En una extensa charla con LA NACION, la artista se refirió al proceso creativo de La nena de Argentina, su flamante segundo material, atravesado por una diversidad de lenguajes estéticos y letras que reflejan su aplomado presente, lejos del vértigo de la noche; es la solista más escuchada del país en Spotify y está entre los 110 artistas top a nivel global
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El segundo álbum de María Becerra se denomina La nena de Argentina, como se la conoce desde que despegó en toda Latinoamérica su carrera. Todo un eufemismo para una cantante que, a pesar de sus 22 años, se planta como una mujer sensual y decidida. La música de Becerra, cuyo público mayoritario es adolescente, aborda tópicos que hacen foco en los vínculos y en la sexualidad, tocados con bastante desenfado.
“Siento que este año es muy diferente. Hay un claro crecimiento, maduré mucho como persona y como artista. He pasado por muchas experiencias que me fueron nutriendo y eso me llevó a cambiar mi forma de ver”, reconoce la cantante, dispuesta a charlar con LA NACION, luego de un almuerzo rápido y la sesión de maquillaje.
“Antes lo tomaba más como un hobbie, pero ahora siento que esto es mi trabajo, por eso estoy mucho más involucrada. Antes era más guacha (sic) y estaba más en la joda”, profundiza María Becerra, quien presentó La nena de Argentina a través de una transmisión vía streaming que duró siete horas. Además de dar a conocer los temas del álbum, llevó adelante varias actividades junto a invitados especiales. Acompañó la preparación de una receta de chipá vegano con la chef mediática Paulina Cocina, jugó a un Pictionary musical con FMK y con el youtuber Boffe analizó la letra del tema “Pídelo”.
“Estuve mucho más comprometida en el proceso de letras y hasta en la grabación de los masters, me metí en todo”, explica la cantante, quien, en el disco, desarrolla un abanico de géneros como bachata, reggaetón, trap, cumbia, pop y hasta la balada romántica. “Las letras son más adultas y demuestran qué estoy leyendo”.
-¿Qué leés?
-Poesía y libros de autoayuda. Me gustan Los siete hábitos de las personas altamente efectivas, Los nudos mentales y Gente tóxica. Me sirvieron mucho, me hicieron crecer como persona.
-¿Hiciste o hacés terapia?
-Hago terapia, pero no es algo que sólo encare cuando voy a lo de la psicóloga, sino que trato de aplicarlo durante el día. Antes tenía muchos ataques de ira, vivía con ansiedad, me la pasaba de fiesta en fiesta para tapar vacíos, estaba muy perdida. Hoy soy más responsable y ya no me gusta ir a una fiesta. Trato de ser una mejor persona cada día.
-Pensando en temas de autoconocimiento, la grabación del disco se realizó en un retiro, sin interferencias externas.
-Fue en Luján, porque siento que mi ambiente más bonito para crear es en contacto con la paz de la naturaleza. No me va el estudio hermético, sin ventanas, sin saber si es de día o de noche, y hasta sin comer. Todo pasa muy rápido en un estudio. En cambio, la quinta donde grabamos era muy bonita, tenía animalitos, fueron diez días hermosos.
El retiro lo llevó a cabo con su hermana y una amiga y con Nico Cotton y Xross, productores del disco.
-¿Las letras ya estaban escritas antes del proceso del retiro?
-Las escribimos allí mismo. También en la quinta pensamos los géneros y los distintos estilos.
-Hablabas de la madurez de tus letras, ¿sentís que tiene que ver con haber vivido más?
-Sí, hay una forma madura de encarar los sentimientos. Antes era más inmadura, no sabía cómo enfrentar las frustraciones, pero la vida del artista está llena de eso. Siento que antes estaba atascada y que ahora hay una evolución. Antes podía explotar en un ataque de ira y ahora puedo resolverlo charlando, tengo más herramientas.
