Luciano Napolitano: de su relación con Pappo, su padre, a las denuncias por violencia de género
Los años compartidos con su padre, “El Carpo” Norberto Napolitano; la trágica muerte del guitarrista y las acusaciones que hoy pesan sobre el heredero del astro del rock duro argentino
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Pelo largo, campera de cuero, sonrisa socarrona (pero también de felicidad). Un Pappo en miniatura. Así se lo puede ver a Luciano Napolitano en muchas fotografías de juventud junto a su padre, Norberto “Pappo” Napolitano. Como si con esa sonrisa hubiera querido recuperar todo el tiempo perdido junto al astro del blues y el rock duro argentino. Esos que no había podido disfrutar durante la niñez. Difícilmente en aquellos años de relaciones filiales se hubiera pronosticado un día como el de hoy, que lo encuentra detenido por varias causas por violencia de género.
En aquellos años le tocó ser hijo (ni padre ni marido), rol que, probablemente, vivió intensamente. Porque hasta los 15 fue Luciano Heredia, hijo de madre soltera. Recién en su adolescencia, cuando comenzaba la década del noventa, tomó la guía telefónica en busca del apellido Napolitano, hasta que dio con una voz al otro lado de la línea, que finalmente lo llevó hasta su padre. Y con su padre vivió lo mejor y lo peor. Lo mejor fue la relación padre-hijo, la pasión por las motos y por el hard rock en un sentido bastante amplio. Las vacaciones, los discos de Hendrix, Megadeth, AC/DC o Black Sabbath; las canciones de Johnny Winter, B.B. King, Muddy Waters o Dio. Una guitarra Les Paul negra.
Lo peor fue aquel trágico 25 de febrero de 2005, cuando Pappo murió arrollado por un auto que no pudo frenar cuando lo vio tendido en el kilómetro 71 de la ruta 5, a la altura del partido de Luján, luego de que la moto que manejaba el guitarrista y la que conducía su hijo se tocaran y cayeran sobre el macadam.
Tres, dos, uno, cero. Fueron apenas segundos. Allí sobre el macadam, se terminó la vida del mayor astro del blues y del rock duro argentino. Y, seguramente, ese día también desapareció la sonrisa, un poco socarrona, un poco de felicidad, de su hijo. Seis años después de la muerte del “Carpo”, Luciano publicó en Facebook su versión del accidente, para frenar tantas otras versiones que habían circulado durante aquellos años, en torno a los excesos compartidos con su padre esa noche fatal.
“Han transcurrido seis largos años desde la dolorosa pérdida de un ser sumamente querido e irreemplazable, desde esa fatídica noche en que la vida en un inexplicable movimiento me arrebató de un solo golpe de forma inesperada y repentina a la que en ese momento era la persona más importante para mí. (...) desde la desaparición física del Carpo, muchos han especulado hablando de él, contando anécdotas inventadas, atribuyéndose amistades inexistentes y hasta escrito libros con más de 500 páginas en los que relatan mentiras sobre hechos que no conocieron, beneficiándose económicamente. Hoy voy a decir basta, y voy a desenmascararlos a todos. ¿Qué pasó aquella noche? No, no estábamos drogados. No te lo digo yo, te lo dice el examen toxicológico del perito bioquímico, que determinó que Norberto y yo no teníamos en nuestro organismo sustancias analgésicas, anestésicas, diuréticos, cocaína, barbitúricos, benzodiacepinas, anfetaminas ni otras drogas (...) No estábamos borrachos. Habíamos comido en una parrilla y compartido entre tres una jarra de vino. No íbamos pasándonos en la ruta y jugando carreras o picadas”.
En su rol de cantante y guitarrista, Luciano había fundado en 1997 la banda “Los Bornes”, que con el paso de los años y de varios cambios en la formación pasó a llamarse Lovorne. Cuenta con media docena de discos publicados entre 2002 y 2017. Además, desde la muerte de su padre, Luciano se hizo cargo de difundir su herencia. Realizó desde exposiciones de objetos e instrumentos que pertenecieron a Pappo hasta shows. Incluso tomó su lugar en la banda más emblemática que tuvo el Carpo: Riff.
En 2018 dio varios conciertos que tuvieron una gran convocatoria de público. “Primero, quiero aclarar que Riff es una banda que armó Pappo con Vitico y, a través de los años, al igual que Black Sabbath y AC/DC, cambiaron muchos integrantes -decía durante una entrevista para la revista Rolling Stone-. Más allá del dolor de Vitico por haber perdido a su amigo y yo a mi padre, nos juntamos varias veces a recordar sus canciones con alegría. Después hubo cuestiones de principios entre los músicos fundadores del grupo que son ajenas a mí. Porque, más allá de que yo tenga los derechos de la marca Riff por ser el hijo de Norberto, no puedo armar la banda con cualquier músico, sería una grasada. En Riff soy solo el intérprete de un grupo legendario”, explicaba.
En aquella charla también hablaba de que su grupo Lovorne estaba en pausa y que quería avanzar con el museo dedicado a su padre; además, aseguraba: “Estar lúcido y limpio para la música es lo mejor que te puede pasar”. Sin embargo, más allá de esa idea que quería imponer tanto sobre el escenario como en la sala de ensayo, habría mostrado su peor contraste puertas adentro de su casa. Luciano tiene un hijo y dos hijas, de entre 12 y 7 años, y una pareja que lo acusa. En su contra pesa ahora la denuncia por lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género, en concurso real con amenazas, privación ilegítima de la libertad agravada y tenencia ilegítima de arma de guerra.
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