Miranda! le sumó una estrella a su hotel: puso a bailar a un Movistar Arena colmado y subió la vara de su show
El dúo de Ale Sergi y Juliana Gattas inició su serie de cuatro presentaciones en el estadio de Villa Crespo; se vuelven a presentar del jueves al sábado
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Un escenario limpio, pelado, con los músicos, los únicos dos músicos (Ludovica Morell en batería y Gabriel Lucena en bajos y guitarras), ubicados bien a los costados, como quien hace lugar en el living de su casa para disponerse a bailar. El protagonismo visual reservado para las pantallas, en especial esa gigante que se ofrece como telón de fondo y que acerca las imágenes y la estética de Miranda! a cada uno de los rincones de un Movistar Arena abarrotado (¿se puede decir estallado?).
Pero el comienzo no fue por ahí, en dirección al escenario donde minutos dispuestos Ale Sergi y Juliana Gattas empezaron a desplegar la nueva versión de Hotel Miranda!, una remozada, renovada y con estímulos suficientes para seguir haciendo historia. Sabemos, las que tienen que preocuparse son las bandas que no tienen hits, aquellas que se esmeran para “pegarla” pero muy a su pesar no lo consiguen. Desde el comienzo, a Miranda! la tocó la varita mágica de la difusión masiva y aun cuando algunos creían, allá lejos y hace veinte años, que lo suyo era una moda pasajera, el tiempo pasó, tuvieron mejores y peores años -y discos-, pero siempre sumaron dos, tres o cuatro hits por obra.
En una noche como la de anoche, todas esas canciones, hoy clásicas, sin tiempo, brillaron con la adaptación que primero la banda, las voces invitadas y los productores realizaron para ese disco que les valió el Gardel de Oro y que ahora vuelven a “tocar” para su nuevo espectáculo en directo. Porque este hotel imaginario, que sirvió como idea conductora para los videoclips, ahora ostenta una estrella más que en la temporada 2023.
¿Cómo empezó el show si no fue en el escenario? Pues desde el campo, entrando por una de las puertas que hasta minutos antes había ingresado buena parte del público. Subidos a un cisne blanco, Ale y Juliana musicalizaron su lento andar hacia el escenario cantando “Ya lo sabía” y de ese modo decretaron que la fiesta había empezado. Aunque un rato antes ya había tenido una antesala con el set de Juan Ingaramo como apertura.
En menos de dos horas, esa gran maquinaria pop brilló en el Arena y convirtió al espacio en un enorme boliche. Tal vez algunos no hayan reparado en el detalle escénico de las numerosas bolas de boliche espejadas que se habían instalado en el techo del lugar, pero seguro que sí vieron la que se reprodujo en el pasaje final en la pantalla principal, ahí mismo donde antes habían desfilado la luna, platos voladores y otros estímulos para acompañar y completar una experiencia por demás gratificante.
“Nadie como tu”, “Lo que siento por ti”, “Luna de papel” y “Uno los dos” (con Emilia desde la pantalla) completaron el primer tramo del show, uno que pasó volando y sin margen para la distracción. Ale y Juliana hace tiempo que no juegan a ser Pimpinela. Cantan, bailan, lanzan miradas cómplices, toman distancia el uno de la otra y vuelven a acercarse como si entre ellos hubiera un imán invisible que no los deja distanciarse del todo. Pero ya no hay comedia en escena sino la intención (muy seria, por cierto) de lograr que el público no salga ni un segundo de su burbuja electro-pop que invita a bailar, cantar y dejar los pesares afuera, en un guardarropas emocional en donde, sin que nos demos cuenta, queda por un par de horas todo el trajín del día.
En los pies, en el cuerpo todo pero también en la vista. El pop estalla e impacta en cada uno de nuestros sentidos. Bailarinas con pelucas rojas, bailarines acróbatas y el dúo central vestido en composé, con decenas de corazones en sus outfits, con enormes boas rojas después y, en el último pasaje del show, con trajes metálicos que nos llevaron a una imaginaria disco setentosa. Y en el centro, las canciones, como “Navidad”, con Goyo de Bandalos Chinos; o “Tu misterioso alguien”, con el feat. de Andrés Calamaro; o las irresistibles “Perfecta” y, en combo, “Prisionero” y “Hola”.
Como en algún momento hay que bajar los decibeles, Miranda! dispuso que en esta serie de cuatro shows en el Movistar Arena hubiera un pequeño set de dos temas acústicos, protagonizado por “Lejos de vos” y “Hasta hoy”, seguido por una coreografía que volvió a poner a todos los bailarines en escena, pero sin Ale y sin Juliana, que se tomaron un descanso para regresar con un último look y con un final que volvió a subir la adrenalina: “Mentía”, “Fantasmas”, “Enamorada” y “Don”, entre otros hits, con el plus de “Romix” como regalo final.
La manera en la que la gente se va del lugar también dice mucho del show. Después del único bis, cuando las luces empezaron a encenderse, las más de 15.000 personas que habían sido testigo de la gran performance de Miranda! no parecían apuradas por dejar el lugar. Más bien esperaban otra sorpresa del dúo, que a esta altura podía venir de cualquier sector del Arena.
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