En una charla exclusiva con LA NACION, el artista adelanta su nuevo material; el tema que nació con un estribillo de Palito Ortega, su relación con Horacio Guarany, la convivencia con su novia y las ganas de hacer ficción con La Sole
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“Cuando sale un disco se respira, es un aire nuevo, fresco”, reflexiona Luciano Pereyra, en un precioso espacio de la avenida Quintana, en el corazón de la Recoleta porteña. El cantante lujanense lanzará el próximo 20 de septiembre Hasta el alma (Universal Music), su nuevo álbum de estudio que contiene doce canciones originales definidas por un espíritu reflexivo, una suerte de filosofía de vida que retrata la madurez de este joven artista de 41 años, pero con un cuarto de siglo de carrera profesional. “Es el inicio de un nuevo ciclo, de nuevos desafíos, de historias que vendrán, de vida y de llegar al cuarto de siglo de profesión; un montón”.
-Un álbum de estreno es motivo de festejo y un plantarse ante el público con una foto del presente.
-Es un gran motivo de celebración. Implica un año más de vida, de volver a viajar para compartirlo con tanta gente. Estoy muy feliz.
A pesar de su juventud, Luciano Pereyra entiende que “lo que antes era un gran problema, hoy no lo es tanto, que lo importante pasa por otro lado y que el lindo juego que es la vida es una bendición”. Bienvenido a la madurez. “En la vida me han pasado cosas muy lindas y otras que no lo fueron tanto, pero el resultado siempre es positivo, porque implica aprendizaje”.
-¿Qué es eso adverso que te sucedió?
-El año pasado, cuando estaba iniciando la gira, falleció un familiar muy importante para mí. Se acaba de cumplir un año de su partida. Subir a un escenario después de un velatorio y arrancar la gira así fue extraño.
-¿Qué lazo te unía a él?
-Era un tío, que fue como mi papá. Es parte del crecimiento entender que la vida también tiene esos momentos.
-Ante esas situaciones, ¿el escenario puede ser un bálsamo?
-Encontrarme con el público fue un abrazo de esos que contienen. Recuerdo que, en el primer concierto, me encontré con el equipo y con tanta gente que no sabía lo que me pasaba, algo que me hizo muy bien. “Lleva una sonrisa encima que no sabés quién la puede necesitar”, dice esa frase que pude comprobar en primera persona. Necesité de esas sonrisas que me dieron.
-En el camino inverso, tus canciones son refugio para mucha gente. ¿Dimensionás ese valor empático de tu arte?
-He escrito canciones que terminé grabando cuatro años después y eso tiene que ver con que, al momento de componerlas, no estaba maduro para defenderlas en el escenario. Los tiempos de Dios son perfectos y por algo quiere que las canciones salgan en determinado momento.
Referirá a Dios en varios momentos de la charla. Se crió en Luján, la ciudad del Oeste del Gran Buenos Aires que contiene a la Basílica visitada por millones cada año. Mucho de esa espiritualidad permeó en él.
-¿Cuál es la razón de Hasta el alma, el nombre del material?
-La palabra alma es de las que más me gustan, es linda más allá de su peso y profundidad. Cada una de las canciones del disco tiene su alma.
El álbum desanda un camino amoroso que se contrapone y se le para de bruces a un presente agitado: “Existe una realidad que nos toca como país, pero hay muchas cosas en donde se puede encontrar un poco de paz, que hagan bien hasta el alma. Las canciones alimentan el alma, en las mías, al menos, no hay agresividad, unen y no desunen”.
De Pedro Capó a La Mala Rodríguez, los invitados del álbum
El álbum Hasta el alma cuenta con la participación de los cantantes portorriqueños Pedro Capó y Luis Fonsi y de la rapera española La Mala Rodríguez. Acompañando a la edición se rodaron en la ciudad de Madrid los videos de “Siesta de verano”, con Luis Fonsi y de “Estás conmigo”, con La Mala Rodríguez. “Lo que hice con La Mala Rodríguez podría ser el ‘Porque aún te amo´ que grabé en el 2006, que me abrió tantas puertas. Es muy power y tiene aquella esencia, pero con mi experiencia actual”.
