Machito Ponce: un rapero adelantado a su tiempo, el enojo que lo llevó al retiro y la canción que generó un debate en la Corte Suprema
El cantante, que preanunció un estilo que hoy suena en todos lados, asegura que “los 90 nunca se fueron” y que sus hits siguen operando en la nostalgia de quienes vivieron esa época y despertando interés en las nuevas generaciones
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“Ahora te voy a poner a gozal”. La frase, rara y con falso acento caribeño, es para una generación completa un viaje hacia la década de los 90 porque al escucharla no se puede evitar pensar en Machito Ponce. Detrás del personaje, que sonó en las radios, está Gustavo Radaeli, quien niega que lo suyo sea una parodia. “De alguna manera mis canciones quedaron en el inconsciente colectivo de la gente que escuchaba ese tipo de música”, dice a 30 años del boom del misterioso artista de sombrero y lentes oscuros.
Surgido casi por accidente en las huestes del cerebro de Bernardo Bergeret -responsable también de Jazzy Mel, The Sacados, Bravo, CAE y Twiggy, entre otros- Radaeli componía en las sombras junto a Darío Moscatelli hits para que otros cantaran pero por su facilidad para hacer acentos se animó a rapear en la versión local del tema de la banda estadounidense 20 Fingers “Short Dick Man”, un éxito bolichero de 1994.
Cuando su versión del tema pega en España y muchos promotores se muestran interesados en conocer al artista, a Radaeli no le queda otra que subirse al escenario de la mano de otros temas como “Lick It”, “Póntelo” y el mencionado “Ahora te voy a poner a gozar”. Luego de participar en festivales en varios países, vender miles de discos y ser invitado a los programas de Susana Giménez y Marcelo Tinelli, Machito Ponce desaparece casi sin aviso cuando el mismo Radaeli decide jubilarlo.
Pero la nostalgia es más fuerte y el creador de las fiestas Bizarren logra revitalizarlo. Hoy, mientras las nuevas generaciones lo conocen y los más grandes lo escuchan con nostalgia, se prepara para ser parte del lineup del Festival Bizarren -que fue reprogramado para el 1 de marzo- en el Estadio GEBA junto a Vilma Palma e Vampiros, Kapanga, Damas Gratis, Amar Azul y Alcídes, entre otros. Antes, habló con LA NACIÓN sobre cómo vive el interés que despierta una década que muchos consideraron maldita.
-¿Volvieron los 90?
-¡Los 90 nunca se fueron! Creo que cada generación tiene momentos que recuerda más porque, seguramente, fue cuando vivió su juventud y los problemas parecían ser menores. La música de los 90 no es mejor a otras en términos absolutos, sino que estuvo de fondo en muchos momentos que hoy te dan nostalgia y ¿qué mejor manera de recordar mejores tiempos que con canciones? Entonces, son temas que para un montón de gente tiene ese condimento de hacer recordar buenas épocas. Por otro lado, también se habla de la vuelta de los 90 porque estamos en un contexto político y social en donde se hace mucha referencia a esos años, pero yo no lo veo parecido. No niego que pueda haber puntos de contacto, pero en todo caso está en una fase embrionaria.
-Y en el panorama de los 90, ¿vos cómo te identificás como artista? Porque existen grupos y solistas que fueron los famosos “one-hit wonder”, famosos por un solo tema, pero vos tenés varias canciones exitosas…
-¡Siempre digo que soy “four-hit wonder” o “five-hit wonder”! Con honestidad creo que, si pensamos en lo que sonaba en los 90, mis canciones tienen que estar ahí. Darme cuenta de eso me llevó mucho tiempo porque mientras sucedía quizá no lo veía. Hoy, en cambio, veo que de alguna manera quedó en el inconsciente colectivo de la gente que escuchaba ese tipo de música porque son muchas las personas que se me acercan y me dicen cosas súper cariñosas, afectuosas... Me sorprende porque la verdad es que cuando uno hace las cosas ni te imaginás cómo afecta la vida de los demás.
