La escena es de en una película estrenada en octubre del año pasado, Blade Runner 2049. Transcurre en las ruinas de una ciudad que habría sido abandonada por efecto de la radiación. Un blade runner jubilado se instaló allí y pasa su tiempo oculto. Entre lo que queda, en estado de abandono, hay una sala de espectáculos estilo hotel de Las Vegas con mesas y cócteles servidos y un escenario virtual donde se puede ver a varias de las grandes estrellas de la música del siglo XX, en forma de holograma. Sólo falta el público. Nadie accede a eso de manera particular, pero quizás en 2049, su tecnología se pueda adquirir como quien hoy compra para su casa el sistema de audio de un home theatre.
Hacia allí vamos si se tiene en cuenta que ha vuelto en forma de tendencia la producción de espectáculos que reviven viejas glorias del pasado, con hologramas o con otros recursos visuales. Una manera de volver a verlos, el modo de llegar a ellos por primera vez y un muy buen negocio para los herederos de estas estrellas que, aún desde el más allá, son capaces de "salir de gira". ¿Acaso no es la frase de los teatristas cuando un actor fallece? No murió, se fue de gira.
Recientemente pasó Elvis Presley en pantalla gigante por Buenos Aires, en una producción de Priscilla Presley con orquesta sinfónica. "Con este espectáculo, la gente que no lo vio puede experimentar lo que fue Elvis; se lo ve cantando como si estuviera vivo", decía su viuda a LA NACION, antes de la presentación del Elvis Live in Concert. Y por otras latitudes andan girando Ronnie James Dio , Roy Orbison y la soprano María Callas , que próximamente pasaría por Buenos Aires.
La música es visual. Vuelve a su inicio y a esa era previa al registro discográfico, cuando no existía otra manera de escucharla si no era frente a un músico tocando. En el ámbito de las expresiones académicas, la principal tendencia de la música contemporánea es la composición de música escénica, para obras multimedia, nuevas óperas y musicales. En la gran industria de la música pop, más que novedad es ya una costumbre hacer un videoclip por cada tema que se estrena. Y en los shows de las grandes estrellas, una puesta en escena para cada canción. "Creo que los visuales son más importantes que nunca porque casi todo lo aprendemos visualmente", decía Katy Perry meses atrás a LA NACION, antes de arribar a Buenos Aires para el show que dio en el marco de su gira Witness.
Hasta la historia se aprende visualmente y quizás ya no alcancen los discos para conocer a una cantante como María Callas. O quizá, la única manera de llegar a un público amplio sea a través de YouTube o de un holograma, porque casi nadie se toma el trabajo de buscar lo que hay en un LP.
La holografía cumple en 2018 setenta años, desde que el húngaro Dennis Gabor la creó y patentó en su forma más primitiva. Claro que en ese momento no existía el láser y su potencial todavía no estaba desarrollado. Recién a principios de los sesenta se pudieron ver objetos tridimensionales, más allá de los teoremas.
Hoy tiene muchos usos, aunque dentro del mundo del entretenimiento el principal parece ser la posibilidad de traer a los muertos, otra vez, a la vida. En 2012 Tupac Shakur revivió en un holograma durante el festival de Coachella. Michael Jackson se levantó de la tumba de manera virtual para asistir a los premios Billboard de 2014. Allí cantó "Slave To The Rhythm" con una de las coreografías holográficas más logradas hasta el día de hoy.
Dos años después el ciclo televisivo de cazatalentos The Voice preparó un especial donde logró que Christina Aguilera cantara junto a la versión virtual de Whitney Houston los temas "I have nothing" y "I’m Every Woman". Sin embargo, la cuñada de Whitney, Pat Houston, que representa los intereses de la familia, desautorizó su emisión. "Después de ver de cerca, decidimos que el holograma no estaba listo para su emisión. Apreciamos y respetamos a Christina y su actuación es absolutamente impecable", explicó. Pero la actuación se filtró y pronto comenzó a circular por internet.
La experiencia con Ronnie James Dio fue diferente. Durante el festival alemán Wacken Open Air de 2016, apareció en formato de holograma durante el shows de la Dio Disciples, banda creada en 2011, un año después de la muerte del cantante, para rendirle tributo. Está integrada por músicos que tocaron con él. Fue un año de trabajo para revivir al singular metalero y ponerlo sobre el escenario. El resultado gustó tanto y los dejó tan entusiasmados (incluso a su viuda) que comenzaron una gira de homenaje. Por ahora los conciertos sólo están anunciados en los Estados Unidos. La mayoría de las veces los herederos de los astros fallecidos son parte indispensable (y favorecida) del negocio.
