Marconi, un artista cabal
Concierto de Néstor Marconi con su trío y con la Orquesta Estable del Teatro Colón dirigida por José Carli. Programa: tangos de Troilo, Maffia, Marconi, De Caro, Cobián, Aieta, Gardel, Piazzolla.
Nuestra opinión: bueno.
Es conveniente afirmar desde el mismo comienzo, sin segundas lecturas y sin la más mínima duda, que Néstor Marconi es un músico y un bandoneonista excepcional, un artista cabal. Sin embargo, también habría que señalar que no siempre, o tal vez, casi nunca, la alianza de un músico proveniente de un campo de la cultura popular con una orquesta sinfónica potencia las virtudes de uno y otra, y que no siempre el acceso al mágico escenario del Colón, homenajes merecidos aparte, es lo más propicio para un músico popular. Dicho de otro modo, si solo o con su propio trío, Marconi pudo mostrar parte de lo mejor de su repertorio y de sus muchísimos talentos, cuando estuvo con la Orquesta Estable se lo vio mucho más contenido, limitado y hasta un tanto monocorde.
En la primera parte del concierto, Marconi se presentó con su trío, integrado por su hijo Leonardo, en el piano, y el notable Oscar Giunta en contrabajo. Tomando parámetros propios del Colón, podría decirse que lo ofrecido fue un momento de una dignísima música de cámara, con elaboraciones de ensamble de alta factura y gran integración. Habría que hacer notar que los arreglos, por un lado sumamente estrictos y, al mismo tiempo, abiertos como para permitir también la improvisación y los diálogos entre los músicos, no le restan espontaneidad al trío ni le quitan ni una gotita del sabor tanguero, cualidad de dificilísima definición y que, sin embargo, cualquier oyente sensible puede y sabe reconocer.
Marconi es un virtuoso del bandoneón que canta, respira y frasea admirablemente cada pensamiento como si fuera el último. Las modulaciones cromáticas y enarmónicas, ajenas al tango hasta que Piazzolla les dio la bienvenida, las armonías de reemplazos y las progresiones complicadísimas que utiliza en sus interpretaciones suenan absolutamente normales, cálidas, atractivas y lógicas. En general, los arreglos que transita el trío se van apartando del tango presentado o mínimamente insinuado hasta territorios lejanos, pero dejando flotar constantemente algunas referencias mínimas, sin que nada suene forzado. Tal vez, en algunos de los tangos y milongas las extensiones de estas meditaciones musicales excedieron lo plausible o pecaron de alguna reiteración. Con todo, en general, Marconi se reveló como un modernísimo y estupendo músico de tangos o, si se quiere, como un modernísimo y estupendo músico, sin categorías. Sus diálogos ocasionales con Giunta fueron admirables y la presentación de "Los mareados" transportó al abundantísimo público del Colón a un mundo de alta poesía.
Demasiado limpio
En la segunda parte, los músicos de la Estable dirigidos por José Carli se sumaron a la función. Y nada fue como había sido. Sin desmerecer el prolijo trabajo de Carli o la concentración y oficio de la orquesta, las interpretaciones perdieron fuerza y hasta interés. En contra de lo que había sido ofrecido en la primera parte, sobre el escenario se instalaron el sonido sinfónico, la corrección de los arreglos, las búsquedas tímbricas e instrumentales como elemento de variedad, las armonías mucho más tradicionales y cierta rigidez en el tempo apenas salvada por las intervenciones del bandoneón. De alguna manera, la fuerza del tango, el moderno aroma del antiguo canyengue y la recomendada "mugre" necesaria del tango aparecían ocasionalmente cuando sonaba el bandoneón. Cuando el instrumento se llamaba a silencio, aparecía otro mundo, tal vez bello e interesante pero poco tanguero y un tanto disociado de lo que hacía el solista.
En este sentido, tal vez lo más notable de la segunda parte haya sido la cadencia de apertura en soledad a cargo de Marconi anticipando una serie de tangos de Piazzolla. Y, lo menos interesante, paralelamente, el estreno de "Tangos concertantes", del mismo bandoneonista, una obra despareja, con una escritura orquestal poco sólida y un tanto forzada en la búsqueda de una modernidad que, en realidad, sólo tenía coherencia cuando la ejecutaba el bandoneón.
Además de lo comentado, al principio del concierto hubo una pareja de bailarines más acrobática que pasional y, después del trío y antes de la orquesta, un maravilloso solo de Marconi interpretando ininterrumpidamente "El día que me quieras", "Sur" y "Lo que vendrá". Todo un símbolo y una confesión de credos, Marconi, para beneficio de todos, se regodeó con los sonidos de Gardel, Troilo y Piazzolla.
Agenda del día
- 18.00 Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) Clase abierta de Mora Godoy.
- 19.00 Centro Cultural del Sur (Caseros 1750) Clase abierta de Tango Discovery.
- 20.00 Centro de Museos de Bs As (Av. de los Italianos 851, Cost. Sur) Alfredo Sáez.
- 20.00 Estadio Obras (Av. del Libertador 7395) Final del Mundial de Tango categoría "salón". Orquestas de Los Reyes del Tango, Beba Pugliese, la Orquesta Escuela de Tango y el Sexteto Mayor con Guillermo Galvé.
- 20.30 Centro Cultural del Sur (Av. Caseros 1750) Los Cosos de al Lao.
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