El Hasta el alma tour contempla, hasta ahora, 17 shows en 7 países, habiendo ya recorrido Ecuador, México y Estados Unidos. Próximamente, la tournée llegará a Uruguay, Chile y Perú. Además, el cantante se presentará en nuestro país en Rosario, Córdoba y Mendoza y ofrecerá cuatro conciertos en el Movistar Arena de Buenos Aires, con fechas programadas los días 13 y 14 de octubre y 10 y 11 de noviembre.
Estas presentaciones pasarán a engrosar la nutrida performance del cantante, quien, en diversos momentos de su carrera, ya ha realizado en Buenos Aires shows sold out en la cancha de Vélez Sarsfield y números increíbles en diversos escenarios: llenó 22 veces el Luna Park, hizo 16 presentaciones en el Gran Rex y 15 en el Ópera. Además de dos funciones en el Movistar Arena de Chile y otras dos en el Antel Arena de Montevideo.
-¿Son diferentes los modos del público local a los del extranjero?
-Las comparaciones son odiosas, pero me está pasando que afuera me están pidiendo temas de mis primeros discos, aún cuando es la primera vez que puedo visitar un lugar. Es muy lindo, porque eso dice que la música no tiene tiempos ni fronteras y que puede meterse por las puertitas más impredecibles.
Luciano Pereyra lleva editados 14 álbumes de estudio con millones de reproducciones en las plataformas digitales. Es ganador de múltiples Premios Gardel, las Gaviotas de Plata y Oro en el Festival de Viña del Mar y dos nominaciones al Latin Grammy. El video del single “Como Tú” superó los 250 millones de reproducciones. Además, cuenta con más de dos millones de suscriptores en su canal de YouTube. Su ensamblada mixtura de baladas, melodías telúricas y sonidos regionales latinoamericanos le confieren a su repertorio una identidad muy propia.
Así como su nuevo trabajo lo une a tres artistas de renombre internacional, a lo largo de su carrera también compartió estudio y escenarios con figuras de la música como Alejandro Fernández, Carlos Vives, Alejandro Sanz, David Bisbal, Juan Gabriel, Juanes, Lucero y Lang Lang, entre muchos otros. Y hasta se dio el gusto de hacer un disco con la Sinfónica Nacional, bajo la dirección del maestro Gerardo Gardelín, en el mismísimo Teatro Colón. “Disfruto mucho trabajar con otros artistas, pero, para que eso suceda, en el mientras tanto trabajo”.
-Eso está claro.
-Me refiero a que estudio mucho, tomo mis clases de música y canto, hago foniatría y cuido mi cuerpo practicando deportes como el tenis o el fútbol. Nunca me quedo quieto, aún en los momentos donde no estoy tan expuesto.
-Esos momentos de calma, permiten que hagas todo lo otro.
-Yo salgo de gira porque me gusta, pero también porque me encanta volver a mi lugar, a estar en mi casa, en mi sillón, con mi novia y con mi familia y junto a mis perros.
-¿Cómo se vuelve a tierra luego de cantar en un estadio o una cancha de fútbol para miles de personas?
-Es lindo volver a los lugares donde uno fue feliz y yo, cada vez que canté en un lugar, para diez, veinte, cien o miles de personas, lo fui. Cantando soy feliz. Más allá de la adrenalina, hay una cuota de responsabilidad en lo que implica hacer eso. Para mí, hacer un solo Luna Park me puso muy feliz.
-Hiciste 22 funciones allí.
-Sí, no sé si es normal, pero le pongo mucho trabajo y dedicación. Volviendo a tu pregunta, también es lindo bajar el metro y medio del escenario, volver a tu casa y estar en patas.
-Es muy difícil que el éxito no maree, hay que estar muy plantado.
-Te diría que marearse es normal y hasta necesario, para después entender que por ahí no es el camino.
-¿Te sucedió?
-Muchas veces, si en cualquier ámbito uno se puede marear, bienvenido sea para aprender.
Entre la fama y su pareja
-¿Convivís con tu novia?
-Sí, en Luján, estamos muy bien.
-¿Cuántos años llevan en pareja?
-Cumplimos cinco años de pareja.
-Es profesora de inglés.
-Sí y sufre muchísimo, porque mi inglés es malísimo. Por suerte le gusta como canto.
-¿Existe el deseo de la paternidad?
-Es un lindo tema, a veces lo hablamos, llegará en el momento en el que tenga que llegar, ahí es donde digo que los tiempos de Dios son los perfectos. Si Dios me quiere bendecir con un hijo, bienvenido sea un hijo.
