Ni bien se declaró la cuarentena, Lucas Marti decidió mudarse al estudio Avesexua, en Villa Ortúzar, que comparte con su hermano Emmanuel Horvilleur y que incluye el estudio fotográfico de su padre, Eduardo "Dylan" Marti. "Me pareció lógico quedarme en un lugar en el que pudiera seguir laburando, porque tenía la posibilidad de hacer distintas cosas y justo en ese momento, en el que había hecho una apertura de mis posibilidades de trabajo, podía producir a otros artistas mientras estaba encerrado", dice este músico inquieto que, además, por la misma época, afrontaba un divorcio reciente. "Coincidió con mi separación y venir acá, que es un lugar que siempre sentí como mi casa, también estaba bueno para que cuando vinieran mis hijas tuvieran un contacto directo con la música. Ellas siempre estuvieron cebadas con las cosas que les mostraba, pero tener los instrumentos y el tiempo para jugar con la música, nos daba un extra", dice. De todas formas, los primeros días del encierro no fueron dedicados a la música, sino a la pintura y el dibujo, artes que lo apasionan tanto como hacer una canción. "Me refugié ahí, porque sentí que necesitaba asimilar todo lo que estaba pasando. No quería ruido, sino silencio. Hay momentos en los que hay que observar y escuchar y tratar de entender. Me pasó eso. La cuarentena es terrible, todo esto te hace sentir muy chiquito".
Siento que mi generación arrastra tradiciones y técnicas que ya no se utilizan. Es como haber forjado la mejor espada para la batalla, pero cuando vas a luchar... todos tienen rifles
Luego sí, llegó la música, y Marti se puso a trabajar en un nuevo disco de canciones propias para un proyecto que no llevará su nombre y también en varias colaboraciones. "Estoy esperando que haya una luz de solución en todo esto, porque todos tenemos que tener un mínimo de tranquilidad como para poder sentarnos y disfrutar de la música. Los músicos hemos quedado en una especie de limbo y hoy nos expresamos como podemos. La música ya viene atravesando una gran crisis, no es casualidad que en Youtube y las cosas que más consume la gente son cosas más ligeras. Si no, todo es una gran revisión, gente analizando cosas del pasado. Yo creo que hay algo que se perdió o que se terminó: una batalla perdida. No sé bien, creo que mucha gente que se ha sostenido en algo cayó rendida. Hay mucha gente consumiendo personajes completamente improvisados, que aparecen en Internet analizando música nacional. Sin dudas, en varios sentidos fracasamos y tiene que ver con algo de comodidad, en vez de buscar el riesgo o algo desafiante, algo distinto a lo que se hace. El rock y nuestra música cayó en cierta desgracia y eso le permitió lugar a otras expresiones", sostiene Marti y, en plan apocalíptico, concluye: "Siento que mi generación arrastra tradiciones, técnicas y un montón de conocimiento que ya no se utilizan. Es como haber forjado la mejor espada, una muy buena, que la martillaste y la preparaste para la batalla y cuando vas a luchar... todos tienen rifles".