Marcelo Tinelli, Camila Homs y “los haters”: Tini Stoessel y el volcán musical que no dejó nada en pie
Su quinta producción discográfica, Un mechón de pelo, es de pura introspección y vuelve a ponerla en el foco de la tormenta
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Y un día, el volcán Tini comenzó a hacer erupción. Esa podría ser la primera oración de la reseña del último álbum de Tini Stoessel. Se llama Un mechón de pelo, fue publicado el jueves y es el quinto de su carrera en solitario. También habrá que dejar sentando que esa primera frase no solo hará referencia al álbum, sino a todo su contexto. Parece haber quedado atrás la Tini que hacía silencio ante las críticas, la que se mostraba siempre espléndida (gracias a esa belleza hegemónica que dios y sus padres le dieron), la que creaba canciones de música pop amigable, la que triunfaba frente a los públicos infantiles y luego juveniles, con música, simpatía y una vida, aparentemente, perfecta.
En este disco, la ex Violetta le dedica un tema a su padre Alejandro Stoessel (Pa”, que estrenó hace un par de semanas y eligió como apertura del álbum), otro dirigido a Marcelo Tinelli (”Angel”, aunque se refiere a su propia vida desde la ruptura laboral, creativa y amistosa entre su padre Alejandro y el astro de los programas nocturnos de entretenimiento) y un descargo (”Ni de ti″, sobre tantas acusaciones que recibió cuando comenzó su relación con el futbolista Rodrigo De Paul, especialmente de Camila Homs, la exesposa del jugador de la Selección).
“Ángel”, la canción que habla de la ruptura en la relación laboral y de amistad entre su padre y Marcelo Tinelli, es la que dice: “2008, diciembre, fue un viernes. Ojos que no ven, traición que no sientes. Judas dio el beso, ¿cómo lo desmientes? ¿Cómo se perdona? ¿Cómo te arrepientes? Si fueron hermanos y adiós para siempre. Si él le dio la mano y el otro los dientes. Le dieron la espalda y él siempre de frente. Le dieron las gracias, lo empujan del puente. Yo ya entiendo bien lo que pasó. Papá se fue y culpa de él nunca lo fue. La herida se tatuó en su piel”.
Y sigue: “La mentira la oyó todo el mundo, la verdad nunca la escuchó nadie. Por eso necesito gritarla a todo Buenos Aires. Deja que el tiempo se encargue, y el destino se encargó de violeta pintarme. Batallas que no escogemos y hay que enfrentarse, de eso se trata amarse, pero también me dolió y para decirlo no es tarde. La verdad es que ni siquiera me querían contratar por ser hija de él. Pero la justicia divina existe. Si supieran las veces que me llamaron para abrir su show, cantar, sonreír, y hacer como si nada hubiese pasado. Pero gracias a eso aprendí lo que no quiero ser en esta vida”.
La frase que le dedica a Homs, exesposa de De Paul, es la que dice: “Dicen que robé, que una familia rompí. (...) Dicen que me escondo pa’ tomarme una pill. (...) Casi mi abuela también se la creyó. (...) Me quedé callada pa’ que a los niños no les duela. Duélale a quien le duela, sigo acá, sigo en primera”. La canción es verdaderamente un volcán que escupe lava y luego predica sobre las conductas en las redes. Se escucha, primero, la voz de su abuela: “Vas a tener que luchar siempre con eso, Martina. Ese éxito, a alguien le lastima mucho”. Y luego, Martina (o Tini) arremete: “Ah, bueno, me saqué bastante las ganas, pero lamento pincharles el globo, no me drogo. Después de muchos años de estar callada, me da mucha tristeza tener que aclarar quién soy y qué hago con mi vida”.
“Caer en la manipulación de ciertas personas que se alimentan con mentiras absurdas opinando de mi vida con total impunidad es un acto de insensibilidad brutal. Es deplorable ver cómo hay personas que a través de un medio de comunicación o una red social son capaces de expresarse de la forma más cruel posible. Engañando, difamando, con la única intención de lastimar hasta lo más profundo que puedan. Y a todos los que siguen creyendo o alimentando estas mentiras les deseo, de todo corazón, que encuentren algo más productivo para hacer con sus vacías vidas”, continúa la canción.