Ideas
-Soledad fue jurado de La Voz Argentina y ahora Abel Pintos cumple ese rol en Got Talent Argentina. ¿Te ves en ese papel?
-Es divertido, pero no sé si me siento como para estar en un jurado. Tendría que ver el formato. En realidad, me gustaría estar en la televisión, pero desde la actuación. Hice cine y estuve en televisión en Pensionados y en Esperanza mía, una telenovela con Lali (Espósito). Eso me divierte mucho, también es arte.
-Sos un gran actor. En una edición del Festival de Cosquín lograste una divertida performance junto a Soledad.
-Siempre decimos con La Sole que nos ponemos a hablar y nos olvidamos que estamos en un concierto. Ella es el legado perfecto de Mercedes Sosa, nuestra raíz folklórica en versión mujer indiscutible. Además, tiene una calidad humana única, que, como amigo, puedo conocer. Venimos transitando este camino juntos. Una vez dijimos que tendríamos que hacer una serie que se llame Luciano en Soledad o La Soledad de Luciano. Es una muy linda persona.
Palito, Guarany y una canción
Si de tiempos se trata y de pensar en el destino como una construcción donde la divinidad hace su parte esencial, una anécdota se inmiscuye en el repertorio del nuevo disco del cantante: “La canción ‘Si fuera tan fácil’ tiene un estribillo que nació en 2015″. Aquellas estrofas tienen un origen muy especial e involucran a otros astros de la canción popular. “Ese estribillo me lo dio Palito Ortega en un asado que compartimos en su casa junto a Horacio Guarany”.
“El Potro” del folklore y Ramón Ortega vivían en campos ubicados en las afueras de Luján, con lo cual solían pasar mucho tiempo juntos, tertulias a las que también era invitado Pereyra, el otro vecino ilustre de la zona. “Aquel estribillo que me dio Palito me había vuelto loco, me daba vueltas en la cabeza”. Sin embargo, pasaban los años y esas ideas no salían del cajón. “Cada vez que me volvía a acordar de lo que él había escrito, me ponía a escribir para completar la canción, pero nada de lo que me salía me gustaba, todo iba a parar a la basura”.
-¿Qué decía el estribillo compuesto por Ortega?
-“Si fuera tan fácil olvidarte, juro que habría olvidado. Si fuera tan fácil no extrañarte cada amanecer”, hasta ahí llegaba lo que él había escrito.
Canta con la ilusión que aquello que tanto lo conmovió sea aprobado por su público. La melodía es tan bella como esa letra que apela al amor, uno de los valores fundamentales en el repertorio del cantante. “Cuando me lo mostró le dije: ‘Palito, ¿qué más?’, pero no había más”.
-¿Cómo se construyó la canción definitiva?
-El año pasado lo llamé y le comenté que quería continuar con la letra: “Palito, necesito continuar esto, desahogarme”.
-¿Qué te respondió?
-”La canción es tuya, hacé lo que quieras”.
Pereyra construyó esa canción junto al productor, compositor y músico colombiano Andrés Castro. Cuando el material estuvo listo, dio por sentado que la autoría sería compartida entre los tres, pero no fue así, el creador de “Yo tengo fe” le había “regalado” ese estribillo inspirador. “´Sólo escribí unas líneas, la canción es tuya´, me dijo Palito. Yo le recalcaba la importancia de un estribillo y el orgullo que sería para mi compartir una canción con él, pero, muy generoso, se negaba a formar parte. Es la grandeza de una leyenda de nuestra música, de nuestro cotidiano popular”. Finalmente, la autoría quedó rubricada por los tres autores.
-El gesto también habla de vos, podías no haberle insistido.
-Jamás hubiera hecho eso. Su inspiración inicial llevó a escribir todo lo otro. Hoy puedo defender ese tema en el escenario, pero hubo que esperar los tiempos de Dios. Todo nació en un asado compartido con Palito y Horacio (Guarany). Eso ya era mucho, pero, además, hubo una canción.
Además de su padrino Guarany y de su amigo Ortega, desde muy joven fue apoyado por grandes talentos de la música. Celebridades como Mercedes Sosa se han fijado en él. La eximia intérprete tucumana, quien fuera una de las voces más perfectas del cancionero popular, lo incluyó en su proyecto Cantora e interpretó a dúo con él el hit “Y así así”, que llevaba la autoría el propio Pereyra: “Para mí fue hermoso sentirme cobijado por esos grandes. Me llamaban para ver cómo estaba. Voy a estarles siempre muy agradecido”.
