"Siempre me pegaban cinco chicos más o menos y una vez me llevaron a un baño para abusar sexualmente de mí". Quien habla es María Becerra, una de las tantas mujeres que logró sobreponerse al machismo y a la violencia de género. Ese día gritó para que alguien la ayudara, pero una preceptora pasó por la puerta, la escuchó y no hizo nada. Nadie hacía nada. "Me salvó que haya sonado el timbre y que haya terminado el recreo", cuenta a LA NACION. Esa vez se "salvó" –como dice– pero cuando tenía 12 años otra persona, mayor que ella, no paró.
María es hoy una cantante internacional y el jueves lanzó junto a Tini Stoessel y a la española Lola Índigo, la versión remix de "High", la canción que le abrió las puertas de la industria de la música. En sus primeras 24 horas, este tema superó las 4 millones de visualizaciones en YouTube y las 750.00 reproducciones en Spotify.
Su foto también se puede descubrir en el Times Square neoyorquino, dado que la semana pasada también se conoció el videoclip de la versión remix de "En tu cuerpo", del puertorriqueño Lyanno, quien la invitó a ser parte de este proyecto, junto a Rauw Alejandro y Lenny Tavárez. "Nunca imaginé colaborar con todos ellos, es otro level", afirma. Desde sus redes sociales, disparó: "De Quilmes pal' mundo perros".
Culpabilizar a la víctima
Más allá del éxito que vive hoy, Becerra recorrió un gran camino de madurez. Ante los golpes y las agresiones que sufría en el colegio, cuando pidió ayuda a la psicopedagoga, se sorprendió al ser culpabilizada por lo sucedido: "¿No te replanteaste que venís con ropa corta o ajustada?". Como si estas situaciones la hubieran acostumbrado a dar explicaciones, María comienza diciendo que era un colegio técnico, que usaban un "guardapolvo azul gigante" para los talleres y que, el resto de los días, llevaba un jean y la chomba respectiva de la institución, "hasta donde se usa una chomba".
Pero luego se da cuenta de sus palabras y remarca: "Nada da derecho a nada. Me puedo vestir como quiera y los demás tienen que respetarme. Que te metan todas estas cosas tan de chica en la cabeza, que el problema sos vos, que estás haciendo las cosas mal, que te lo merecés... Eso crea un caparazón que es difícil que desaparezca. Sufrí mucha depresión y, por mucho tiempo, fui muy sumisa y me creía inútil".
María llegaba con moretones a su casa, pero no se animaba a contar lo que le sucedía. "Decía que me golpeaba haciendo gimnasia porque los varones eran muy brutos", recuerda. Temía que su mamá creyera que era su culpa, tal como le había dicho la psicopedagoga a quien había escuchado como si se tratara de la verdad de un experto. "Es como ir a un doctor, es palabra santa y vos lo respetás porque te tiene que cuidar", dice esta joven de 20 años.
De youtuber a artista
Ella tuvo tres vías de sanación: la música, la escritura y YouTube. Escribía cuentos y canciones ("retristes, de chicos que le pegaban a las mujeres") en inglés, usando el traductor, porque le gustaban artistas como Justin Bieber y Selena Gómez, pero no se sentía tan cómoda con el idioma. Inconscientemente, fue plasmando su dolor en palabras, casi como un juego. Además empezó a subir videos a esta plataforma digital y, para cuando tenía 15 años, ya había toda una comunidad alrededor suyo. Entre canciones y el amor de aquellos que la seguían, fue derribando esa coraza que se había creado y empezó a soñar, sin saber que cumpliría esos sueños en tiempo récord.
Creció de golpe y, por el dinero que le daba su trabajo en YouTube logró independizarse económicamente de su familia. Así fue que a los 19 años dejó su casa de Quilmes para irse a vivir sola a un monoambiente en Capital. "A veces estaba triste y necesitaba un abrazo de mi mamá", se sincera. Como hizo siempre también decidió canalizar estas emociones a través de la música y de esa dicotomía entre el reconocimiento y la soledad, brotó "High": el hit que la catapultó y le permitió evolucionar de youtuber a artista, su gran anhelo.
