Murió Rita Lee, la mayor estrella de rock de Brasil
La artista murió en su residencia, en San Pablo, “a última hora de la noche de ayer, rodeada de todo el amor de su familia, como ella siempre quiso”, según informó su familia a través de un comunicado
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A los 75 años murió la destacada cantante brasileña Rita Lee, la mayor estrella del rock brasileño e ícono del grupo Os Mutantes, como la definió Folha de San Pablo. En 2021 se le diagnosticó un cáncer de pulmón, que en abril de 2022 entró en remisión. Sin embargo, en febrero de este año, la artista debió ser internada en el Hospital Israelita Albert Einstein de San Pablo para ser tratada por el mismo cáncer. Su muerte se produjo en la noche de este lunes, “rodeada de todo el amor de su familia, como ella siempre quiso”, indicó su familia a través de un comunicado.
En su autobiografía, Rita Lee había imaginado cómo reaccionaría Brasil a su muerte, muy en su estilo, claro está, tan ácido e irónico como certero: “Me puedo imaginar las palabras de cariño de quienes me detestan. Algunas radios tocarán mi música sin pagar por los derechos de autor. En las redes sociales algunos dirán: ‘¡uh! pensé que ya se había muerto, ja ja ja ja’. Los más sinceros sacarán mis discos y cantarán ‘Ovelha Negra’. En la TV darán resúmenes de mi carrera”, expresó.
Quizás no sea la canción que mejor la represente pero es la que más ha sonado por estas tierras. “Lança Perfume” (O “Lanza perfume”, en castellano) resultó un hit en la Argentina de comienzos de los años 80 y uno de los grandes hits que la acompañaron toda su vida, como “Ovelha Negra”, “Agora Só Faltas tu”, “Mania De Você”, “Baila conmigo”, “Baño de burbujas”, “Ora”, “Chico bonito”, “Flagra”, “Lo siento por Auê”, “Hierba venenosa” y “Amor y sexo”.
“Hija de un masón que adoraba el esoterismo y los ovnis y de una pianista ‘mucho más católica que el Papa’, la adolescente Rita hizo estallar una bomba en el corazón burgués de su hogar paulista cuando incendió el teatro de su escuela. Como efecto de esa explosión llegaría el enlace de las Teenage Sisters, su primer grupo”, escribió el periodista Leonardo Tarifeño en LA NACION en 2008, con motivo del lanzamiento de tres DVD a modo de repaso biográfico. Rita nació y murió en San Pablo: vino al mundo el 31 de diciembre de 1947 como Rita Lee Jones y partió en la noche del 8 de mayo de 2023. Como toda brasileña, su pasión por el fútbol atravesó su vida y como buena paulista amó los colores de su querido Corinthians, al que le escribió la canción que se convertiría en himno futbolero: “Amor branco e preto”, en 1972.
Actriz, cantante, multiinstrumentista y feminista, bregó por los derechos de la mujer desde el inicio mismo de su carrera. En medio de esa poderosa marea que fue el tropicalismo, ella se destacó con un componente foráneo: el rock. Al frente de Os Mutantes creó un universo paralelo, psicodélico, que no tuvo un reconocimiento instantáneo pero que, varias décadas más tarde, llegó a los oídos de melómanos, músicos del rock sajón como Kurt Cobain, Beck y Stephen Malkmus y coleccionistas, quienes rescataron los inicios de la banda de la montaña de sonidos que en los 90 se denominó world music para darle una escucha profunda.
Rita decidió dejar al grupo en 1972 e iniciar su trayecto solista, que resultaría desordenado, desparejo y en muchas ocasiones a contramano de lo que se esperaba de ella. Supo ser popular sin renunciar a sus principios, sin incorporar a su música propuestas que no estaba segura de defender. “Parecían tres ángeles. Sabían todo sobre el rock renovado por los ingleses en los años 60; tenían el estilo de la vanguardia pop de la época”, escribió Caetano Veloso en sus memorias, en relación al impacto de la primera formación de Os Mutantes, con Rita, Sergio Dias y Arnaldo Baptista.