-Sin embargo, tuviste una época en la que renegaste de Machito Ponce y lo “guardaste” por años, ¿por qué sucedió?
-Lo que pasa es que el personaje tuvo un nacimiento no buscado, digamos, y brilló gracias a que los planetas se alinearon. Yo siempre fui consciente de que el fenómeno de Machito Ponce iba a tener un tiempo de duración y que después, en algún momento, iba a desaparecer. Pero cuando se desalinearon los planetas... En un punto las cosas dejaron de fluir, pero estoy convencido de que le quedaba aún más por dar. Pero las cosas se salieron del camino y quedé enojado. Por eso estuve varios años peleado con el asunto. A Machito lo expulsó la industria, yo no terminé de la mejor manera y se mezcló eso con cuestiones personales, porque en esa misma época falleció mi papá. Entonces decidí cerrar ese capítulo y no mirar atrás. Durante muchos años fui bastante reticente a hablar del tema, de hecho si alguien sabía de mi pasado y lo traía a la conversación o lo mencionaba en público me enojaba mucho.
-¿Y cómo te reconciliaste?
-En medio de ese enojo, en 2008 me empezó a llamar una persona, que me dijo que organizaba una fiesta en donde sonaban mis canciones, que la gente pedía por mí… ¡Yo no quería saber nada! Pero mi mujer me terminó convenciendo. Fui y el recibimiento de la gente fue tan bueno, recibí tanto cariño y que me amigué con eso. Pasaron más de quince años y la Bizarren me abrió una nueva puerta y me instaló en un circuito de fiestas retro en donde ellos son los mejores. El show que vamos a dar el 1 de marzo en GEBA va a ser increíble, rodeado de muchos artistas muy talentosos y en donde el objetivo es que la gente la pase bien. Será la Bizarren más grande de la historia y vamos a estar a la altura.
-Cuando escuchás a los artistas más populares de hoy, que rapean y usan giros que quizá son los que muchas veces identificamos con Centroamérica o el Caribe… ¿Sentís que hay una reivindicación de Machito Ponce, a lo que en su momento parecía una parodia?
-No creo ser un referente para toda esta generación de artistas talentosos, o al menos no lo sé. Seguramente sus padres me escucharon. Me sorprende que uses la palabra parodia porque es algo en lo que estuve pensando en estos días: lo mío jamás fue una burla al acento centroamericano ni al género, sino que nos reíamos de ciertos estereotipos, por ejemplo del machismo con “Short Dick Man”, o nos atrevíamos a hablar de temas de los que no se hablaba, como en “Póntelo”. De todos modos, uno nunca imagina el impacto que pueden tener las canciones. Hace poco mi hija más chica, que tiene 22 años, me mostró una canción de un productor que entiendo que es argentino pero vive en España. Se llama Dano y en el tema, “PicaPollo”, nombra a una serie de grandes raperos y dice en un momento “si tienes dogma pónselo como Machito Ponce”. Lo busqué por redes y le agradecí, porque realmente significaba un montón el solo hecho que me haya tenido en cuenta.
-Ese camino incierto de las canciones también hizo que “Samantha”, el tema que escribiste en medio del caso Coppola, terminara debatido en la Corte Suprema de Justicia cuando Natalia De Negri pidió que se ejerza sobre ella el derecho al olvido. ¿Cómo viviste eso?
-Cuando me enteré del caso en un inicio me preocupé. Siempre nos cuidamos porque la canción se llama Samantha, con h, y no Samanta como Samanta Farjat. De todos modos, a lo largo de los años y a través de las redes nos hemos cruzado mensajes y ella siempre ha tenido mucha buena onda conmigo. Además, creo que el tema va más allá de ella, habla más de un espíritu de época, de un tipo de comportamiento frívolo, por decir algo, que era común en muchos de nosotros. Cuando fue el pedido de Natalia imaginé que quizá en vez de Samantha iba a tener que terminar cantando Amanda, por ejemplo, pero no fue necesario. Me puso contento porque es una canción que las personas tienen muchas ganas de seguir escuchándola por más tiempo.
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