El rapero escribió hace 20 años el exitoso tema para el film que protagonizó, 8 Mile: calle de las ilusiones, y se inspiró en su propia experiencia intentando triunfar en la música
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Un joven se sube a un colectivo con los infaltables auriculares puestos, saca un papel y una lapicera y empieza a escribir. No necesitaba más que eso, la tinta sobre la página y las ideas que le iban surgiendo con una facilidad admirable. En el papel se pueden ver fragmentos tachados, ese fiel reflejo de lo que constituye el borrar y empezar de cero, pero se percibe también una creatividad tan inconmensurable que ni el borde de la hoja queda en blanco. El joven, en cuestión de minutos, ya había podido poner su lucha en palabras. Ahora solo faltaba la música.
Su nombre es Jimmy “B-Rabbit” Smith, pero también es otro, el de su álter ego: Marshall Mathers o Eminem, dependiendo de las instancias de esa canción autobiográfica, “Lose Yourself”. En ese fotograma del film del recordado cineasta Curtis Hanson, 8 Mile: calle de las ilusiones se fusionaba la vida del propio rapero oriundo de Misuri con la de Jimmy, quien a sus 23 años solo encontraba en la composición un escape de esa vida en el trailer park de Detroit, con una madre a la que no podía proteger de sus demonios y una hermana a la que intentaba salvar de ese mundo donde las batallas de rap iban a ser su boleto hacia una vida mejor. “El éxito es mi única maldita opción, no así el fracaso”.
El debut cinematográfico de Eminem tenía, a priori, una fuerza lógica si trazamos paralelismos entre Jimmy y ese Marshall que también tomó el micrófono para convertirse en el mejor, como un poeta moderno que pululaba a los 14 años con su amigo Mike Ruby por la escena de rap de Detroit, observando desde afuera hasta que se animó a entrar y a demostrar, en esas competencias de freestyle en las que el tiempo se suspendía, cómo podía elevar el hip hop con versos en los que las rimas eran clave para él. Esas rimas que pasarían a ser una de sus marcas registradas, como también se puede apreciar en la descomunal “Rap God” y su filoso mic drop: “¿Por qué ser un rey cuando podés ser un Dios?”. En cuanto a “Lose Yourself”, compuesta por Eminem junto a Jeff Bass y Luis Resto, no solo iba a ser el tema central del largometraje de Hanson sino también la cristalización del derrotero del personaje protagónico.
La canción comienza con una interpelación que inmediatamente nos hace parte de ese mundo opaco tan bien registrado por la dirección de fotografía de Rodrigo Prieto. “Mirá, si tuvieras una sola chance, una sola oportunidad de tomar todo aquello que siempre quisiste, un solo momento, ¿lo tomarías o lo dejarías escapar?”, canta Mathers en una intro que sirve de preámbulo para el relato que hace, en poco más de cinco minutos, de toda una vida en la que primero se impone el temor (la frase “sus palmas sudan” remite al instante previo al salir a escena y batallar ante una efervescente audiencia) y luego llega la certeza: “Podés lograr cualquier cosa que te propongas”.
La habilidad de Eminem para concebir un tema con el carpe diem como leitmotiv y que no derive en un himno de inspiración trillado es tan admirable como poco sorprendente. A fin de cuentas, su compositor busca ensuciarse las manos no solo al escribir la letra con tinta sino también al hacer un detalle pormenorizado de todo lo que conlleva el hacerse un nombre en la industria cuando las posibilidades de lograrlo están en tu contra.
Ese mantra de Mathers (“podrás perder a la gente pero nunca a ti mismo”) sobrevuela “Lose Yourself”, pero desde las minucias de esa lucha, por lo que su canción contiene versos con la especificidad como arma para “tirar esas bombas”, esas rimas memorables. Desde la descripción de cómo Jimmy/Marshall abre la boca pero no logra emitir palabras hasta el verso metatextual sobre cómo su vida no es una película en la que actúa Mekhi Phifer (uno de los intérpretes del film de Hanson) sino algo mucho más real, sinuoso, imperfecto.
Ese entrelazamiento entre Smith y Mathers permanece intacto durante ese tema en el que las mejores líneas son las que pasan inadvertidas por esa velocidad con las que su factótum las interpreta, como cuando describe que sale a cantar con el vómito del spaghetti de su mamá en su ropa, o cuando ejemplifica lo elusiva que son las oportunidades al esbozar una contraposición entre la burbuja de Detroit y otra, la trashumante que llega con la fama, la que te toma del brazo y te lleva hacia donde quiere, con sus reglas “amplificadas” y “deshonestas”, como Eminem asevera en uno de los versos en los que también le ruega a su madre salir de Salem’s Lot, en referencia al pueblo gobernado por vampiros de la novela homónima de Stephen King.
