Mark Everett, de Eels: la operación a corazón abierto, la teoría de su padre que aprovecha Marvel y el lugar de su música en Shrek
Solista pero con nombre de banda, Eels, el músico norteamericano es uno de los personajes más interesantes e inclasificables de su generación; a los 60, en diálogo con LA NACIÓN habla de su nuevo disco y de la riesgosa operación a la que se sometió
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Para Mark Everett, el tiempo es algo bastante valioso. El músico, que lleva tres décadas al frente de Eels, un proyecto que es a la vez banda y carrera solista, eligió titular Time! a su nuevo álbum, y la elección tiene varias lecturas posibles. La primera es la literal: si se lee de corrido la portada del disco puede entenderse que es una connotación lúdica con el nombre de la banda (“Tiempo de Eels”), como se supo hacer con las primeras ediciones norteamericanas de las bandas inglesas en los sesenta, como The Rolling Stones, Now! o Meet the Beatles! La segunda es más sencilla y permite pensar que el decimoquinto disco del grupo simplemente debe su nombre a su primera canción, “Time”. Pero para su autor, aunque no fue algo planeado de antemano, de un momento a otro se volvió algo más profundo: “Creo que es algo bastante natural para todos nosotros. A medida que envejecés, la idea de ‘tener tiempo’ es algo que tenés cada vez más presente, porque te volvés más consciente de que cada vez vas a tener menos tiempo disponible en el futuro, así que pensás bastante en eso”, explica Everett en diálogo con LA NACIÓN.
En la obra de Everett (o de E, el escueto seudónimo artístico con el que firma cada disco de Eels desde Beautiful Freak, su debut de 1996) la honestidad es materia prima, sin importar cuán cruda pueda llegar a ser. Un mes antes de la publicación del disco, Everett subió una foto a Instagram con el torso descubierto para que se apreciase una cicatriz a lo largo de su pecho, y un texto para concientizar sobre la cirugía programada que lo había hecho pasar por el quirófano a sus 60 años. “Sabía de antemano que iba a ocurrir y por eso quise hacerlo público, porque soy uno de los afortunados que sabe que tiene esta condición”, explica para detallar una operación a corazón abierto para reemplazar su aorta. “Mucha gente muere de esto porque no sabe que lo tiene, porque por lo general no tienen ningún tipo de síntoma. Yo no tuve ninguno, y por lo único que sabía que lo tenía fue porque mi papá murió de un paro cardíaco”, completa para acentuar la importancia de haber sido diagnosticado a tiempo.
Hugh Everett falleció a los 51 años, y su cuerpo fue encontrado por su hijo cuando tenía 19, lo que motivó a E a someterse a chequeos rutinarios todos los años. “Así fue que me lo descubrieron, fue solo porque hago eso, entonces quería hacer un llamado de atención que dijera: ‘solo estoy vivo porque sabía que lo tenía y me lo solucionaron a tiempo’. Quería que todos supieran que es una buena idea que hay que revisarse esto cada tanto”, completa. La relación entre ambos fue por muchos años una herida a cerrar, hasta que en 2008 Everett condujo para la BBC el documental Parallel Worlds, Parallel Lives, centrado en su vínculo, pero también en la carrera profesional de su padre como físico, que le permitió crear la filosofía de la Interpretación de los Muchos Mundos en física cuántica, que dio pie al concepto de multiverso cada vez más utilizado en ficción. “Es muy loco que cada película de Marvel básicamente esté basada en su teoría, es una lástima que no genere regalías”, dice entre risas. Incluso, Everett llegó a tener un fugaz cameo en la última entrega de la saga Ant-Man, que transcurre en el reino cuántico.
Las tragedias en su entorno familiar fueron durante muchos años una constante en la vida de Everett: a mediados de los 90, su hermana se quitó la vida y al poco tiempo su madre falleció víctima de un cáncer terminal (ambas experiencias recorren varias de las canciones del segundo disco de Eels, Electro-Shock Blues), y su primo fue uno de los pasajeros del avión que se estrelló contra el Pentágono en los ataques del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, lejos de revolverse en la tragedia y en el sufrimiento, muchas de sus canciones funcionan como un bálsamo a ese dolor, un resquicio de luz que se abre paso en donde pareciera haber lugar solo para la oscuridad. “Es un aspecto importante de mucho de lo que hago. Podés leer los títulos de algunos temas y pensar: ‘¡Uh! esto va a ser un bajón’. Pero si le prestás atención a las letras, cuando termina el disco te das cuenta de que casi siempre tienen un giro positivo. Y como antes de ese giro estaba el dolor, creo que hace que todo sea mucho más significativo”, reflexiona sobre su propia obra.
