
"Narcocorridos": el ritmo de la sangre
En medio de una guerra interna cada vez más violenta, los corridos del siglo XXI reflejan como nadie la actualidad de la sociedad mexicana
CIUDAD DE MEXICO.- Nuestros pibes chorros eran nenes de pecho. Un género musical de ritmo alegre y letras violentas hace flamear la bandera mexicana. Verde como la marihuana, blanco como la cocaína y rojo como la sangre. Los narcocorridos son el espejo de un país que incorporó en su lenguaje cotidiano la jerga de los carteles de droga y un negocio que amasó casi US$ 10 millones el año pasado, entre conciertos, ventas de discos online y merchandising .
Los rumores sobre el alcoholismo del presidente Felipe Calderón pasan casi inadvertidos ante los hechos que azotan al país, mientras la prestigiosa revista Proceso le dedica casi 30 páginas a la cobertura de la guerra que, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México, dejó un saldo de 10.035 muertes en 2010. Y como toda guerra, se libra entre dos bandos: en este caso, los narcos contra los narcos.
No son ni la literatura ni los medios, sino los corridos del siglo XXI, estas construcciones populares de rima consonante y pegadiza, los que mejor registran el estado de una sociedad que conserva su esencia indígena, su raíz católica y su trato servicial.
Un género proscripto
El narcocorrido es el heredero de las melodías que acompañaron los sucesos de la Revolución Mexicana, al son del acordeón, el contrabajo y la guitarra, como la clásica "Carga blanca". Sus letras se conocen en el coqueto barrio La Condesa del D. F. (nuestro Palermo), donde los patovicas se reservan el derecho de admisión, según el absurdo criterio estético de portación de rostro, y son un boom en el norte del país.
El Komander, una de las figuras más populares del denominado Movimiento Alterado, aquel que reúne a los artistas más relevantes de esta movida, entona "El ejecutor", una oda a un sicario: "Me apodan ejecutor soy el que cobra las cunetas/ soy el que levanta lacras/ el que cabeza revienta/ con un comando de muerte/ aseguramos la empresa".
Ni la radio ni la TV emiten estas canciones, ya que las autoridades consideran sus letras una apología del crimen organizado. El tabú no es constitucional. Los gobernadores impulsan iniciativas que respetan las radiodifusoras locales para que voluntariamente no se emitan los corridos de figuras, como Los buchones de Culiacán, Los enfermos, Oscar García, Los tucanes de Tijuana, Los dos primos, y la lista continúa. Las autoridades están cada vez más preocupadas por este fenómeno y, la semana pasada, el gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, anunció la prohibición de los conciertos de bandas de narcocorridos en ese estado. "No queremos limitar la libertad de expresión, pero [los narcocorridos] alimentan un sentimiento en los que no tienen oportunidades, y lo toman como un ejemplo de vida, o refieren a los narcotraficantes como elementos de pleno éxito", dijo en la conferencia de prensa.
Luis Astorga, especialista en el género y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aquella ornamentada con murales de David Alfaro Siqueiros, prefiere hablar de "corridos de traficantes". Su argumento más que lógico es que no todas las drogas que se trafican son narcóticas y refuta la opinión del gobernador de Chihuahua. "La gente no es más violenta porque vea La naranja mecánica o Buenos muchachos. Quienes escuchan este género lo hacen porque se sienten identificados con su entorno. Es su identidad y también lo hacen a modo de catarsis. El resto los escuchan por curiosidad."
El Komander defendió a su público en una entrevista concedida a TV Azteca: "El escuchar narcocorridos no te hace un delincuente. La mayoría de mis seguidores viven de vender tacos".
Canciones de exportación
"Las redes sociales son las que permiten que el narcocorrido se extienda como un virus. En Facebook, hay más de 10.000 páginas de fanáticos. Esto permite que se traspasen las fronteras con gran velocidad", dice a LA NACION Adolfo Valenzuela, director general del sello discográfico Movimiento Alterado, que en marzo último organizó un megarrecital en Las Vegas, EE.UU., con 25 artistas del género.