- ¿Te acordás del momento en el que la escribiste?
- Sí, estaba llorando, súpertriste. Yo vengo de una familia numerosa, tengo como 40 tíos y 90 primos, y, de repente, pasé a escucharme solo a mí y al ruido ambiente de la casa. Me agarró una depresión. Esa transición es un flash, sobre todo haciéndolo tan de chiquita, teniendo que trabajar y lidiando con una vida bastante adulta.
Tras aclarar que está muy agradecida por todo lo que le sucedió en su paso por YouTube y lo que está viviendo ahora como cantante, reflexiona: "La mayoría de la gente anhela tener éxito, entonces a quienes lo consiguen no se les permite estar tristes".
Las primeras pinceladas del tema salieron casi por accidente. Se había comprado un piano y, si bien aún no sabía tocar, logró sacar los dos primeros acordes. Becerra le envío el material a su productor, Big One, y así terminó de hacerse la magia. "La cazó al toque y la rompió haciendo el beat. Lo llevó para otro lado totalmente distinto", celebra esta joven, que aún no puede creer que este tema no solo haya sido el puente para que pudiera expandir su público, sino que ahora eleve la apuesta con el remix.
"High remix", junto a Tini Stoessel y Lola Índigo
El videoclip de esta nueva versión de "High" llega casi 10 meses después de la original, lo cual genera gran ansiedad en su compositora. "Había que meterle pata, si bien la música es música y una canción, cuando es linda, es difícil que deje de gustar, cada una tiene su vida", remarca. Por eso, no quería dejar pasar la oportunidad de potenciar este tema con una nueva apuesta, que dote sus palabras con otras voces y otra propuesta rítmica.
–¿Por qué decidiste sumar a Tini Stoessel y a Lola Índigo?
–Me encanta lo que hacen y cómo son como personas. Me parecen tremendas artistas, así que tenía muchas ganas de que estuvieran. Les propusimos hacer el remix y se sumaron de una. Unas capas. Le metieron enseguida y a la semana de haberles pasado el tema, ya estaba completo.
Conoció a Tini el mismo día de la grabación: "Cuando llegué, ellos ya estaban en el estudio, nos vimos y hablamos un montón. No habíamos podido ensayar porque no nos podíamos andar juntando por la cuarentena, pero coordinábamos pasos y miradas todo el tiempo. Era como si no hubiéramos estado grabando, sino gozando el tema y nada más".
El contacto con la española fue distinto. Cuando salió "High", Lola le había escrito por redes sociales para decirle que le había encantado el tema y le pidió que la tuviera en cuenta si en algún momento sacaban el remix, y ahí comenzaron a hablar. Aún no se conocen personalmente dado que (por el coronavirus), la europea grabó su parte desde el otro lado del océano. De todos modos, en el videoclip no se nota esta distancia. Se ve una química y una armonía muy genuina entre ellas y una propuesta equilibrada donde Becerra, la más pequeña de las tres y la más nueva en la industria, demuestra estar a la altura.
Primeros pasos en la música
Lejos del género urbano que la caracteriza, la primera canción que Becerra recuerda haber cantado es una ópera. Sus papás escuchaban todo el tiempo el show de Freddie Mercury junto a la cantante lírica Montserrat Caballé en los Juegos Olímpicos de Barcelona, así que junto a su hermana Ailín pusieron el clip en el televisor y lo empezaron a imitar. Tenían entre 5 y 7 años, y el rol de María era encarnar a la española. "Cuando llegaron mis papás, nos vieron metidas en el papel, cantando a todo pulmón y sintiéndola, como si estuviéramos en un show. Se quedaron reshockeados y, desde ese momento, mi mamá nos mandó a clase de canto porque quedó flasheada. Se podría decir que fue donde empezó todo".
Lejos del tabú
María siempre quiso dedicarse a la música, pero no fue hasta septiembre de 2019 -cuando sacó su EP, 222- que se animó a perseguir ese sueño. Con la excepción de "High", el trending topic en sus canciones es la tensión sexual y la química que puede vibrar entre dos personas. "Me gusta mucho cuando veo a la gente mirándose o que te das cuenta que se están chamuyando y están en una. Me ceba una banda hablar de la atracción y el darse placer el uno al otro y que esos temas no se tomen como tabú".