Aunque su música está lejos de estar orientada al público infantil, Eels es el grupo con mayor presencia en la banda de sonido de las películas de Shrek, con canciones en las tres primeras entregas y también en un especial navideño. “Cuando hicieron la primera, me mostraron cómo había quedado para ver si estaba ok el uso de mi canción. Me impresionó mucho cómo al final la historia no se trata de la rana que se convierte en princesa, sino que es exactamente al revés, y me pareció un gran mensaje. Hoy en día es difícil de valorar, pero en su momento fue algo bastante innovador, así que quería ser parte de eso. Acepté feliz sin saber que se iba a transformar en la cosa gigante en la que se convirtió”, analiza. Sus canciones han sonado en varias series y películas, de Mi novia Polly a Six Feet Under, pasando por El Grinch, Futurama y Scream 2, algo que asegura le gusta por darle a su obra un nuevo contexto en el que incluso tiene su favorita. “Me gustó mucho lo que hicieron en The Jinx, que usaron nuestro tema ‘Fresh Blood’ como cortina de la serie, fue muy emocionante. Además fue la primera serie documental de true crime, y cuando me lo pidieron no sabía ni a qué se refería ese criterio. No solo era la primera, sino que terminó siendo la mejor”, dice con orgullo.
Muchas de las canciones de Eels están protagonizadas o inspiradas en la vida de los y las integrantes de su círculo cercano (“No lo saben, o eso me gusta creer”, bromea), a la manera de Woody Allen en Los Secretos de Harry. Ese aspecto de la obra de Everett cobró un mayor impulso en 2008 cuando publicó Cosas que los nietos deberían saber, una autobiografía donde la tragedia y el humor ácido van de la mano y que se convirtió en un inesperado éxito de ventas que llegó a tener su edición local y cuya repercusión sorprendió a su propio autor. “Me siento muy afortunado de que cualquiera escuche mis canciones, y lo mismo pasó con el libro. Lo hice para mí, y de repente ver a todas estas personas disfrutarlo y sacando algo positivo de él después de leerlo fue algo fantástico”, reconoce.
A dieciséis años de su publicación, la idea de una segunda entrega aparece como una necesidad para sus seguidores, aunque para Everett el pedido esconde un problema. “La gente me lo pide todo el tiempo y debo decir que hay muchas cosas locas que pasaron en mi vida desde que escribí el primero. Pero me di cuenta que muchos de los personajes claves del primer libro estaban ya muertos cuando lo hice, así que sentí que tenía cierta libertad para poder hablar sobre ellos. Todos los que tendría que mencionar en este nuevo volumen están vivos, así que simplemente estoy esperando que mueran”, agrega antes de soltar una risa.
Por más de treinta años, Everett construyó su carrera en base a hacer minería a cielo abierto de su universo privado, una estrategia que no fue deliberada pero resultó siendo el sostén de su obra. “No puedo creer que fui lo suficientemente afortunado de hacer mi primer disco, mucho menos todos los que vinieron después. Creo que la razón por la que llevo tanto tiempo haciéndolo y por la que puedo seguir es porque soy una de esas personas que lo haría de todos modos. Hay algo en mí que tiene que salir y me siento lo suficientemente afortunado de que todos quieran subirse a este viaje”, reflexiona. Los efectos de ese éxito inesperado incluso llegaron a hacer correr el rumor de que su libro autobiográfico podría llegar a ser adaptado al formato de biopic para el cine: “Todo es posible y esa idea se planteó varias veces, pero no se transformó en nada concreto todavía. Es posible que algo así ocurra, quién sabe”, desliza, lo que lleva a preguntarse quién podría ser el adecuado para personificarlo en la pantalla grande, algo que para Everett se cae de maduro. “Creo que la respuesta es obvia: Arnold Schwarzenegger”.
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