Miguel Mateos revela detalles de la historia de "Tirá para arriba", el gran clásico de Zas
¿Hay una sola razón que explique integralmente el éxito de una canción? Claro que no. Siempre son varias que confluyen y pueden provenir del cálculo, el sentido de la oportunidad, la buena lectura del contexto y también el azar. Empecemos por el clima de época, quizás la variable más indicada para analizar cuando se observa un caso en perspectiva. ¿Cómo era la Argentina en la que "Tirá para arriba", de Zas, se transformó en un hit categórico? Principalmente era un país que respiraba un aire renovado después de la prolongada asfixia de la dictadura militar, que asumió el poder en marzo de 1976 y lo dejó en diciembre de 1983.
La canción apareció originalmente en Tengo que parar, el tercer disco de Miguel Mateos/Zas, lanzado en 1984, cuando la recuperación de la democracia era todavía un hecho reciente y el rock argentino empezaba a deletrear un nuevo vocabulario, ya sin la presión de la censura y con la posibilidad de avizorar un horizonte más optimista. Fue un momento liberador y expansivo en el que empezaba a dibujarse un mapa cultural donde el rock era un paisaje más. Pero se transformó en un suceso imparable recién un año más tarde, después de que Mateos llenara cuatro veces el Teatro Coliseo y editara de inmediato el disco en directo Rockas Vivas (1985), que vendió medio millón de copias, un récord para el asombro.
En ese 1985 lleno de alternativas, un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos enviado al Congreso de ese país remarcó que era el primer año en el que no se había perpetrado ningún crimen político en la Argentina desde 1968. Juan Vital Sourrouille reemplazó como Ministro de Economía a Bernardo Grispun y propulsó el Plan Austral, con el que impuso el congelamiento de tarifas, precios y salarios, reguló las tasas de interés y dejó de emitir moneda sin respaldo. En la provincia de Buenos Aires empezó a gestarse la renovación peronista, con Antonio Cafiero a la cabeza. Y comenzó el histórico juicio contra los excomandantes de la junta militar, que despertó interés en todo el mundo. Las experiencias comunistas europeas empezaron a resquebrajarse, aunque todavía faltaban cuatro años para la caída del Muro de Berlín.
En ese marco, una letra como la de "Tirá para arriba" funcionó a la perfección. Mateos tuvo la capacidad de sintonizar con un ánimo social marcado por el recuerdo de un pasado reciente doloroso ("Sigo siendo un gato en la ciudad", decía, citando una canción propia para metaforizar el temor provocado por el clima represivo de la dictadura) pero también deseoso de seguir adelante, aun cuando el destino no estuviera del todo claro ("Tirá para arriba, tira / Si no ves la salida / No importa, mi amor / No importa, vos tirá").
El tema también aludía a los enfrentamientos que habían dividido a la Argentina de los últimos años, una disputa que había desembocado dramáticamente en el golpe encabezado por Jorge Rafael Videla, pero que se había empezado a gestar con los bombardeos sobre civiles (308 muertos, más de mil heridos) que fueron el preludio del derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955: "Alguien tira para abajo, yo me trato de zafar / Alguien que grita "es de los nuestros" / Alguien que lo va a buscar". Y extendía la mirada al contexto internacional, siempre determinante en la política interna de los países periféricos, sintetizándola en un par de líneas que combinan estupor y un sutil sentido del humor: "Tengo a un ruso y a un yanqui dentro de mi habitación / Que se juegan mis zapatos y mi foto de graduación / En un Atari".
Otro dato importante a la hora de evaluar las razones del éxito de "Tirá para arriba" es el despegue de la FM en la Argentina. En 1985 nació Rock & Pop, bajo la dirección de Daniel Grinbank y con una estética que provocaría una verdadera revolución radial. Con diferentes estilos, La 100 y FM 105 -más tarde Hit y 40 Principales- también le dieron mucho espacio al rock nacional y potenciaron una llegada a la gente que se había multiplicado después de la guerra de Malvinas.
La curiosidad en la historia de esta canción es su origen. El disco Tengo que parar ya estaba casi terminado, pero Oscar López le sugirió a Mateos que agregara una canción más, "una balada al estilo de las de Elton John", cuenta ahora Miguel, cuyos compañeros de banda eran por entonces su hermano Alejandro Mateos (batería), Raúl Chevalier (bajo) y Eduardo Sanz (guitarra). "Fui a la sala de Liniers donde ensayábamos y me puse a componer en un viejo piano vertical Bruckner que había heredado de mi madre -recuerda el músico-. Me salió un inicio muy cercano a la música clásica, porque yo tengo una formación de conservatorio. En el demo canté en un cocoliche que simulaba ser inglés, solo para tener la melodía bien definida. Se lo mandé a López y muy pronto decidimos grabarlo. Ese disco lo hicimos en los estudios Panda. Después de grabar dos o tres tomas iniciales con el piano, empezamos a tratar de imaginarnos cómo orquestarlo con la participación de toda la banda. Y al día siguiente terminamos sumando batería, bajo, guitarra y algún sintetizador".
"Tirá para arriba" fue el tercer corte de Tengo que parar. Los dos primeros fueron la canción que le dio título al álbum y "Ana, la dulce". El tema se transformó en un clásico del rock argentino a partir de la aparición de su versión en vivo en Rockas vivas. "Es mi canción más paradigmática y una de mis preferidas de todo mi repertorio -afirma Mateos-. Y se fue abriendo camino sola, porque de hecho casi no entra en el disco. Es difícil teorizar sobre su popularidad. Era un momento especial del país por la recuperación de la democracia, y yo venía de hacer Huevos, que era un disco con bastante contenido político. No era la primera vez que abordaba ese tipo de asuntos".
Se sabe que nadie tiene la fórmula para fabricar hits. A la distancia, Mateos ensaya alguna explicación relacionada con el contexto local ("es una canción muy argentina", remarca), aunque aclara que "Tirá para arriba" también fue un golazo en Perú, Chile, Ecuador, Colombia y México: "La estructura está pensada para que tenga un crescendo: empieza en tonos menores y tiene un estribillo en tonos mayores, que son más efusivos. La letra salió de un tirón. Es un tema que ha resistido muy bien el paso del tiempo... Creo que, al margen de reflejar muy bien la situación en la que vivíamos cuando la hice -Malvinas, la Guerra Fría-, tiene una magia muy particular que la mantiene viva".
Mateos trabaja ahora en un proyecto ambicioso: una ópera para unos 80 músicos en escena, incluyendo su propia banda. "Otra reminiscencia de mi formación en el Conservatorio Manuel de Falla", señala. Es una aventura más dentro de una carrera de cuarenta años en la que "Tirá para arriba" tiene un lugar de privilegio. Es un tema que casi nunca falta en sus shows y que en la actualidad "suena más rockero, porque lo hago con dos guitarras y sin los sintetizadores", revela Miguel.
"La época de 'Tirá para arriba' fue un gran momento del rock argentino -concluye el músico, de 66 años-. Yo me sentía parte de un movimiento, con los Moura, con Los Abuelos, con Soda... Teníamos en común una forma de encarar la música, un espíritu de renovación". Treinta y cinco años más tarde de aquellos años dorados, siguen resonando los ecos de una historia que muchísimos argentinos atesoran como propia.
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