Mercedes Sosa florecida: más de 30 artistas para un sofisticado homenaje a la gran voz de la música popular argentina
Este trabajo colectivo reúne piezas clave del cancionero latinoamericano y canciones especialmente escritas para evocar a la cantora
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Varios Artistas. Álbum: Mercedes Sosa florecida. Canciones: “Mercedes Florecida”, “Todo cambia”, “A Mercedes”, “Inconsciente colectivo”, “Los dos solitos”, “Alfonsina y el mar”, “Canción del derrumbe indio”, “Volver a los 17″, “Razón de vivir”, “Alguém cantando”, “Himno Nacional Argentino”. Edición: Sony Music. Nuestra opinión: bueno.
Mercedes Sosa, “La Negra”, la “Voz del folklore argentino”, tiene un nuevo álbum de homenaje, publicado en el día de su cumpleaños y a casi catorce años de su partida. Si se buscan puntos de referencia, Mercedes Sosa florecida tiene varios condimentos que sobresalen. Sin orden de prioridad, uno podrían ser su título (porque la idea de florecida indica que es una vida que ha dado frutos); otro es el homenaje más puro que representa componer nueva música para homenajearla y, además, el trabajo colectivo de interpretarla, como una especie de Playing for Change (aunque presencial) que agrupa a los más diversos artistas.
El tema que abre el álbum es la construcción colectiva de frases creadas por cada uno de los intérpretes. Volvamos a Playing for Change, que fue un proyecto creado por el productor e ingeniero de grabación Mark Johnson con un fin colectivo. Grabó a un cantante en Santa Mónica, California, en una versión de clásico “Stand By Me”. Luego salió por el mundo para sumar voces e instrumentos. La idea creció y se convirtió en una fundación para crear escuelas de música. La creación colectiva a distancia volvió en tiempos de pandemia. Algunas veces, para darle curso a proyectos que habían quedado suspendidos por la cuarentena; algunas otras, para fines comunes (en general solidarios o de homenaje, como es éste) de un grupo de músicos.
La idea común para la apertura de este álbum era que en esa primera canción se evocara a “La Negra” con frases que la definieran. Qué era lo que cada uno de los artistas convocados tenía para decir. “Bandera de un pueblo que sueña. Tu nombre, la luna y el nido. Estrella en la huella que sigo. Mujer heroína en el mar”. Y así hasta completar doce estrofas con versos de este estilo. En la producción se escuchan las voces de sus familiares (su hijo Fabián Matus, que también partió hace unos años, y sus nietos Agustín y Araceli Matus) y de casi treinta artistas, la mayoría muy conocidos, de la Argentina y el exterior.
Víctor Heredia, Abel Pintos, Santi Celli, Silvina Moreno, León Gieco, Ricardo Mollo, Mónica Salmaso, Rozalén, Nahuel Pennisi, Peteco Carabajal, Nadia Larcher, Juan Iñaki, Bruno Arias, Milena Salamanca, Bruja Salguero, José Luis Aguirre, Eruca Sativa, Manu Sija, Dakillah, Ivonne Guzmán Grisales, Teresa Parodi, Liliana Herrero, Julia Zenko, Daniela Heredia, Marta Gómez, Francesca Ancarola, Dulce Pontes, Luna Monti y el Ensamble Rondadoras. El gigantesco y minucioso trabajo de ensamblar cada voz tuvo la producción musical de Popi Spatocco. Además, también aparecen canciones, interpretadas de manera colectiva, escritas por uno o dos artistas, como es el caso de “A Mercedes”, con letra de León Gieco y Luis Gurevich.
En este punto hay que decir que el álbum muestra esas dos aristas bien definidas. Por un lado, lo testimonial, ese gesto que se transforma en agradecimiento y en una especie de proyección del legado de Mercedes Sosa (esa escuela de folklore que fue la tucumana con su propia voz y esa necesidad de seguir construyendo música popular). Lo dice la canción insignia de este álbum: “Cantará, tu voz en nuestra voz”. Y no deja de ser curioso que una artista que no ha sido compositora haya llegado tan lejos en ese sentido, sin canciones propias que la sobrevivan. Sin duda, hay muchas que no escribió pero hoy llevan su sello. Y es por eso que el álbum va del estreno, que no es otra cosa que la más cariñosa dedicatoria a la cantora, hasta esos clásicos de la música popular que tuvieron un antes y un después tras haber pasado por su voz.
Y es aquí cuando hay que detenerse en el hecho artístico en sí mismo, que se percibe mejor representado en algunas perlitas que demuestran que menos es más. Esos temas que parecen más pequeños pero que artísticamente terminaron siendo los más logrados. A veces en el simple encuentro de dos voces, como las de Nahuel Pennisi y Nadia Larcher, para una versión exquisita de “Los dos solitos” (de Teresa Parodi y Popi Spatocco). También “Alfonsina y el mar”, por Julia Zenko, la portuguesa Dulce Pontes, la brasileña Mônica Salmaso y la voz de Mercedes que aparece mágicamente al final. En general, la voz de Mercedes reaparece en otras canciones, con la estética musical que Spatocco recuperó de aquellos años en los que trabajo como director musical del grupo de la voz del folklore argentino. Lo testimonial y documental nunca dejan de estar presente; incluso, aparecen voces como la de Jorge Cafrune, que le abrió a Mercedes las puertas del festival de Cosquín donde comenzó un camino consagratorio que nunca se detuvo. Y qué mejor prueba que ésta.
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