Marisa Monte: "La mujer siempre tuvo un papel secundario en relación a los hombres en este sistema patriarcal"
En 2003, Marisa Monte, Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown, transformaban el mundo pop de la canción contemporánea brasileña con el disco Tribalistas . El álbum que tenia canciones himno como "Velha Infância", "Jassei Namorar" y "Carnavalia" definió el concepto tribalista, donde podía convivir una comunidad de estilos como el pop, los ritmos nordestinos brasileños, el samba y cierto desenfado que recordaba al movimiento tropicalista de los setenta y el pulso de modernidad que trajo el mangue beat en los noventa. La reunión de tres grandes solistas y compositores del Brasil trajo a la memoria otras parcerías que marcaron el siglo XX en la MPB: Caetano y Gilberto Gil, Tom Jobim y Elis Regina, Novos Bahianos, Doce Bárbaros, Gil y Milton Nascimento, María Bethânia con Chico Buarque y Rita Lee con Gil.
Tribalistas reflejaba un espíritu de unión y hermandad, donde no importaban las trayectorias solistas. Todo se mixturaba y se volvía inclasificable en este grupo que conforman la carioca Marisa Monte, el bahiano Carlinhos Brown y el paulista Arnaldo Antunes. Lo más insólito fue que el disco debut de Tribalistas, que vendió dos millones de copias y repercutió a nivel global, a partir de sus cinco nominaciones a los Grammy, nunca fue presentado en vivo.
El proyecto Tribalistas estuvo archivado hasta el segundo semestre de 2018 cuando salió un nuevo álbum. Grabado en diez días, el trío alumbró un disco con un mensaje más político en un momento crítico, de intolerancia racial y sexual. Canciones como "Diáspora", "Um So", "Alianca", "Baiao do mundo" y "Feliz y saludable" hablan de su mirada utópica del mundo y de su posicionamiento estético, en una nueva etapa que coincide con la asunción en Brasil de Jair Bolsonaro.
Marisa Monte, una de las voces y compositoras del grupo, está en Río de Janeiro, a punto de continuar la gira de Tribalistas por Estados Unidos y a la espera de la llegada a Buenos Aires, donde actuarán el 23 de marzo en el estadio Luna Park.
—¿Cómo es la experiencia de tocar en vivo los tres juntos?
—Estamos muy felices porque ya habíamos hecho colaboraciones de diversas maneras, en estudio, componiendo, cantando en el concierto de uno y otro, pero esta es la primera vez que pasamos un período mayor juntos en el escenario. Es la primera vez que montamos un show. Ya hicimos Brasil todo, distintas ciudades de Europa; iremos a Estados Unidos en febrero y llegaremos finalmente para América Latina con una gran expectativa de pasar por Montevideo y Buenos Aires.
—¿Qué cosas nuevas descubrieron en este tour o qué cosas se afianzaron de la relación entre los tres?
—Cuando nosotros empezamos a preparar el show nos dimos cuenta que teníamos un extenso repertorio en común y que se suman de alguna manera 25 años de parcería (colaboración). Canciones en conjunto tenemos más de cincuenta, ya grabadas por nosotros y otros artistas también. El show amplía ese universo de nuestros discos con Tribalistas, buscando canciones que marcaron esas reuniones. Damos una gran noción de este trabajo del trío a lo largo del tiempo. Para mí este concierto excede lo de Tribalistas y muestra un repertorio mas vasto. El show es una celebración de este encuentro.
—¿Por qué nunca pudieron presentar su primer disco, a pesar de que fue un fenómeno en su país?
—En ese momento yo había tenido un bebé y fue también encontrar las circunstancias para que se pudiera dar esta gira. En esta ocasión el deseo se encontró con las circunstancias que hacen posible que estemos los tres juntos en el escenario. Las realidades son diferentes. La otra vez, cuando el primer disco salió tenía mucha demanda de shows y no tenía interés en andar por los escenarios con un bebé de dos o tres meses. Entonces era complicado. Ahora no. Este es un momento perfecto. Tenemos tiempo y estamos súper felices de estar juntos. Estamos viviendo momentos de mucha emoción cuando la gente canta nuestras canciones y todo esto es muy especial para nosotros. Creo que para el público también.
Chegou ao fim nossa viagem pela Europa. Em 22 dias, encontramos diferentes tribos em 7 países e em 11 apresentações. Em cada cidade, um novo encontro para celebrar a música e a alegria com novos povos e com os brasileiros que estão longe de casa. Obrigada! #tribalistaspic.twitter.com/ULWC3RPoad&— Marisa Monte (@marisamonte) November 12, 2018
—Sienten que estas canciones resuenan de una manera especial en el contexto de este presente de Brasil
—Es un contexto de Brasil y del mundo muy diferente al de hace quince años cuando sacamos nuestro primer disco. Encuentro que nosotros estamos en otro momento de nuestras vidas y mucho más maduros. Este es un disco que refleja nuestras vivencias, nuestros sentimientos y también nuestros pensamientos diferentes a lo que se vive ahora en Brasil. No pensamos en hablar de algo en particular en el último disco, pero conversamos mucho sobre lo que nos pasa y naturalmente eso aparece en la creación. Hay cosas que uno descubre que está diciendo a través de una canción. Es un proceso curioso.
—En su último disco plantearon un mensaje donde se habla de la aceptación de la diversidad, la tolerancia y lo colectivo, algo muy distinto al planteo del nuevo presidente Jair Bolsonaro
—Nosotros hablamos de nuestros ideales, nuestros valores que están en la colectividad, del signo de la individualidad y de de la suma de las diferencias y la diversidad. Queremos mostrar a un Brasil que es un país muy grande, con tantas características culturales, raciales e ideológicas tan diferente. Es complejo. Son temas que instalamos en nuestras canciones. Tenemos una resistencia práctica que refleja muchos valores y eso basta como mensaje. Las canciones hablan de nuestros pensamientos. Es una cuestión bien práctica de cómo nos vemos como creadores y refleja lo que queremos comunicar al público.
