En julio de 2017, después de los festejos por los 30 años de Attaque 77 , Mariano Martínez publicó un video en YouTube en el que les advertía a sus fans sobre la inminencia del final de la banda. "Fue fuerte llegar a ese número", dice el guitarrista y cantante. "Yo pensaba: ¿es necesario que sigamos sacando discos? ¿Ya hicimos todo lo que teníamos que hacer?" Pero su público le terminó torciendo el rumbo. "Ellos nos mostraron lo importante que era volver a grabar canciones nuevas, y estuvo bueno, porque necesitábamos darle un sentido nuevo a esto."
Triángulo de fuerza,el primer álbum de material original de Attaque en una década, es el registro de una banda de porte clásico en busca de nuevos puntos de fuga que aporten oxígeno y sorpresa. Su acercamiento al folclore, con la inclusión de figuras como Peteco Carabajal y Vitillo Ábalos, colabora en esa dirección. "Tiene que ver con la necesidad de salirnos de una fórmula, de no repetirnos", explica Martínez, que ahora, con disco nuevo, parece haber renovado fuerzas. "Tenemos muchas ganas de salir a tocarlo", dice. "Después, cuando termine esta etapa, volveremos a preguntarnos si queremos seguir juntos. Está bueno pensarlo de esa manera." De todos modos, internamente, Martínez sabe que le quedan balas en la cartuchera. "Siento que nuestro mejor disco todavía no ocurrió y, mientras eso sea así, lo seguiremos intentando."
En relación a las razones de este nuevo disco, ¿el contexto político y social de nuestro país también fue importante?
Sí, qué sé yo. Nosotros necesitábamos hacerlo, la gente necesitaba recibirlo. Tenemos la necesidad de expresar las sensaciones que tenemos: las frustraciones, las alegrías, las esperanzas, y lo hacemos hoy, lo hicimos hace diez años, hace veinte. Estamos en una sociedad y en un país que más o menos siempre está patinando en el mismo barro. Yo no siento que seamos portavoces de nadie ni de ningún mensaje en especial. Solo contamos en nuestras canciones lo que sentimos y la sensación que tenemos sobre nosotros mismos desde una mirada interna y también sobre lo que vemos en nuestro entorno. En un disco tenemos canciones de amor, de tristeza, de esperanza, lo mismo que pasa en la vida de uno en siete días de la semana. En realidad, a nosotros se nos emparenta con letras sociales, de denuncia, pero después nuestras canciones más difundidas son canciones de amor. El grupo tiene todos esos paisajes adentro de un disco.
¿Cómo llega el folklore a transformarse en una de las claves de Triángulo de fuerza?
Tiene que ver con las experiencias que uno va teniendo… Yo produje a Los Sacha, una banda de folklore de Córdoba. Ellos me convocaron porque estaban queriendo darle una vuelta de rosca a su música, querían fusionarla con una producción un poco más rockera, entonces les sumamos una batería tipo Led Zeppelin a las chacareras y unas guitarras eléctricas; fue quedando como un disco de rock progresivo, una cosa re copada. Esa experiencia me abrió la cabeza. Uno tiene el folklore y el tango en su ADN y eso se fusiona con la música que nosotros escuchamos, el rock que absorbemos de afuera, y se arma una ensalada que hace a nuestro rock nacional, que tiene una identidad única.
En aquel video de YouTube de 2017 decías que "probablemente estas sean las últimas cosas que vamos a hacer como grupo". ¿Tenés en vista una carrera solista?
No es que tenga una necesidad de hacer carrera como solista, nunca lo había pensado, pero sí tengo música que se queda afuera de las cosas de Attaque porque tiene otro sonido, otra forma, que no encaja con la banda, y estaría bueno darle un lugar. Puede ser que en algún momento haga algún disco mío. Por el momento necesito concentrarme en el trabajo del grupo, después veré. Puede ser.
¿Cómo ves desde la perspectiva actual lo que fueron estos treinta años con Attaque?
Es una carrera larga. Los primeros años nos tocó crecer en público. Por ahí lo que muchos grupos hacen puertas adentro, viste, que es grabar sus demos, ir mejorando, aprendiendo a tocar, nosotros no lo tuvimos. Salimos en el circuito under punk de la segunda mitad de los 80, y desde ahí ya a grabar un disco un poco por casualidad, porque nos chocamos con la gente de Radio Trípoli que nos vio y nos quiso grabar. Y desde ahí fue ir disco a disco mientras aprendíamos a tocar y a hacer canciones. Yo siento que cuando más o menos encontramos una identidad ya habían pasado 15 años. Fue una larga carrera en la que aprendimos mucho y conocimos mucha gente. Estuvo buenísimo. Pero no me gusta mucho mirar para atrás, me gusta más el presente.
Para los festejos por los 30 años volvieron a tocar con Ciro Pertusi, ¿nunca pensaron en grabar algo juntos de nuevo?
Hay un acercamiento, él vino y cantó con nosotros, cosa que años atrás no hubiera ocurrido, lo mismo con el Chino Vera, nuestro anterior bajista, y con Claudio Leiva que fue nuestro primer baterista; han venido todos. Esto de los 30 años nos acercó mucho con nuestros ex integrantes. Claro que podríamos invitar tanto a Ciro como al Chino, a Leiva, a grabar, podría ser. Ahora, si el grupo va a volver a ser lo que era antes, nunca va a ocurrir eso. Me gusta mucho lo que está pasando con el grupo ahora, y además supongo que a Ciro le interesará desarrollar más su proyecto que es Jauría que volver para atrás. Por ahí mucha gente tiene esa nostalgia, de que le gustaría que las cosas vuelvan a ser como eran antes, pero eso es imposible, es lo mismo que volver con tu primera novia: podés tener buenos recuerdos y todo, pero el presente es otra cosa. Nosotros lo queremos mucho a Ciro y él está cerca y estamos cerca de él. Pero el grupo está en un buen momento así como está y goza de buena salud. No es necesario ir para atrás para recuperar nada de lo que hayamos tenido.