Es sano para mí.
-¿La noticia causó inestabilidad a tu alrededor y en tu entorno cercano?
-Sí y no, porque hace mucho tiempo que platicamos acerca de esto. Esperamos cuando dar la noticia y asumirlo como debía hacerse. Esto implica mucho, desde un cierre de tour, un cierre con mi banda y un cierre con mi gente. Es muy fuerte también porque ahora más que nunca recibimos invitaciones a muchos proyectos y es fuerte decir que no, pero es necesario. Afortunadamente tengo un equipo maravilloso que es mi familia. Mis managers no desean exprimirme, ellos están conmigo porque me quieren y somos amigos. Y sé que música voy a ser toda mi vida. No hay forma que deje de hacer música. Incluso creo que estos años sabáticos serán muy positivos y productivos en términos creativos.
-Te retirás de los escenarios después de grabar un disco que seguramente se seguirá escuchando por mucho tiempo. Es un disco de catálogo como el Fina Estampa de Caetano Veloso.
-Eso es muy fuerte. Ojalá que Musas sea un disco que siga regalando cosas positivas a la gente que lo escuche. Quería hacer algo que acariciara el alma, porque la música que grabé en este disco acariciaba mí alma. Escuchar Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Chavela Vargas, Violeta Parra, es algo que me transporta a otras dimensiones. Grabar en directo no fue fácil, fue algo imponente. Y tuve que encontrar una forma de conectar con Los Macorinos y que todo ensamblara para lograr el acceso a la dimensión que ese repertorio genera. Y ahora eso sucede, me sucede en los conciertos y escuchando el disco también. Y vaya que sucedió mientras grabábamos Musas. Fue algo que sacudió mi mundo en todos los sentidos: emocionales, personales, profesionales, con el universo, con el destino, con todo lo que se vino después. Fue un disco que fue poderosísimo. Me hace feliz saber que pude hacer un proyecto que para mí era un capricho artístico y que se volvió algo más grande.
-En ese último disco hay una canción que hoy suena profética, se llama "Hoy es el día uno", ¿en qué circunstancias fue compuesta?
-Es una canción que tiene que ver con lo que me está pasando ahora, con el momento en que decidí darme un espacio y con la sensación que esto me producía. Al mismo tiempo que estaba cerrando un ciclo. Siento que la vida es como una rueda que nos va llevando a través de diferentes capítulos que se abren y se cierran constantemente. Quería hacer una canción que hablara de este aspecto de la vida. No se si tiene que ver con la edad, pero te das cuenta que nada será para siempre. Entonces sólo tienes en tus manos la posibilidad de disfrutar del momento que estás viviendo.
-¿Qué sensación te produce la idea de subir al escenario por última vez en este cierre de ciclo?
-Por un lado, estoy muy emocionada. Ahorita ya pasé la parte del vértigo. Me siento feliz, contenta y lista, aunque también da susto, pero hay que avanzar. Si me mantengo donde estoy me voy a secar. Quiero vivir otros aspectos de la vida, cambiar los ambientes y la cotidianidad para absorber otras cosas. Quiero absorber el mundo de otra manera. Soy una artista que me trepo a los escenarios. Es como mi hogar, mi lugar sagrado, pero de la vida me inspiro. Me inspira la calle, la gente, estar con mis amigos, ver a otros artistas brillar, y sentarme con mi padre, que tiene 82 años, a tocar el piano, esa es una de mis cosas favoritas en la vida. Por eso en este tiempo quiero estar con él y cerca de él. Todo eso me inspira también y va a ser muy positivo. Es verdad que cuando uno dice ya se acabó, todos dicen "queremos más". Pero a mí no me preocupa. Me siento feliz y contenta con la decisión.
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