Con Guarany, más allá de lo artístico, había una cercanía especial: “Terminaba una gira, llegaba a casa, agarraba la bicicleta y me iba hasta la suya. Siempre me estaba esperando con algo para comer o para tomar unos mates. Íbamos al supermercado juntos y mi papá, que era su amigo, hasta le pintó la casa”.
-¿Cuál fue la gran enseñanza que sentís que te dejó?
-Fueron un montón.
-Era como un gran patriarca, un sabio.
-Yo lo veía como un árbol, de esos bien plantados, con la experiencia del paso del tiempo, con sequías y florecimientos, con hojas y sin ellas. Cuando llegaba a su casa, hablábamos de todo, era una enciclopedia. Me preguntaba por el festival en el que yo me acababa de presentar y que él había hecho infinidad de veces. Conversábamos sobre música, por supuesto, pero era un hombre que sabía mucho de política, filosofía y religión. Hemos tenido charlas muy lindas, pero, además, me enseñó a disfrutar aún más de los silencios. Podíamos pasar horas sin hablar y en ese silencio había mucho”.
-Para alguien que lleva una carrera que impone la exposición pública, es un buen contrapunto.
-La música también se compone de silencio, es muy saludable. En el aturdimiento te perdés.
Sentimientos
-El amor es una posibilidad recurrente en las letras del nuevo disco y está expresado en una paleta de colores muy amplia, incluyendo al dolor.
-Tal cual, el dolor forma parte y, además, rima con amor, no es casual que eso suceda. Siempre me gustó cantarle al amor.
-En tu música el amor aparece desde lo poético y sutil.
-Uno va defendiendo lo que quiere decir y de qué manera, no estoy abstraído de lo que sucede en el vocabulario cotidiano, pero a mí me gusta hacer música desde este lado. Creo que desde mi manera de decir aparece el respeto y eso te permite hablar de todo, de lo bueno y de lo malo. Si vas al boliche aparecen otras músicas, las respeto, pero no son las mías.
-En el boliche puede sonar lo urbano, el rap y el trap, muy instalados.
-Antes era el tango y hoy puede ser lo urbano que se escucha en la calle. La cumbia villera también es urbana.
-¿Qué mirada tenés de esos géneros?
-Los escucho, ¿cómo no los voy a escuchar? Es divertido. No sé si yo podría cantar algunas letras de esos géneros, pero he cantando con Los Ángeles Azules, que son los Rolling Stones de la cumbia. Hicimos “Una mujer como tú”, un tema que incluía charangos y que, si le sacás lo urbano, podría ser un huayno o un carnavalito. La terminé cantando con la mexicana Lucero. La cumbia está en nuestro ADN más profundo.
-A lo largo de la charla mencionaste varias veces a Dios, intangible materialmente como el alma al que refiere el nombre de tu disco. ¿Podemos trazar una línea ahí?
-Tiene mucho que ver, por eso hay una canción que se llama “Sobreviviré”, que se la compuse a Dios.
-¿Sobre qué habla?
-Cuenta sobre la vida vertiginosa que se lleva, el estar corriendo sin saber detrás de qué, el estar en una vorágine que hace sentirnos más solos, aunque, en esa soledad uno puede estar muy cerca de Dios y sentirse acompañado. Tener a Dios es tenerse a uno mismo y a la gente que uno quiere.
-¿Cómo nace ese tema?
-Hace tiempo tenía la melodía y, cuando mi hermano superó un problema de salud, apareció la inspiración para la letra. En ese tiempo, me tocó ser padre de mis sobrinos.
-En el cotidiano, debés tener un diálogo fluido con Dios.
-No soy un ortodoxo, pero sí tengo mis momentos con Dios. Desde que me levanto digo gracias. Me despierto y le doy un beso a mi mujer, saludo a mis perros, puedo oler, abrazar y sentir. A veces nos levantamos con el montón de cosas que tenemos para hacer, en la vorágine que nos espera, nos come la ansiedad. Pero a veces me acuerdo y agradezco a Dios el milagro de despertarme. Despertarse y abrir los ojos es un milagro. ¿No?
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