Efecto promocional y veracidad del sentimiento
¿Es posible aprovechar promocionalmente toda esta fragilidad de la chica perfecta que ahora (también) puede demostrar que llora, como todas y todos los demás? Por supuesto que sí. El material de prensa que distribuye su compañía discográfica dice: “La vulnerabilidad de Tini al compartir este camino introspectivo permite que su arte brille, mostrando la amplitud de su talento y marcando una evolución trascendente en su carrera”.
"Un comentario puede hacer con que una persona ya no tenga ganas de estar acá"
— TINI News (@TINlNews) April 11, 2024
TINI sobre los ataques que recibe en las redes sociales. pic.twitter.com/wI8RPpBUG4
Además, el video que hizo vía Instagram en la víspera del lanzamiento no es una explosión de alegría. Todo lo contrario: habla de esa fragilidad y, entre otras cosas, de cuánto pueden afectar a la vida de una persona los haters en las redes (dice, en un momento: “Un comentario puede hacer con que una persona ya no tenga ganas de estar acá”). Pero esa posibilidad de potenciar la promoción de un disco desde este perfil no le quita veracidad a lo que canta en estas canciones.
Por otro lado, eso no la exime de los comentarios sobre sus acciones que no están asociados al “hate”. Hace un par de semanas recordó la fecha de lanzamiento con un video en el que se la ve cortarse (sí, ella misma) el pelo. Parece estar en una habitación de institución psiquiátrica, con blíster de pastilla incluido, frente al espejo. El comentario de una persona que vio el vídeo fue, simplemente: “Con la salud mental no se juega y menos para usarlo de marketing”. Otro comentario, sentencia: “Deplorable jugar y hacer marketing con una enfermedad tan compleja y dolorosa, para el que la atraviesa, como la depresión”. Eso es parte de las reglas de juego y a eso, Tini, se sigue exponiendo.
El detonante
La canción que habla de Alejandro Stoessel relata ese sacudón emocional que fue su internación, en 2022: “Hoy tengo un nuevo miedo que antes no tenía. Fue un mes de marzo, dijeron que te perdía. Estaba a tu lado, pero ya falta me hacías. Juro por dios, decirte adiós no me salía”.
Seguramente, los graves problemas de salud que atravesó su padre (incluso llevaron a Tini a postergar grandes conciertos al aire libre) pudieron haber sido la bisagra de este antes y después. Ya el año pasado comenzó a correrse de ese lugar de “Sarah Kay” en el que la habían puesto (y accedió a quedarse, desde que triunfó en programas como Patito Feo y, especialmente, Violetta). Mostró sus problemas de salud. Sus temores, incluso sus miedos ante la fragilidad emocional y mental.
Más allá de todo (estas canciones que darán de qué hablar las próximas semanas), el tema con el que mejor se pinta es “Posta”, el segundo anticipo del álbum, que daba cuenta del tono autorreferencial que se vislumbraba para el nuevo álbum. No es lo mismo cantar que declamar. La declamación (por eso la persistencia del rap, forma musical hoy de moda, que tiene casi cincuenta años) interpela al oyente de una manera más directa. Y para quienes no se embarcan en las formas de la “canción de autor” más clásica, la declamación es una muy buena herramienta para escupir sensaciones.
“Yo estoy bien, yo nunca siento. Total todos viven a mi costa. Aunque nunca me lo hice a posta. Que van diez años, que van mil daños, qué bien me engaño, posta. Que soy perfecta y no me afecta lo que digan los extraños. Que estoy bien, que estoy bien, que estoy bien, que estoy bien, que yo puedo, posta. Porque he nacido con dinero, en cuna de oro, nada duele, ¿esa es la posta? Solo soy yo la que vi llover. Nadie quiere ver, nadie va a llamar. Preferí dormir, preferí callar. Una princesa no llora en televisión (Jajajajaja). Pero el acting mal no me salió. Hasta Tini se lo creyó. Pero Martina despertó y ahora le importa, posta.”
¿La catarsis sirvió? “Calma, que el dolor nunca es eterno”, entona en la última canción de Un mechón de pelo, “Me voy”.
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