-Hablás de frustraciones, pero sos una artista con millones de seguidores y un consumo altísimo de tus canciones, ¿qué sentís que puede pasar en vos cuando eso no suceda? ¿Te preparás para lo oscilante que es toda carrera artística?
-Hay que cuidarse de los que te elogian mucho, porque eso te disocia de la realidad. Si uno es consciente que mañana puede dejar de ser la más escuchada, la bajada no cuesta tanto.
María Becerra cuenta con 20 millones de oyentes mensuales en la plataforma Spotify, donde es uno de los 105 artistas más exitosos a nivel global y lleva más de mil millones de visualizaciones en YouTube. El sencillo “Automático”, perteneciente al último disco, contabilizó más de 77 millones de visualizaciones y 62 millones de oyentes, en sólo tres meses. Las cifras estremecen, pero María Becerra pareciera no marearse con semejante oleaje. “No se mide en eso lo buen artista que se puede ser”.
Menuda y pintada con pensamiento artístico, su outfit es un punto clave en la conformación de su identidad como artista, marcado por la desinhibición. Sin embargo, reconoce: “Evito el ambiente de la noche, no salgo nunca, porque siento que en las fiestas es fácil perderse. Soy una persona fuerte de voluntad. Antes, en cambio, era muy insegura y eso hacía que pudiera correr el riesgo de perderme”.
-Te ofrecen de todo en la noche...
-Me han ofrecido de todo. Ese ámbito no me gusta.
-¿Las drogas son el mayor riesgo de ese ambiente?
-Creo que lo más peligroso es la mala gente, aunque hoy puedo ir de fiesta y sentir que ya no me atrae nada de todo eso. El artista está a la buena de Dios, es muy complicado.
-Los “amigos del campeón” también son peligrosos.
-Por eso es importante estar rodeado de la familia y los buenos amigos de toda la vida.
Alguna vez no pudo salir elegida en un casting de Cris Morena y se ríe al recordar la anécdota: “Me la crucé un par de veces, es una divina”.
Se enorgullece de los casi diez mil artistas que escuchó en sus dispositivos, muchos de ellos son claras influencias de su arte. “Escucho todo, me gustan las baladas, la cumbia y la bachata”. También menciona al pop y reconoce que “es importante estar al día con lo que sucede en la música” y por eso ingresa todos los días a los más importantes charts del mundo.
-Es necesario tomarse ese trabajo.
-A mí me encanta.
Así como escucha a partir de una selección muy variada, las letras de sus temas también abarcan tópicos diversos, aunque muy empáticos con el sentir de su generación. El modismo semántico impuesto por algunos géneros urbanos, la llevaron a escribir con lógica propia y sintaxis libre. Así en el pentagrama como en el boliche.
“E-e-esto es pa’ que lo gocen, rocen. Subiendo el calor, ‘tamos sacudiendo el pelo, pa’ que lo reboten, choquen. Aquí no hay pudor esta’ gata’ están en celo’, hasta abajo en toa’ las pose’. Tantas pose’ que parecemo’ modelo’. Acá todos se desconocen, mientras que el sudor ‘tá chorreando por el suelo”, dice María Becerra en el tema que da nombre al disco, “La nena de Argentina”, alejado de la ortodoxia del lenguaje.
En ella se alterna desde el romanticismo hasta los contenidos más barrocos y de sexualidad expuesta: “Son las facetas que más me identifican, soy muy así”.
-¿Cómo sos?
-Intensa, algo insegura, muy sensible y emocional, pero también muy dramática, algo que estoy tratando de solucionar. Y por otro lado aparece lo sexual, algo más sucio, que también forma parte de mí.
Privacidades
-¿Tenés en cuenta al destinatario de tu música? ¿Sos consciente que sos referente para un grupo etario adolescente?
-Sé quién me sigue, pero trato que eso no me condicione, no me quiero privar ni ponerles tanto filtro a las canciones. Escribo lo que tengo ganas de decir, aunque, quizás, puedo buscar no decirlo de manera tan cruda, pero si con libertad, porque eso me alivia.
