Modern Family: de Foreigner a Bonnie Tyler, la música de una familia como la nuestra
Música en serie. El estreno su temporada número 11 es una buena excusa para repasar uno de los grandes aciertos de la ficción que protagoniza Sofía Vergara: las canciones que acompañan la acción
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Con su temporada 11 recién subida a Netflix, Modern Family completa uno de los ciclos más brillantes para las comedias que se hicieron entre el boom de las sitcom de los 90 y el formato de las series tal cual las consumimos en esta década. Estrenada por la cadena ABC en setiembre de 2009, la idea de Christopher Lloyd y Steven Levitan vuelve sobre la familia como ficción (un clásico de la tele desde la perspectiva histórica de los Ingalls a la sátira impiadosa de Los Simpson) con los ajustes del siglo XXI aunque evitando tropezar con las demandas de la corrección política.
Hay aquí una pareja formada por un adulto mayor como Jay (Ed O’Neill) y la inmigrante colombiana Gloria (Sofía Vergara) de la que se desprende un árbol. La pareja gay formada por su hijo Mitch (Jesse Tyler Fergusson) y Cam (Eric Stonestreet) y la familia más o menos convencional que formó su hija Claire (Julie Bowen) con su yerno Phil (Ty Burrell). Todos juntos son también una suerte de team de karaoke, ya que mucha de la música pop que se escucha en la comedia pasa por la voz de los protagonistas en gags de antología.
Aquí diez momentos de música y alto humor
“Midnight Train to Georgia” (Gladys Knight & The Pips, 1973). Una institución del soul activa entre 1952 y 1989, los Pips y su magnífica solista levantaron vuelo cuando los fichó la Motown en 1966 y se impusieron con una versión de “I Heard it to the Grapevine” (Marvin Gaye). Ya como artistas de Buddah Records consiguieron su primer número uno con “Midnight Train to Georgia”, con esa patada de batería que parece programada pero no. La canción suena en un puesto ambulante de tacos y Jay no duda en tomar el lugar de Gladys haciendo de su botella de cerveza un micrófono mientras el resto de la modern family se acomoda siguiendo los movimientos, la coreo y los coros en contrapunto de los Pips como si estuvieran en el show de tevé Soul Train, de los 70.
“Angel of the Morning” (Juice Newton, 1981). La belleza desbordante de Gloria no se corresponde con su pésimo oído aunque insista por acaparar el centro del karaoke familiar. Jay sufre cuando la escucha entonar el estribillo de este hit de Juice Newton que nunca jamás se fue de la FM y que le dio a la chica country el Grammy a la mejor interpretación vocal en 1981, cuando la incluyó en el álbum Juice. Fue la versión más exitosa y la que la memoria pop guarda mientras que la original (inspirada por el “Ruby Tuesday” de los Stones) de Merrilee Rush & The Turnabouts (1968) se convirtió en una curiosidad oldie. También es llamativo que una Olivia Newton John en plan Carpenters la hubiera grabado en 1973 con bastante menos éxito que la otra Newton que, al fin, fue la que le sacó el jugo.
“Total Eclipse of the Heart” (Bonnie Tyler, 1983). Con Phil a la guitarra, la temporada 10 se cierra con una versión coral de toda la familia. La escena sucede en la cubierta de un yate y, como en un juego, a cada uno le corresponde alguna de las estrofas del lentazo con el que Bonnie Tyler (¿la princesa pop de Gales?) rompió las radios y las discotecas. Su performance desbocada en el estribillo es legendaria y la power ballad escrita por Jim Steinman para su quinto álbum, Faster Than the Speed of Night está en la playlist esencial del karaoke, porque a este eclipse total del cuore no solo hay que cantarlo sino sufrirlo, actuarlo. El simple de “Total eclipse…” vendió 8 millones de copias en todo el mundo, aunque los creativos de nuestras hinchadas hayan priorizado para siempre su anterior hit: “It’s a Heartache”.
“True” (Spandau Ballet, 1983). Solo en Modern Family puede pasar que Edward Norton toque el bajo y cante una de las mejores baladas de los 80, mientras Phil y Claire bailan abrazados hasta que el personaje de Norton se cansa. “Yo no toco una canción llamada ‘True’ para alguien falso que ni siquiera sabe cómo se llama el grupo”, se encrespa. Phil reconoce que esa no es la canción de la pareja sino “If you Leave”, de Orchestral Manouevres in the Dark, en una secuencia de sofisticado humor metapop. Con “True”, los Spandau Ballet definieron un romanticismo pos new wave que aplicaba las enseñanzas de Roxy Music para una audiencia masiva. Casi cuarenta años después sigue sonando contemporánea.