-Tras los episodios de abuso que sufriste de chica, ¿cómo lograrste conectar con estas emociones de una manera tan sana?
-Los primeros acercamientos sexuales que tuve fueron de abuso y agresivos, entonces me daba mucho miedo; pero mi primera vez con consentimiento fue a los 15 años. Lo hablamos, nos sentamos y me preguntó si quería una cosa o la otra, si estaba cómoda... Es re lindo que se dé así, con una suavidad super bonita. Vivirlo como tiene que ser me regustó.
La cantante está de novia con Rusher, un artista al que conoció en un campamento musical que se hizo en la costa argentina. Sin embargo, no distingue géneros."Con mi corta edad, experimenté estar con todo tipo de personas. Siento que me nutrí muchísimo y que tengo una visión muy expandida de eso porque, viendo más allá, sin prejuicios o sin tener las cosas tan estereotipadas, todo es mucho mejor. Aprendí a no ver lo atractivo en lo físico, sino en otras cosas como la sonrisa y la manera de expresarse".
Entre los aplausos y la soledad
Con el pasó el tiempo, Becerra comenzó a medir -cada vez más- cuánto de su vida privada y de sus vínculos muestra en sus redes sociales. Es que algunos se manejan como si la privacidad tuviera otras reglas para los famosos. Uno de los primeros veranos en los que ya era conocida, fue a la costa con su familia y, en cuestión de minutos, ya había más de 300 personas alrededor de ellos. "Me parece re feo que no puedan estar tranquilos por mi culpa, pero no hago nada. No le digo a la gente que los respete, sino que sigo sonriendo y sacándome fotos porque tampoco sé cómo decirlo".
-¿Creés que a veces te tenés que correr para que los otros puedan disfrutar?
-La verdad que sí. Siempre me gustó documentar lo que hago, pero no buscaba la exposición o que la gente me pida fotos, sino poder vivir de lo que me apasiona. Entiendo que es un combo, pero hay momentos en los que me abruma, como cuando molestan a mi familia. Eso me hace sentir responsable y me incomoda mucho. Siento que a veces no los cuido demasiado; por eso, ahora me estoy poniendo un montón las pilas y trato de no mostrarlos.
Hay quienes la abrazan de atrás en la calle, la tocan o le tiran del pelo e, incluso, en una ocasión alguien se trepó al inodoro de un baño público para asomarse y verla. María entiende que en esos casos se cruza un límite, pero su mayor preocupación es cuidar a los que quiere y con esa convicción se tatuó el rostro de Baset, la diosa egipcia. "Es un gato negro, pero cuando amenazan a sus seres queridos se convierte en un león para proteger a los suyos". Ese tatuaje también es un homenaje a Rihanna, su mayor referente. "Yo si la veo me muero. No la iría a agarrar ni a toquetear, pero entiendo que pueden haber reacciones así".
Romper con YouTube
María no quiere ser famosa, sino artista. Eso lo tiene claro y, por eso, decidió dejar atrás YouTube, pese a que era su sustento económico y la plataforma que le había dado sus primeros seguidores. "Si hago canciones y las escuchan solo dos personas, daré clases de canto o lo que sea, pero la música es lo que realmente me llena y, por eso, me tiré de lleno".
Busca que, quienes la escuchen, lo hagan porque disfrutan sus canciones per se y no por su camino anterior como youtuber. De hecho, cuando lanzó 222 se preguntaba: "¿Le habrá ido bien porque ya tengo una base de seguidores? ¿Lo habrán escuchado por lo que hacía antes?". En aquel entonces, le costaba sentirse merecedora de su éxito y confiar plenamente en su arte. "No pensaba que me podía estar yendo bien por mí y porque lo que hacía estaba bueno".