-¿Es catártico?
-Puedo haber tenido un día malo o muy feliz, o haberme enamorado y me encanta ir al estudio y escribir sobre eso que me pasó.
Luego de haber estado en pareja con Rusherking, hoy de novio con la China Suárez, María Becerra se volvió a enamorar. Hace poco tiempo estuvo de vacaciones con el cantante J Rei y no se privó de gritarlo a los cuatro vientos en sus redes sociales.
-¿Pensás en la maternidad?
-Sí, me re veo como mamá, sueño con tener muchos hijos desde que soy chica. Por supuesto, me cuido porque siento que este no es el momento, tengo muchas cosas por delante para cumplir.
-¿Serías como tu madre enfermera y tu padre cardiólogo?
-Fueron unos grandes padres. Nadie te enseña a criar a tus hijos, ellos aprendieron con nosotros. Quizás, antes había formas que no estaban muy buenas. Hoy los padres son más libres en la crianza.
-Te deben haber criado de manera muy libre, porque, desde muy chica, pudiste desarrollar tu vocación artística.
-Mis viejos me han apoyado en todo, son diez sobre diez. Cuando quise cantar, me mandaron a canto y luego a la academia.
-¿Estudiaste en la escuela de Valeria Lynch?
-Habré estado allí un par de años. Hubo un tiempo donde ella me becó para que me formara en varias disciplinas.
-¿Te interesaría volver a la actuación?
-No lo descarto. En mis comienzos, trabajé más como actriz, pero la música me gusta mucho.
Nicolás Scarpino la dirigió en la obra El original y participó en diversos proyectos de ficción que se vieron en redes sociales o soportes como YouTube.
Cuestión de género
Aunque su vocación por el arte despertó cuando ella era una niña, su afición por la carpintería la llevó a cursar la secundaria en un colegio industrial, rodeada de varones no muy dispuestos a tratarla como a una par. “Me daba mucha maña y, como era hiperactiva, ahí encontraba una relajación, una especie de terapia. Si hasta me hice mi propia casa de muñecas, me divertía lijar”.
-La carpintería comparte la creatividad del arte.
-Sí, y es un trabajo muy detallista, para el que hay que tener mucha paciencia.
-Tengo entendido que no la pasaste muy bien en el colegio industrial.
-Fue complicado, la mayoría eran hombres, en plena edad de la pubertad, estaban “al palo”. Por ser mujer, te convertís en una carnada. Miraban videos porno en la clase, estaban en eso. Era un tiempo donde no estaba tan fuerte el tema del feminismo.
-Sin embargo, dada tu edad, lo que contás no sucedió hace mucho tiempo.
-Pero no se hablaba tanto, al menos eso es lo que recuerdo yo.
-¿Los docentes no ponían límites?
-No, para nada. Tanto los docentes como los preceptores presenciaron muchos actos de violencia, ya sea verbal o física.
-¿Padeciste violencia física?
-Sí, claro, empujones... Recuerdo cuando me tiraron al piso y me pegaron patadas. Y también hubo acosos.
¿Acosos?
-Sí, al industrial ingresé a los 13 o 14, era una época donde era normal que en el colegio o en la matiné del boliche te tocaran el culo o te manosearan. Uno no podía hacer nada más que pedirles que se dejaran de molestar.
-¿Sos feminista?
-El feminismo busca la igualdad de derechos y yo apoyo eso.
Sobre el final, minimiza alguna repercusión que tuvieron sus dichos en torno al proteccionismo animal y que fue mal recibida por el gremio lácteo. María Becerra es vegana y una defensora de los derechos de los animales.
Divertida y de sonrisa fácil y contagiosa, no se molesta cuando se le pregunta si grabaría con la China Suárez, actual pareja de su ex: “Esa pregunta prefiero no contestarla”, dijo riéndose sobre lo capcioso de la consulta.
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