Celine Dion cantó a dúo con Elvis Presley "If I Can Dream", para un especial de American Idol. Claro que no sólo los que ya no están en este mundo dan shows de esta especie. Hace casi una década la cantante Mariah Carey ofreció un mini recital navideño en Cracovia, auspiciado por una compañía de telefonía móvil. Se ubicó un gran paquete de regalo en una plaza pública de donde salió su imagen holográfica, junto a un par de bailarines. Y los Black Eyed PeasFergie y Taboo aparecieron como hologramas en los premios franceses NRJ Awards, de 2011.
A los sofisticados sistemas que hoy se utilizan se los conoce como "pepper’s ghost". El nombre refiere al científico e ilusionista John Henry Pepper (1821-1900) que desarrollo la técnica de imágenes fantasmas, a mediados del siglo XIX. Hoy el holograma no solo se utiliza en conciertos, también en espectáculos teatrales y eventos empresariales de firmas como la británica Hologramica.
Uno de los empresarios-desarrolladores de lo que se va convirtiendo en tendencia es Alki David, de la compañía Hologram USA, que produce en Hollywood espectáculos holográficos con cantantes como Billie Holiday . Tan sofisticados son sus shows que allí no se come el clásico popcorn sino una de sus refinadas variedades, el kettle corn.
La empresa Base Entertaiment tiene una división "Hologram" de la cual Brian Becker es su CEO. "Estamos celebrando artistas icónicos y sus representaciones icónicas para aquellas audiencias que nunca los vieron y para los que quieren volver a verlos".
Volvamos a las estrellas ilustres. Roy Orbison murió hace 30 años, en 1988. María Callas hace 41, en 1977. En torno a ellos transcurren las actuales producciones de Base Entertainment. El proyecto Roy Orbison se llama In Dreams. El espectáculo comienza con un medley instrumental y luego Orbison aparece, como un cantante real que emerge desde una plataforma de debajo del escenario, y comienza a cantar "Only The Lonely".
"Mi padre fue una de las primeras personas en combinar el rock & roll con el sonido de orquesta, así que ver a una gran orquesta con mi papá es realmente un sueño", dijo Alex Orbison, días antes del estreno del tour británico. Además, de algún modo cumplió su sueño de poder compartir el escenario con Roy. En la segunda función, que a mediados del mes pasado se dio en el Hammersmith Apollo de Londres, subió para tocar en el tema "I Drove All Night".
El tour Orbison funcionó y la productora decidió que María Callas también podía salir de gira. En enero de este año se hizo en el Lincoln Center de Nueva York un preestreno de la serie de conciertos que comenzará en un par de meses y que probablemente la segunda quincena de agosto pase por el escenario del teatro Opera de Buenos Aires. Días atrás estaba todo listo, pero los bruscos movimientos del dólar marcaron una pausa. Los contratos se terminarían de firmar en estos días y la Callas pasaría por Buenos Aires, en el marco del tour americano. Luego, en noviembre, "su" holograma comenzará la gira por varios países europeos.
Darío Lopérfido , que fue uno de los impulsores para que la productora y varios inversores locales llegaran a un acuerdo, dice que hay una especie de recuperación histórica de Callas. Además de este novedoso espectáculo recientemente se estrenó una película documental, se realizaron reediciones discográficas y la promoción de un libro.
"Vi los dos espectáculos. El de Orbison es impresionante. Toca en la guitarra cada nota que suena. El de Callas es más impresionante porque la acompaña una orquesta de casi cuarenta músicos. Los hologramas son muy perfectos, por eso al principio es shockeante. Hay una ruptura con el sentido de realidad muy fuerte. Ella entra al escenario, se incorpora al grupo de músicos, interactúa con ellos, habla con el director", sostiene.
El espectáculo dura aproximadamente uno hora y media y está basado en un concierto de arias de ópera famosas que Callas ofreció en París en la década del sesenta. Incluso en aquella actuación, como en la del holograma, se enoja con el director y la orquesta vuelve a empezar una de las arias. "Pasada la sorpresa uno se olvida del holograma y empieza a ver lo expresiva que era Callas. Una artista fabulosa", explica.
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