Murió la crítica y musicóloga Pola Suárez Urtubey
Tenía 89 años; fue columnista de música clásica de LA NACION y ganó el premio Konex de Platino en 2007
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En el mundo de la música clásica, los grandes nombres son los de los compositores, los intérpretes, tanto instrumentistas como cantantes, los directores, los coreógrafos y, en general, todos aquellos involucrados en ese arte inigualable que es el de hacer música, en el más amplio de los sentidos. Sin embargo, algunas personalidades logran ingresar con sus propias herramientas y cosechar reconocimientos y respeto. Pola Suárez Urtubey –que murió el sábado último, a un mes de cumplir 90 años–fue una de esas pocos seres humanos a quienes todos conocían en ese ámbito pero cuyo accionar era otro, el de la docencia, la comunicación, la historiografía, la musicología y la musicografía. Fue columnista de LA NACION durante largas décadas, con una presencia altamente valorada a través de sus artículos de opinión.
Con ese acento y sus modos de hablar tan característicos que se trajo de su Santiago del Estero natal, en el que había nacido en 1931, Pola se formó como musicóloga en la Universidad Católica Argentina, en los tiempos en los cuales Alberto Ginastera era el decano de la Facultad de Música, institución en la cual obtuvo su doctorado. Mucho antes de obtener ese título, Pola ya ejercía la docencia y se iba abriendo paso editando libros y escribiendo artículos. En unos y otros, Pola se destacaba por el rigor y la metodología y por una prosa impecable, tan ubicua como equilibrada, que los lectores de este diario disfrutaron y admiraron en aquellas columnas que, por décadas, escribió cada jueves.
Publicó una decena de libros, tanto de investigación como de divulgación musical. En el campo académico, su trabajo estuvo siempre vinculado a la historia de la música académica argentina, ya sea en calidad de investigadora individual o integrando o dirigiendo proyectos colectivos de investigación. De la producción en este espacio, se pueden mencionar La creación musical argentina en los Ochentistas, que le valió el primer premio del Concurso Internacional Robert Stevenson de Musicología, en 1991, y su libro Alberto Ginastera en cinco movimientos, distinguido con el Premio Municipal 1972. En tren de recordar nombramientos, hay que señalar también que fue miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes y de la Academia Nacional de Historia.
En su libro La ópera: 400 años de magia (2010), en un texto titulado “A manera de obertura”, se refería a su pasión por la lírica. “Desde hace cuatro siglos el mundo se conmueve viendo en un escenario cómo las pasiones humanas, la alegría, el llanto, la vida y la muerte se expresan a través del canto. Es su lenguaje y ahí está su esencia. Cualquier ataque a la ópera como género artístico carece de fundamento. Por eso el amor hacia la ópera no es producto ni de supersticiosa religión ni de psicosis maníaca. Se llega a ella a través de la inteligencia y la sensibilidad, antes de subirse al canto y echar a volar la fantasía”. Estuvo casada con el maestro Valdo Sciamarella hasta la muerte de éste, en 2014.
Sin embargo, si Pola adquirió un gran renombre dentro del círculo de la música clásica fue, sobre todo, por sus columnas en este diario y por sus notas en los programas de mano del Teatro Colón. Estas dos actividades fueron centrales para que, en 2007, fuera distinguida con el Premio Konex de Platino en Comunicación y Periodismo en Música Clásica. Y en esas notas, las del diario y las de los programas del Colón, Pola Suárez Urtubey se mostraba exactamente como era: estudiosa, inquisidora, refinada en su lenguaje, curiosa y siempre muy cuidadosa en cotejar datos, fechas, nombres y situaciones. Todos aquellos que la han leído o la han escuchado no dejarán de recordarla con la mayor consideración y con sumo cariño.
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