—¿Qué lectura hacen del primer disco de Tribalistas y el fenómeno que despertó con el paso del tiempo?
—Nos dimos cuenta, sobre todo durante los shows, que esas músicas no son más nuestras sino de la gente y forman parte de la vida de las personas. Somos todos parte de un colectivo y nos sentimos felices como realizadores, artistas y creadores de que pase eso. Tengo un gran sentimiento de gratitud hacia mis compañeros Arnaldo y Carlinhos y a la vida por este encuentro, por todo lo que conseguimos hacer con nuestro trabajo.
—"Diáspora" y "Um so" aparecen como canciones que hoy suenan como himnos utópicos y de resistencia para Brasil.
—Siento que sí. Son canciones que reflejan nuestro lado utópico e idealista. Son canciones que reflejan el costado humano, que se colocan en el lugar del otro, que son empáticas con un mundo con mejor distribución.
—Gilberto Gil dice que todavía cree en el poder transformardor de las canciones ¿Qué opina al respecto?
—Siento que sí, porque las canciones son una forma de generar conciencia y conocimiento en las personas. En mi vida yo aprendí no solo de música escuchando canciones. Aprendí filosofía y recibí tanta sabiduría a través de la experiencia que me contaron otros en sus canciones. El mismo Gil me transmitió eso, que es un gran intelectual y generó profundos sentimientos sobre otra forma de vida, y la humanidad. Entiendo a la canción como una forma de reflexión. Así también como todas las artes que son vanguardias de pensamiento y nos generan esa idea de abrir las fronteras y despertarnos en lo cotidiano.
—¿Cómo se siente con esta revolución feminista y este fin del silencio sobre muchas situaciones de abuso que viven las mujeres cotidianamente?
—Creo que todavía nos falta mucho por conquistar. La posición de la mujer siempre tuvo un papel secundario en relación a los hombres en este sistema patriarcal. Las mujeres están reflexionando sobre todo esto y entiendo que toda esta resistencia femenina está mostrando todas nuestras desigualdades culturales. Siento que es muy importante lo que está pasando porque algunos comportamientos que estaban naturalizados y eran percibidos como normales hoy ya son cuestionados o empiezan a serlo.
Del tropicalismo al tribalismo
En 1967 Caetano Veloso compuso la canción monumental "Tropicália", que marcó la génesis del movimiento tropicalista, marcado por el Cinema Novo de Glauber Rocha, los manifiestos antropofágicos de Oswald de Andrade y el arte visual de Helio Oticia. "Eu organizo o movimento/Eu oriento o carnaval/Eu inauguro o monumento no planalto central/ Do país". El movimiento se terminó de consolidar con el álbum colectivo Tropicália ou Paninis et circensis, en el que participaban Caetano Veloso, Gilberto Gil, Os Mutantes, Rogerio Duprat, Nara Leao, Torquato Netto,Tom Zé y Gal Costa. Ese nuevo mensaje musical rompía los cánones musicales de su tiempo, incorporando sonidos psicodélicos, samba, rock , pop, música y poesía concreta. Fue la explosión creativa de una generación y un nuevo big bang para la música popular brasileña, que rompía definitivamente con la época dorada de la bossa nova. "El tropicalismo fue un movimiento de provocación, una ametralladora sobre la vida intelectual del país", diría Caetano Veloso.
En 1992, Fred Zero Quatro, líder del grupo musical Mundo Livre S. A, dio a conocer el manifiesto de un nuevo movimiento del nordeste brasileño llamado "mangue beat". Bajo el título "Caranguejos com cérebro", el explosivo texto, que puso en el mapa la música del nordeste, trazaba una nueva dimensión sobre la importancia de esa región cultural de Recife, impulsada por Chico Science de Nação Zumbi y Mundo Livre S.A. El manifiesto fue incluido en el disco "Da lama ao caos" (1994), que marcó el debut de Chico Science junto a Nação Zumbi (1994) y se transformo en un álbum fundacional de un nuevo movimiento -con artistas más jóvenes que tomaron ese legado como Lenine, Otto, Mestre Ambrossio, Cordel do Fogo Encantado, que irrumpía con originalidad en la MPB, fundiendo ritmos del noreste brasileño como el maracatú, el post punk, el funk y el hip hop. El emblema del mangue beat, surgió del ese manifiesto y era una antena parabólica anclada en el lodo. La perfecta síntesis de modernidad y tradición cultural.
En 2003, el poeta Arnaldo Antunes, la cantante Marisa Monte y el percusionista Carlinhos Brown se reunieron bajo el nombre de Tribalistas, pero en vez de movimiento el disco fue una reivindicación más amplio sobre la diversidad, la creación colectiva y la aspiración a una comunidad más humanitaria, reunida en una nueva tribu musical. El disco vendió un millón de discos sólo en Brasil. con el éxito del tema Já Sei Namorar. En realidad, para el trío, que lanzó un nuevo disco el año pasado, el concepto de Tribalistas y del tribalismo, es el anti-movimiento, Como cantan en la canción que abre su éxitoso primer disco: "Eu sou de ninguém/Eu sou de todo mundo/E todo mundo me quer bem"
marcó el origen del encuentro: "Los tribalistas no quieren tener razón a toda costa / No quieren certezas, no tienen sentido común o religión. Los tribalistas van a lo básico de la construcción / Anhelan el futuro. El tribalismo es un antimovimiento / Podría desintegrarse en un momento"
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