Murió Harry Belafonte: pionero de la música caribeña en los Estados Unidos, actor y activista por los derechos civiles
Amigo de Martin Luther King, actor ganador de un Premio Oscar, uno de los gestores del proyecto USA for Africa y el verdadero rey del calipso en tiempos en que lideraba las ventas del disco mientras impulsaba la presencia de actores de color en el cine norteamericano
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Harry Belafonte murió este martes en Nueva York, su ciudad natal, a los 96 años. El músico, actor y reconocido activista por los derechos civiles falleció a causa de una insuficiencia cardíaca congestiva, según informó Ken Sunshine, su vocero.
Como consigna The New York Times en su obituario, “en un momento en que la segregación aún estaba generalizada y los rostros negros eran una rareza en las pantallas grandes y pequeñas, el ascenso de Belafonte al escalón más alto del mundo del espectáculo fue histórico”. Claro que no se trató del primer artista negro en trascender las fronteras raciales, ya que antes, por caso, el mundo escuchó y disfrutó de Louis Armstrong y Ella Fitzgerald. Pero el artista nacido el 1 de marzo de 1927 en el Harlem neoyorkino tuvo el honor de haber sido el primero en vender un millón de copias de un elepé. Lo consiguió con su clásico Calypso, que salió a la venta en agosto de 1956″.
Hijo de inmigrantes de las Indias Occidentales, a lo largo de su extensa trayectoria tuvo el honor de haber sido el primer artista en haber vendido un millón de copias de un álbum. Fue con Calypso, disco que se lanzó en 1956 con el cual alcanzó la cima de la lista de álbumes de Billboard poco después de su lanzamiento y permaneció allí durante 31 semanas. Belafonte no apuntó al rock and roll sino que lo suyo fue un estilo híbrido en el que se mezclaban los ritmos de la isla de Trinidad con formas nuevas cantadas en un perfecto inglés americano.
A lo largo de su vida tuvo varias formas de ganarse la vida: fue el chico de los recados de una sastrería en sus inicios y, con el tiempo, músico y actor. En ese tránsito se enroló durante dos años en la Marina norteamericana en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Gracias a la ayuda que recibieron los veteranos de guerra, se anotó en el Taller Dramático de la Nueva Escuela de Investigaciones Sociales, en donde coincidió con Marlon Brando, Walter Matthau y su gran amigo Sidney Poitier. En 1970, ambos se asociaron para producir filmes en los que actores y directores fueran negros.
Su personalidad inquieta hizo que abandonara el cine para dedicarse a la restauración. Montó un pequeño negocio en Greenwich Village, barrio clave de la cultura emergente de Nueva York. Allí entró en contacto con otro tipo de música diferente: el folk. En enero de 1956, el sello RCA lo contrató como cantante de folk y le editó un primer disco titulado Mark Twain and Other Folk Favourites. Luego llegó Belafonte y en esa seguidilla es que lanzó Calypso, en el cual recordaba su infancia pasada en Jamaica, isla en la que vivió entre los 9 y los 13 años.
En 1957 fue el turno de otro gran éxito que llevó su firma: “Day-O”, canción cuyo título real es “Banana boat song”, una de las canciones con más versiones de la historia de la música reciente y encendió una locura por la música caribeña. Algunos consideran que fue el primer intérprete de reggae en momentos en los que el folk emergía con fuerza y competía con el rock and roll y el jazz. En ese tránsito grabó un disco de blues en 1958, Belafonte Sings the Blues y, un año después, una adaptación de Porgy and Bess, junto a Lena Horne. Paralelamente protagonizó el largometraje Island in the Sun, en el que interpretaba a un político negro. También protagonizó Carmen Jones, junto a un elenco completamente afroamericano en el cual compartió el set con Dorothy Dandridge y Pearl Bailey. En 1959 se convirtió en el actor negro mejor pago de la historia. En 2014, la Academia de Hollywood le entregó el Oscar de Honor.
Pero hubo otro Harry Belafonte imposible de pasar por alto: el de su faceta como activista. “El papel del arte no es mostrar la vida, sino enseñarnos cómo debería ser esa vida”, apuntó en un reportaje quien aseguraba no haber sido un artista que devino en activista, sino un activista que decidió meterse a artista. En esa otra cara de una misma moneda trabajó estrechamente con Martin Luther King por la igualdad de los derechos de los negros en Estados Unidos, en los años sesenta. De hecho, participó en la histórica Marcha en Washington de 1963, la del famoso discurso “I have a dream (Tengo un sueño)”. Fue nombrado por el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy como asesor cultural del recién creado Cuerpo de Paz. Cuando King ingresó en una cárcel de Birmingham, Belafonte aportó el dinero para pagar la fianza. “Cuando la gente piensa en el activismo, siempre piensa que conlleva algún sacrificio, pero yo siempre lo he considerado un privilegio y una oportunidad”, dijo en un discurso pronunciado en 2004. En la misma línea de su permanente compromiso, dos décadas después se implicó en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica.
En 1985, lideró el proyecto USA for Africa (United Support of Artists for Africa). Surgió a instancias de Belafonte. Su manager se puso a trabajar en el proyecto y pensó que Hollywood sería el lugar ideal de reunión para la grabación, que finalmente se concretó el 25 de enero de 1985. El director musical fue Quincy Jones, quien acuñó una frase de advertencia para los artistas que aceptaran participar en el proyecto: “Leave your egos at the door (”dejen sus egos en la puerta)”. Una verdadera constelación de 45 estrellas de la música grabaron “We are the World” en un estudio de Hollywood. Allí estaban Michael Jackson, Bruce Springsteen, Bob Dylan, Tina Turner, Ray Charles, Dionne Warwick, Bette Midler, Stevie Wonder, Paul Simon, Diana Ross y Bob Geldof, entre otras figuras únicas que se sumaron para paliar la hambruna en Etiopía. En el final, Belafonte hace coro con Cindy Lauper.
Una de sus últimas apariciones, antes de que su salud se deteriorase irremediablemente, fue en 2018, en la película El infiltrado del KKKlan (Blackkklansman), de Spike Lee, en la que interpretaba a un anciano líder de los derechos civiles. Dos años después, antes de las elecciones presidenciales, el actor y activista que tuvo 4 hijos y 8 nietos, firmó un artículo de opinión que se iniciaba de este modo: “Hace cuatro años, cuando Donald Trump se postuló por primera vez para presidente, instó a los negros a que lo apoyaran y nos preguntó: ‘¿Qué tienes que perder?’. Cuatro años después, sabemos exactamente lo que teníamos que perder. Nuestras vidas, ya que morimos en cantidades desproporcionadas por la pandemia que él ha dejado florecer entre nosotros”.
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