Mozarteum, una entidad clave para la cultura argentina

La lectura de todas las columnas y opiniones de esta edición, como consecuencia del fallecimiento de Jeannette Arata de Erize, no hacen sino dar testimonio de la relevancia del Mozarteum Argentino. Aún a riesgo de colisionar con algún otro criterio al respecto, lo más trascendente de la institución ha sido la organización de espectáculos musicales, de los más diversos, en los que, como es sabido, primó el alto nivel artístico y musical. La enumeración de las grandes figuras que han pasado por los conciertos del Mozarteum es por demás elocuente e inapelable. Allí aparecen Friedrich Gulda, Birgit Nilsson, Régine Crespin, Mstislav Rostropovich, Daniel Barenboim, Kurt Masur, Pierre Boulez, Rudolf Nureyev, Zubin Mehta, el Cuarteto Alban Berg, Kiri Te Kanawa, Simon Rattle, Emma Kirkby, Martha Argerich, la Orquesta Filarmónica de Viena con su director, Karl Böhm, Pablo Casals, Uto Ughi, la Orquesta Tonhalle de Zurich con el director Gerd Albrecht?

Pero dentro de las otras múltiples actividades de la institución, ante la defección de un gobierno poco atento a estos asuntos, Jeannette impulsó la administración del atelier argentino de la Cité Internationale des Arts, una fundación pública enclavada en París para que becarios, estudiantes, artistas e intelectuales vinculados a las artes y a la cultura de todo el mundo puedan residir temporalmente en él para acceder al perfeccionamiento y el estudio. Gracias al Mozarteum, a lo largo de varias décadas, unos doscientos cincuenta artistas e intelectuales argentinos pudieron tener esa oportunidad. Como prueba de la amplitud de criterios de la institución, entre compositores, directores, cantantes, músicos, artistas, escritores y coreógrafos hubo espacio también para, al menos, un musicólogo que pudo establecerse en París para avanzar en sus investigaciones. Éste ha sido el caso de quien esto firma y que, de este modo, hace público su reconocimiento al Mozarteum. Además, más allá de la anécdota, es un aporte mínimo más para comprender la verdadera dimensión de esta entidad, muchísimo más que una gran organizadora de conciertos.