Marc Anthony armó una fiesta en el Movistar Arena: su reencuentro con el público argentino, las sorpresas de la noche y sus exigencias en camarines
Tras cuatro años sin pisar suelo argentino, el rey de la salsa volvió a los escenarios porteños con su Pa’lla Voy Tour
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Domingo, 19 horas. Villa Crespo. Faltan dos horas para el show de Marc Anthony, sin embargo, en las inmediaciones del Movistar Arena comienza a palpitarse un clima bien chévere. Cientos de personas deambulan por las calles, se encuentran y se saludan eufóricas enfundadas en sus más glamorosos looks. Otros, los bien fanáticos, llegan en combis -o como dicen sus banderas, en el “Marc móvil”- desde distintos rincones del país. Sin dudas es una noche muy esperada. Después de cuatro años, Marc Anthony vuelve al país con su Pa’lla Voy Tour y nadie se quiere quedar afuera.
Unos minutos después de la hora pautada, más precisamente a las 21.15, las luces del emblemático estadio se apagan y un popurrí de hits da la bienvenida a los 15 mil espectadores que agotaron la primera de las dos fechas que el cantante reservó para la ciudad porteña. A modo de intro, los dieciséis músicos que conforman la banda (un bajista, un guitarrista, dos tecladistas, cuatro percusionistas, cinco vientos y tres coristas) tocan “Felices los cuatro”, “La Gozadera” y “Rain over me”; feats que el gran anfitrión de la noche inmortalizó junto a figuras como Maluma, Gente de Zona y Pitbull.
Ante una platea cubierta de globos blancos y banderitas de Argentina, llega él. Con un saco negro de cuero, jeans oscuros y gafas al tono, el rey de la salsa hace su entrada triunfal desde la cima de una escalera. El primer tema elegido para reencontrarse con su público argentino es, nada más ni nada menos, que el que le da título a su nuevo disco y a su gira 2022. “¡Buenas noches, mi gente!”, lanza en medio de una multitud eufórica y con muchas ganas de bailar.
¡Que comience el show!
Si bien esta visita tenía como objetivo presentar su nuevo disco, Pa’lla Voy, durante la hora y media que duró el recital primaron sus clásicos, donde la salsa, el bolero y el cha cha cha le permitieron a este puertorriqueño presumir de su imponente voz y de sus sensuales movimientos de cadera. Después de entonar “Valió la Pena”, “Y hubo alguien” y “Flor Pálida”, Marc Anthony saludó por primera vez a su público. ”Muchas gracias por este amor y por compartir esta noche. Se dio y aquí estamos”, dijo el artista feliz de volver a reencontrarse con su gente tras la pandemia de coronavirus. Su conexión con el público es indiscutible. De hecho, casi que no hicieron falta las palabras, solo un par de arengas y coreos pegadizas para que sus invitados permanezcan de pie y encendidos durante todo el recital.
Los mayores aplausos de la noche ocurrieron cuando, luego de cantar “Contra la corriente”, el exmarido de Jennifer Lopez dejó el micrófono por un rato y sorprendió a todos mostrando sus habilidades en la batería. Después de varios minutos, el batero Jessie Caraballo se le unió tirando agua sobre los tambores para crear un efecto de lluvia al golpear; un detalle que sumó aún más espectacularidad al show.
Minutos antes, y con intenciones de exhibir la gran banda que lo acompaña, el cantante había invitado al centro del escenario a su guitarrista Mario Guini (casualmente argentino) para que, a través de un solo, de cuenta de su talento. Su nacionalidad y el cierre de su performance tocando el instrumento por detrás de su nuca volvieron a hacer estallar a todo el estadio en una ovación generalizada.
A pesar de que durante todo el encuentro predominó el clima festivo, también hubo lugar para la emoción con una seguidilla de baladas que, por primera vez en la noche, hicieron sentar a un público enérgico. Y en ese afán de sorprender, el cantante se tomó algunas licencias para salirse de su propio repertorio y entonar “¿Y cómo es él?”, uno de los éxitos de José Luis Perales.
A diferencia de otros artistas (a los que les arrojan, por ejemplo, ropa interior), el puertorriqueño recibió algunos regalos especiales durante su presencia en el escenario. Mientras una fan le arrojó unas gafas de sol (un accesorio característico de su look), otra le regaló un mini Marc Anthony en versión inflable que lo acompañó y con el que bailó a la par durante el tema “Que precio tiene el cielo”.
“Esta noche vamos a cantar un poquito de todo. ¿Dónde están mis salseros?”, preguntó mientras sus seguidores levantaban sus manos al unísono. “¡Que rico, que rico!”, repitió mientras presentaba una de sus canciones favoritas. “Si la conocen, cántenla conmigo”, pidió ante los primeros acordes de “Mala”.
“Te conozco bien” y “Parecen viernes” fueron los últimos temas de su repertorio. Y aunque amenazó con despedirse, el grito generalizado de los fanáticos y el manto de lucecitas blancas de los celulares lograron que el ídolo no se hiciera rogar y regresara al escenario al cabo de unos minutos. Visiblemente emocionado, la estrella cerró la noche con dos de sus mayores hits: “Tu amor me hace bien” y “Vivir mi vida”. “Vamos mi gente, la vida es una, que Dios los bendiga, que viva Argentina”, expresó ante una lluvia de papelitos de colores que daban cuenta que la fiesta había llegado a su fin.
Esta noche, y antes de seguir su gira por Chile, Marc Anthony dará su segunda y última fecha en el Movistar Arena.
Las exigencias en camarines
Después de brillar en los escenarios de Estados Unidos y Europa, el referente de la salsa y el cha cha cha llegó al Cono Sur para seguir deleitando a su público con su Pa’lla Voy Tour. Acompañado por su novia, Nadia Ferreira (de 22 años, Miss Paraguay 2021), a quien Marc Anthony definió en un posteo como su “hair stylist favorita”, ya visitó países como Colombia, Panamá y la patria de su chica antes de pisar suelo argentino.
Y como todo artista de renombre -que cuenta con múltiples discos de Oro y más de doce millones de seguidores en Instagram- el músico sorprendió con algunas exigencias en común para su gira latinoamericana. A su pedido de un camarín bien amplio (con mesitas de vidrio y dos espejos de cuerpo entero), se sumó un menú que incluye desde nachos y chizitos hasta frutas, quesos y carnes frías. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue un costoso y excéntrico ítem dentro de su larga lista: una botella de tequila Don Julio 1942, que cuesta alrededor de 130.000 pesos.
Además de su carrera musical, recordemos que Marc Anthony es conocido por su gran faceta de empresario, ya que no sólo es dueño de Magnus Media (una compañía de representación de artistas y atletas latinos), sino que también es propietario minoritario de The Miami Dolphins y tiene su propia línea de ropa y accesorios para Kohl’s.
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