Los narcocorridos no son sólo mexicanos, y América empieza lentamente a conocerlos con sus variantes regionales. En plena hora pico vespertina, en la línea D del subte porteño, Jonathan entona a cambio de una moneda "Donde comienzan las guerras", del puertorriqueño Vico C., con una perspectiva diferente, no apologética, del avance narco en la sociedad latinoamericana.
Los cantantes de narcocorridos circulan siempre con un fuerte operativo de seguridad. El cantante de 22 años Gerardo Ortiz debutó el mes pasado en el primer puesto del Top Latin Albums de Billboard con su disco Morir y existir (Sony). Una semana antes de aquel lanzamiento, fue secuestrado junto con su padre a la salida de un show. En aquel ataque, resultó ileso, pero su chofer y su manager fueron asesinados.
Tapar el sol con el dedo
"Los jóvenes mexicanos y latinos inmigrantes en los EE.UU. necesitaban una alternativa musical, que modernizara el modo de vestirse [éste fusiona la ropa Armani y el estilo militar] y de hablar, más cercano a su lenguaje cotidiano, en espanglish", opina Valenzuela, el ejecutivo del sello Movimiento Alterado.
Honestos. Con este adjetivo sintetiza Valenzuela el mensaje de los narcocorridos. "No se puede tapar el sol con el dedo. Los jóvenes saben que esta música refleja lo que pasa en sus calles y en sus economías."
Astorga, especialista en la materia, habla de una socioodisea de los narcos. "Un grupo empieza a adquirir un nivel socioeconómico y ya no quiere estar en las sombras. Como en la Edad Media, algunos narcos les piden a autores que escriban canciones sobre ellos, contando sus hazañas. Pero esos son los menos. Aunque antes había personajes ficticios en las letras, ahora aparecen seres reales a los que les atribuyen características mitológicas", explica.
GLOSARIO NARCOCORRIDO
- Chakas: narcos.
- Caraquear: disparar.
- Plaza: territorios obtenidos por el control narco.
- Levantón: secuestro seguido de tortura.
- Azulejo: policía.
- Cuneta: ajuste de cuentas.
- Mantas: mensaje que los narcos dejan escritos en sábanas en lugares públicos para difundir información de sus actos.
LOS TIGRES DEL NORTE, PIONEROS DE UN GENERO QUE CRUZA FRONTERAS
"Los abuelos de los narcocorridos", como los llama Iván Páez, manager de varios de los artistas del Movimiento Alterado, son Los Tigres del Norte. La banda originaria de Sinaloa, a cargo de los hermanos Hernández, grabó para la cadena norteamericana MTV un recital unplugged en Los Angeles (que se estrenará el próximo domingo, por MTV, a las 20), que contó con la participación de Diego Torres, Paulina Rubio, Andrés Calamaro, Juanes, Calle 13 y Zack de la Rocha (el vocalista de Rage Against The Machine).
La audiencia hispana podrá escuchar versiones desenchufadas de "Golpes en el corazón" (junto con Paulina Rubio), "La puerta negra", "Lágrimas del corazón", "Señor locutor", "La jaula de oro", "América" y su himno de paz "Perdona mi canto", entre otros.
"Estos intérpretes, ya que no son compositores, no sólo cantan corridos traficantes, sino que el amor, la problemática del inmigrante y la frontera están en sus temas", señala Astorga. Al lado de los narcocorridos, Los Tigres del Norte son "modocitos y fresa", apunta el periodista norteño especializado en narcotráfico David Spino.
Los Tigres del Norte aparecieron en la escena musical mexicana en la década del setenta y filmaron 14 películas. Con letras más sutiles que las del Movimiento Alterado, sus temas padecieron la censura. La más reciente de ellas fue en 2009, con "La granja", un homenaje al célebre texto de George Orwell que habla de cercos y sembradíos, una metáfora de la frontera y las plantaciones.
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