“I Want to Know What Love Is” (Foreigner, 1984). Otra fija del karaoke que se cuela en la comedia en una situación absurda. Se escucha tocada por el grupo amateur The Dad Beats y en la voz de un farmacéutico que sorprende alcanzando el registro de Lou Gramm, el cantante original de Foreigner, una especie de supergrupo formado por ex miembros de Spooky Tooth y ¡King Crimson!, que alcanzaría su Everest con esta power ballad incluida en el álbum Agent Provocateur, uno de los discos que definió el sonido AOR (Adult Oriented Rock) junto con “Hydra” (Toto) y “Silk Degrees” (Bozz Scags).
“Hush Little Baby, Don’t Say a Word” (The King’s Singers, 1987). Otro momento de Gloria al micrófono para martirio del pater familias Jay. La mujer se pasea por la cocina embarazada cantándole esta lullaby al futuro hijo de la pareja con la supuesta intención de apaciguarlo, aunque podría provocarle el primer susto de su embrionaria vida. El grupo vocal The King Singers (formados en Cambridge en 1968) la incluye en su álbum New Day en una versión bastante más armoniosa, claro. Como en la mayoría del repertorio folk, la autoría y la fecha de esta nursery rhyme es incierta y se pierde en el anonimato. Aunque el folklorista inglés Cecil Sharp pudo rastrear una partitura de 1918 en Virgina, Estados Unidos, es difícil saber cuánto tiempo llevaba pasando de una generación y de una cuna a otra.
“Free Your Mind” (En Vogue, 1992). En una salida por un centro comercial, Mitch y Cam quedan atrapados en una flash mob, suerte de happening revisitado para la era de los móviles y la mensajería instantánea. Mitch se suma a la coreografía que irrumpe en la circulación para marcar un instante disruptivo del día y la música de las En Vogue sale de un amplificador oculto entre las plantas. El llamado al baile es tan contagioso que hasta el personal de seguridad del shopping se suma. No es para menos. “Free Your Mind”, una cita a Funkadelic, es hi energy pop con calidad de dinamita para incendiar la pista. Treinta años después el hit de las Supremes de los 90 incluido en el álbum Funky Divas suena igual de adictivo.
“Circle of life” (Elton John, 2003). La escena en la que Mitch y Cam presentan a Lily, la niña vietnamita que adoptan, hace espejo con aquella de Disney donde el Rey León presenta a su sucesor. Esta vez es una situación de familia humana la que pareciera adaptarse o representar las costumbres de los animales humanizados para la platea infantil y no tanto. La canción compuesta por Elton John para la banda de sonido original de la película se vuelve así un tópico, el sonido de una situación, la balada de piano perfecta para cualquier baby shower.
“Sanity” (Divyded, 2013). En la temporada 10, Lily ya es casi una adolescente y viaja en el auto con sus padres. “He cambiado. Ya no me interesan ni Beyoncé ni Britney, ni Gaga”, les dice a Mitch y Cam que se sobresaltan con la confesión de su hija. Interesados en sus nuevos gustos musicales le extienden un USB para que conecte su teléfono al sistema de audio del auto. Lo que sale es un death metal abrasivo y demencial de parte de Divyded (¿Divididos?), una banda underground que hay que buscar en YouTube. Todos los comentarios posteados sobre esta brutalidad llamada “Sanity” refieren a Modern Family. “Lily me trajo hasta aquí” o el remate de la escena: “Nos va a matar a todos”.
“Shallow” (Lady Gaga y Bradley Cooper, 2018). Sucedánea de Madonna en el gusto y la devoción gay, Lady Gaga dejó atrás su personaje estrambótico en la nueva versión del clásico “Nace una estrella” que dejó este hit con aires de power ballad (pareciera ser un género que va muy bien con el karaoke) que suena en la heladera inteligente de Mitch. Su pareja lo sorprende cheek to cheek con el aparato como si estuviera en la posición de Gaga frente a Bradley Cooper. Un romance electrodoméstico en la era de la casa inteligente.
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