María de Buenos Aires, la operita de Piazzolla y Ferrer, cumple medio siglo
En un viaje a Río de Janeiro el bandoneonista Ástor Piazzolla quedó fascinado por el espectáculo Zum Zum de Vinicius de Moraes, donde se mezclaba música y poesía. La idea de un espectáculo que combinara sus composiciones con un montaje escénico le venía dando vueltas en la cabeza desde que había visto West Side Story en Nueva York. Estaba en crisis. Se había separado de su mujer Dedé Wolff, la mujer con la que compartió 26 años y con la que tuvo a sus hijos Diana y Daniel. Se sentía atraído por la cantante Egle Martín, que estaba en pareja con Lalo Palacios y con la que había trabajado para la banda de sonido de una película. El músico, arreglador y compositor no encontraba el rumbo de su vida y la manera de salir de una etapa de bloqueo creativo.
Durante un programa de televisión el popular astrólogo Horangel le vaticinó que su mala racha terminaría meses después cuando alguien golpeara imprevistamente a su puerta. El 1 de diciembre de 1967 el poeta uruguayo Horacio Ferrer llegó de Montevideo y fue a visitar a su amigo Ástor Piazzolla (habían forjado amistad durante el verano de 1955 en Mar del Plata) a su departamento de la Avenida del Libertador 1088. "Como el timbre no funcionaba, golpeó la puerta. Piazzolla lo recibió con ojos de alucinado, como si su llegada fuera providencial", relatan María Susana Azzi y Simon Collier en la biografía Astor Piazzolla, su vida y su música. Fue un encuentro cósmico. Ese día, también, estaba Egle Martin, la que sería la musa inspiradora y la generadora de la idea de la operita María de Buenos Aires.
Piazzolla y Ferrer trabajaron durante meses en Buenos Aires y Montevideo. Para terminar el libreto Horacio Ferrer se mudó al departamento de Ástor. A fines del 67 la obra, una de las más significativas y más representadas en el mundo del binomio creativo Piazzolla- Ferrer, estaba lista. Quedó bautizada como María de Buenos Aires y contaba en clave surrealista la muerte y resurrección de un personaje que Ferrer imaginó como símbolo femenino de Buenos Aires. El musical se dividía en dos actos y estaba compuesto por ocho canciones, entre las que se destacaban piezas clásicas con el tiempo como "Fuga y misterio".
Originalmente Egle Martin y Héctor Rozas serían los protagonistas. Piazzolla tocaría con su quinteto integrado en esa época por Antonio Agri en violín, Cacho Tirao en guitarra, Jaime Gosis en piano y Kicho Díaz en contrabajo, además de las cuerdas de Hugo Baralis en segundo violín, Néstor Panik en viola y Víctor Pontino en cello, la flauta de Arturo Schneider y los percusionistas José Corriale y Tito Bissio (vibráfono y xilofón). El estreno fue el 8 de mayo de 1968 en el Teatro Planeta. Finalmente la protagonista no fue Egle Martin, quien dejó el proyecto tras un encuentro en la casa de Piazzolla que terminó en un escándalo mediático. La reemplazante fue Amelita Baltar, la musa definitiva de la obra y de la dupla Piazzolla-Ferrer que un año después estrenaría el clásico "Balada para un loco".
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