Música en serie: de Diana Ross a Amy Winehouse, el sonido de Sex and the City está hecho de divas
El regreso de la ficción neoyorquina a la plataforma HBO Max permite recorrer sus mejores momentos musicales, desde las cumbres del amor romántico a las profundidades del desengaño, pasando por el desenfreno de las discos de los 90
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Con los primeros capítulos nuevos en diecisiete años estrenados por HBO Max, Sex and the City tiene su temporada 7, “And Just Like That...” en el streaming para sostener la leyenda de una historia ambientada en Manhattan que marcó el tránsito del siglo XX al XXI. El cha cha jazz que abría los capítulos se volvió la huella sónica de las aventuras protagonizadas por Carrie (Sarah Jessica Parker), Charlotte (Kristin Davis), Miranda (Cynthia Nixon) y Samantha (Kim Catrall) pero en las seis temporadas clásicas hay otras voces, claro. Mujeres cuyo paso por la música funciona como espejo para el perfil de los personajes y para los laberintos sentimentales por los que circulan. Aquí, una playlist con canciones icónicas de divas de la música pop (del soul al disco y el hip hop) resignificadas por una de las series más vistas en la historia de la TV.
“Respect” (Aretha Franklin, 1967)
En la cumbre de su arte, Aretha edita el que sería uno de los puntos más altos de su discografía: el álbum I Never Loved A Man The Way I Love you. Resultó ser su primer disco para el sello Atlantic y el décimo de su discografía tras nueve discos de baja performance comercial enfocados, sobre todo, en la interpretación de standards del jazz. Es aquí donde la Aretha ícono empieza a desplegarse convirtiendo un simple de 1965 firmado por Ottis Redding en un himno al empoderamiento femenino. Suerte de pañuelo verde sónico del feminismo de los 70, la interpretación de Aretha cambió de forma radical el original de Redding. Una frase tan sencilla como “Todo lo que voy a pedirte, amor, es un poco de respeto” se vuelve un mantra en su poderosa voz.
“Proud Mary” (Ike & Tina Turner, 1970)
En un dueto donde se intercambia el registro bajo de Ike con el aullido de Tina, el clásico inmediato de Creedence es llevado dos años después a su raíz de góspel. La guitarra solo se destaca al principio en el que Tina esboza un monólogo en el estilo de James Brown (que no desentonaría en clásicos de Tarantino como Kill Bill o Jackie Brown). “Creo que les gustaría escuchar algo bonito y fácil de nosotros pero verán que nunca hacemos las cosas así lo hacemos bonito y áspero”. La letra de John Fogerty sobre una trabajadora rural se espeja en la propia y turbulenta historia de Ike & Tina. Y, en efecto, a la introducción “bonita” le sigue una explosión frenética donde los arreglos de bronces reemplazan el estilo garaje de Creedence. Editada como simple, la versión de “Proud Mary” de Ike & Tina vendió un millón de discos antes de ser incluída en el álbum Workin’ Together (con versiones de “Get Back” y “Let it Be” también).
“The Way We Were” (Barbra Streisand, 1974)
La aparición de esta balada mayúscula de Barbra en el soundtrack de Sex & The City es todo un señalamiento hacia Katie Morosky, el personaje a la que la cantante le había puesto cuerpo en la película de Sydney Pollack (llamada Nuestros años felices en la Argentina). El romance de una militante comunista con un oficial del ejército (Hubell Gardiner, interpretado por Robert Redford) quedó grabada para siempre en la memoria pop con esta balada que fue también la canción de la película y se quedó con el Oscar 1974 a la mejor canción y el Grammy de 1975. En una escena de la serie, Carrie explica que el mundo se divide entre las chicas “Katie” y las chicas “sencillas” para terminar cantando el comienzo de la imborrable balada de la Streisand.
“Love Hangover” (Diana Ross, 1976)
La suprema Diana (el espejo de agua en el Michael Jackson había encontrado la perfección genética) grabó en 1975 una de las mejores canciones de la era disco en la senda del “Love to Love You Baby” de Donna Summer. La sensual “Love Hangover” no cruza el límite lascivo de su competidora pero está plagada de jadeos y esa insistencia en una resaca de amor que no necesita ser curada (“I don’t no need no cure”, suplica) termina por subir la temperatura ambiente de cualquier lugar. Es una pieza modélica en cuanto a la transición entre la intro susurrada y el uptempo disco sostenido en el equipo de Motown, el auténtico SAME del ritmo. El equilibrio entre las cuerdas y la base eléctrica tiene la consistencia del cristal: tan admirable como frágil. Es leyenda que el productor Hal Davis instaló luces estroboscópicas en el estudio para que (la otra) Lady Di se sintiera inmersa en el dancefloor. En 1995 un documental de la BBC sobre el punk la incluyó revelando que era una de las más escuchadas en Louise’s, un club de lesbianas del Soho, y los productores de Mad Men la eligieron para la promo de la temporada final. Superioridad estética absoluta.