“Rita no es una ingeniera de la armonía, como João Gilberto; ni una intelectual del verso concreto; a la manera de Caetano; ni mucho menos una musa de la voz y la melancolía; en la línea de Elis Regina. Se trata de una figura audaz y singularísima, una irrupción sin par en el rico y complejo mapa de la música popular brasileña de los últimos cuarenta años”, se escribió en estas páginas en 2008.
“Rita Lee ofreció a generaciones de chicas en Brasil la educación sexual más privilegiada a través de sus canciones, las que podrían considerarse sexo-pedagógicas. Oyeron hablar de sexo a través de canciones bellas, de una manera alegre, de una manera jocosa a veces, de una manera honesta, de una manera en la que Eros estaba más presente que Tanatos”, expresó en una ocasión el tropicalista Tom Zé.
En sus inicios, la cantante encontró en Janis Joplin el modelo a copiar, pero el flower power que venía de San Francisco tenía formas más restrictivas en América del Sur. “No era fácil ser como Janis dentro del rock brasileño. Ante esa situación, si me mostraba tímida, no hubiese durado mucho. Mi comportamiento en el escenario fue la única manera de vencer las barreras”, comentó en una entrevista con Página/12.
La multifacética artista paulista se consideraba a sí misma una sobreviviente. Sobrevivió al consumo de diversas drogas y cada vez que se le preguntó por la composición de muchas de sus canciones tuvo respuestas tan eficaces como rotundas: “Mis mejores temas fueron compuestos en estado alterado. Y los peores también”.
Tras su educación en un colegio francés de San Pablo, Rita formó Os Mutantes en 1966 con los hermanos Arnaldo Baptista y Sergio Dias. Con ellos registró los álbumes Os Mutantes, Mutantes, A Divina Comédia / Ando Meio Desligado, Jardim Elétrico, Mutantes E Seus Cometas No País Dos Bauretz y Technicolor. En 1972, Rita dejó la banda para iniciar su periplo solista. La decisión la tomó un año después de casarse con Arnaldo Baptista, de quien se separaría en 1977. Casi veinte años más tarde, en 1996, contraería matrimonio con Roberto de Carvalho, coautor de buena parte de sus clásicos. Con él tuvo a sus hijos Beto, João y Antônio.
A la Argentina vino en diversas oportunidades. Aquí conoció y cultivó una amistad con Charly García y también con Fito Páez. Pero el país tuvo una relación no tan aceitada como la que cultivó el público local con célebres tropicalistas como Caetano Veloso, Gilberto Gil y Gal Costa.
En tiempos donde llegó a grabar cinco discos en un año, la cantante lanzó sus primeros dos trabajos en solitario en paralelo a Os Mutantes: Build Up (1970) y Hoje É O Primeiro Dia Do Resto Da Sua Vida (1972).
“Llevaba una vida tranquila / Me gustaba la sombra y el agua dulce / Dios mío, ¿cuánto tiempo pasé? Sin saber / Fue cuando mi padre me dijo: / ‘Hija, eres la oveja negra de la familia’ / Ahora es hora de hacerse cargo y desaparecer / Bebé, bebé / No sirve llamar / Cuando alguien está perdido / Buscando encontrarse a sí mismo / Bebé, bebé / No vale la pena esperar, oh no / Quítatelo de la cabeza / Y pon el resto de nuevo en su lugar”, dice la letra de “Ovelha Negra” (1975), la canción que escribió para que su padre “se olvide” del deseo de que su hija se dedicara, como él, a la odontología.
Tras sus primeros discos, participó del grupo Tutti Frutti, con el que editó cuatro obras en la segunda mitad de los 70. En esa década también lanzó Refestança, con Gilberto Gil. A los 80 entró de la mano de ese desenfado sexual que fue “Lança perfume” (“Larga, nena/ Larga todo ese perfume”), donde la sociedad artística con su marido ocupó buena parte de la década. Los años 90 la recibieron con una nueva alianza: con Gal Costa y Cazuza editó Bossa ‘n’ Roll (1991). Hacia finales de esa década, el unplugged de MTV la llevó a repasar su carrera y a que una nueva generación descubriera su música. Su amor por los Beatles, a quienes siempre recordaba y a quienes siempre volvía para reiniciarse, registró uno de los últimos grandes capítulos de su discografía: Aquí, ali, em qualquer lugar.
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