"High" fue el quiebre para que comenzara a creer en ella misma. "Me elevó la autoestima a un nivel zarpado y hoy en día estoy super confiada de lo que hago y no hay chances de que venga a alguien a tirarme un comentario mala leche y que yo me lo crea, como podía pasar un año atrás".
La clave fue la validación de la industria y de distintos artistas que le escribieron para celebrar su música. Uno de ellos fue su amigo el cantante FMK (Enzo Sauthier), quien la ayudaba a componer. Este trapero le dijo que debía soltarse y comenzar a escribir sus propias canciones porque tenía el talento para hacerlo.
-¿Cuándo te diste cuenta de que este tema se había convertido en un hit y había trascendido a tu público?
-Me empezó a etiquetar todo el mundo en Instagram cuando sonaba un remix que habían hecho, versión cumbia, y que pasaban todo el tiempo. Eran boliches de gente grande, no solo matinés. Cuando grababan las historias, se veía que todos la estaban cantando y eran chabones de 20 años, 20 y pico... Ahí dije: "¡Fah! mi música la puede escuchar cualquier persona".
Ese pálpito de que estaba haciéndose un lugar en la industria estaba acompañado por los números. "Miro muchas las estadísticas. No por un flow competitivo o de obsesionada, pero me gusta analizar". Para esta seguidora de las métricas fue una locura que algunos, como su colega Coscu, vaticinaran que iba a superar las 25 millones de visualizaciones. "Pensaba que no había chances", ríe emocionada mientras la canción ya lleva más de 28 millones de reproducciones en Spotify y roza las 50 millones de vistas en YouTube.
La consagración como artista
El último gran salto, hasta el momento, se pronuncia en inglés. En cuarentena, y desde su casa, Becerra firmó un contrato con la distribuidora estadounidense 300. "Le hablaron a mi representante diciendo que estaban interesados en mí. Yo no lo podía creer, estaba re ilusionada. Sonar en radio y que hayan publicidades tuyas en la tele o en Spotify termina de ser como la consagración. Es un fly muy zarpado".
Sueña con viajar a conocer las oficinas de la firma norteamericana e irse de gira, aunque su destino ideal está en la Argentina. Quiere tocar en todas las provincias. "Mi papá siempre dice: ‘No vamos a gastar una millonada viajando a otros países cuando acá tenemos todos los paisajes y escenarios’. Lo dice de una manera super linda que hace que quieras conocer primero todos los rincones de la Argentina y, recién ahí, ir a visitar otros países".
Un nuevo albúm
Becerra imagina escenarios compartidos con grandes artistas, con quienes le gustaría fusionar su arte, como Cazzu, Nicki Nicole, Khea y Danna Paola. De hecho, anticipó a LA NACION que, a fin de año, lanzará un nuevo álbum en el que se avecinan colaboraciones con artistas locales y del que también participarán FMK y Rusher.
Compone como un juego entre amigos, aunque está abierta a sumar canciones hechas por otros, pero con dos reglas: no le gustan los temas que cosifican a la mujer y quiere participar del proceso creativo para sentirlos más propios. La capacidad de sumergirse en el tema es una de sus máximas riquezas como artista y, para eso, quiere sentir lo que canta.
-Llegás a marearte cantando...
-Sí, mal. Hay veces que ensayo y termino mareada o con las piernas que me tiemblan. Mi profe de canto me dice que es por la interpretación que le doy. Me parece muy flashero. A veces termino muy cansada, como si hubiera corrido una maratón e hice toda la canción sentada en una banqueta.
-Después de hacer un hit, ¿hay presión para componer?
- [Risas] No estoy muy obsesionada con superar "High", aunque sí, es una meta. Hoy escribo para dar lo mejor, no para hacer temas de relleno. Estoy haciendo canciones que la parten. Siento que estoy en un momento en el que lo hago con tanto amor y tanta dedicación, que lo que fluye es increíble. Voy a sumar otros géneros, estoy incursionando mucho en el dance hall y en el reggaetón, que me encanta. También va a tener intervenciones de R&B, todo. Estamos metiéndole a full. Se viene tremendo álbum. No veo la hora de que la gente lo pueda escuchar.
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