“I Will Survive” (Gloria Gaynor, 1978)
De tan transitada, radiada y citada la canción que consagró y a la vez frizó a Gloria Gaynor, que perdió su impacto convertida en cliché después de haber sido un himno de la disidencia sexual. Requiere de mucho esfuerzo ponerle oído virgen a esto pero vale la pena: un manifiesto hecho para ser bailado que parece extraído de un disco de pasta de Edith Piaf (hay algo agorrionado en la dicción de la Gaynor) que al ser frotado deviene un instante mágico. En la serie se escucha en el episodio 13 de la segunda temporada, veinte años después de su lanzamiento que la llevó a ganar el Grammy en la categoría “música disco” en 1980 (debut y despedida de la categoría). El recorrido de “I Will Survive” es agotador: desde su propia e innecesaria versión en español a la autoparodia en That 70′s Show y el cover para la generación MTV de Cake apto para consumo irónico. Las palabras escritas por los ignotos Fredie Perren y Dino Fekaris pasaron por un coro que incluye a Shirley Bassey, Anthony Johnson, Diana Ross y Andrés Calamaro.
“Bad Girls” (Donna Summer, 1979)
Estrella del sello Casablanca (junto a Kiss), la reina de la música disco y una de las grandes artistas del erotismo de la posguerra estaba en el auténtico hall de la fama cuando lanzó el álbum Bad Girls. La canción que le dio el título y la mostraba en lingerie y posando desafiante junto a un policía al fondo de la imagen de la tapa se escucha en la temporada 3 de la serie y era una elección ineludible. La edición original advertía que en ese álbum doble había más de 70 minutos de música y la imagen sexy de Donna era una imposición del sello tras el boom provocado por “I Feel Love”. Producida por el dúo de Giorgio Moroder y Peter Bellote, cabe detenerse en los primeros diez segundos de la canción donde ya está completo el ADN de…Daft Punk (por algo pusieron a Moroder a contar su propia historia en el esencial Random Access Memories).
“Devil May Care” (Dianna Krall, 1999)
Más cerca del tipo social de las protagonistas de la serie que de la intérprete original de esta canción de jazz, “Devil May Care” es recuperada por Krall, cuya voz definió la puesta al día del género hasta la irrupción de Amy Winehouse años después. Escrita por Bob Dorough, había sido estrenada en 1961 por Theri Thornton (1934-2000), una vocalista afroamericana con un registro más cercano al de Nina Simone. No solo se pierde la profundidad vocal en la interpretación de la Krall (impecable pero técnica) sino que también sufre la instrumentación: si el original tiene un desarrollo rítmico plagado de síncopas y desvíos inesperados en la que se escucha en la serie lo que hay es un ambiente de lobby de hotel. Quizás más adecuado al mundo social de Sex, claro.
“By Your Side” (Sade, 2000)
Algo en el comienzo de esta suave y emotiva canción de Sade lleva a canturrear el comienzo de “A Whiter Shade of Pale”, el éxito de Procol Harum de 1967. Pero la comparación es subjetiva y llega hasta ahí porque el estilo de Sade no necesita homologarse a ningún otro en su amalgama de jazz, soul y soft rock anclado en la voz de Sade Adu. Incluida en el álbum Lovers Rock (una cita al subgénero del reggae jamaiquino) se escucha en el episodio “The Good Fight” en la cuarta temporada de la serie.
“Fool’s Gold” (Amy Winehouse, 2003)
Inesperada, la voz de Amy Winehouse no solo fue un homenaje contemporáneo a las pioneras del jazz (Billie Holliday, sobre todo) sino también a sus tragedias. Su captura del género fue visceral y en tiempo presente lo que dejó, como se explicaba antes, congeladas a perfeccionistas como la Krall. Todo lo que canta Amy en “Fool’s Gold”, valga la redundancia, es oro puro. Hasta el scat del final que parece salírsele de los huesos. Fuera de los alquimistas sónicos del hip hop nadie hizo más que ella por poner al jazz en el siglo XXI sacándolo de su nicho fosilizado.
“Empire State of Mind” (Alicia Keys, 2009)
Escrita por Jay Z como un –otro– himno a New York para su álbum The Blueprint 3 fue también una forma de resignificar la voz de Alicia Keys. Es una melodía muy asociada a la serie por su inclusión en la banda de sonido de la segunda película de la saga (2010) donde se incluye la versión de Keys de piano y voz que grabó para su disco The Element of Freedom (2009). Sin embargo, es el segmento elegido por Jay Z casi como un sample el que permanece en la memoria volviendo al resto de la canción poco más que un accesorio, del mismo modo que sucede con “Thank You” de Dido, resaltada por la conmociante “Stan” de Eminem (2000).
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