Una experiencia personal que llegó al Oscar
Look, if you had another shot, another opportunity... Thanks for having me @TheAcademy. Sorry it took me 18 years to get here. pic.twitter.com/CmSw2hmcZo
— Marshall Mathers (@Eminem) February 10, 2020
Además de su relevancia cultural 20 años después de su lanzamiento, “Lose Yourself” es también la canción más personal de Eminem (si bien hay muchas que circulan por esta línea, como “Headlights”, crónica brutal de la relación turbulenta con su madre Debbie) y fue escrita tal como Jimmy escribe en 8 Mile: en los momentos libres y con la lapicera como elemento infaltable.
En el rodaje del film de Hanson, el ya consagrado rapero aprovechaba los descansos en el set para tomar un papel y escribir esa composición que iba a ser el corazón de la historia. Por lo tanto, cuando el realizador tuvo que filmar la secuencia del colectivo, le pidió a Marshall que escriba sobre la misma hoja en la que estaba concibiendo “Lose Yourself” y así sucedió: esas páginas llenas de ideas aparecen en la película misma, cuyo punto neurálgico, esa calle de Detroit, fue descrita con conocimiento de causa por su protagonista. “No es cuestión de ser rico o pobre. Es la frontera racial. Hoy sigue estando muy separada, pero hay más negros en el Warren (la calle 9 Mile) y más blancos en el lado de Detroit que hace 10 años. No se ven mucho, pero sí algunos”, explicaba Eminem.
Mathers toma el “escribe sobre lo que sabes” y evoca ese nerviosismo que sentía antes de rapear en sus inicios, pero también lo que sucedía en su vida personal y cómo todo se volvió caótico cuando se produjo esa explosión a finales de los 90 con el nacimiento de Slim Shady y ese reset cultural que implicó verlo rapear sobre eso mismo que yace en “Lose Yourself”: el desmembramiento de las familias de hogares pobres, descritas peyorativamente como white trash, y el resurgir de cierta rebeldía punk que resonaba en una sociedad que también quería tener su “one shot, one opportunitty”. Por otro lado, “Lose Yourself” habla sobre el poder que tiene la música ya sea cuando estás arriba o abajo, ya sea en la 8 Mile Road o en la entrega de los Oscar. El efecto es el mismo. Solo la música te va a rescatar de una vida de privaciones o de una vida de excesos.
Jeff Bass, uno de los productores del tema, lo describió como “motivacional” y esa es precisamente una de las razones de su vigencia y la de Eminem, quien este año, a sus 50, ingresó al Salón de la Fama del Rock and Roll y allí estuvo para cantar “Sing for the Moment” con Aerosmith. Dos décadas atrás, en cambio, cuando “Lose Yourself” fue nominada a los premios Oscar a mejor canción original, el rapero decidió no asistir a la ceremonia porque creyó que iba a perder y su óptica no estaba errada: la Academia nunca había premiado un tema de rap, algo impensado por entonces. Sin embargo, la canción quebró esa barrera y Barbra Streisand fue la encargada de anunciar cómo se establecía un nuevo récord cuando abrió el sobre y, tras un momento de sorpresa, celebró al nombrar a Eminem como ganador, quien en ese minuto clave se encontraba en su casa durmiendo con una de sus hijas, Hailie.
En 2020, el artista tuvo la oportunidad de cantar en la entrega de los galardones ante las nuevas generaciones que fueron influenciadas por él. Motivadas por él. “Quise ir a la ceremonia porque, cuando gané, mi yo más joven no creía que una entrega como la de los Oscars iba a entenderme, por eso pensé que fue muy loco haber obtenido el premio, lo sentí como [un gesto] auténtico”, expresó Eminem en diálogo con Variety, en una de esas raras ocasiones en las que brinda entrevistas.
Además del Oscar, “Lose Yourself” obtuvo dos premios Grammy (a mejor canción de rap y a mejor performance de rap) y, en el año 2004, fue una de las solo tres canciones de hip hop en ser incluidas en la lista de mejores temas de la historia de la revista Rolling Stone, un logro que allanó el camino para otros artistas. Dos años atrás, cuando Eminem recordó cómo fue filmar 8 Mile y componer una canción en la que la persona y el personaje no estuvieran disociados, habló de una etapa donde primaba la intensidad. “Fue mucho trabajo, y era mi primera película así que no me lo esperaba, fue muy duro porque tuve que adaptarme al ritmo de otras personas y eso no es algo que hago normalmente, pero me alegro de haberlo hecho porque fue divertido pero, al mismo tiempo, abrumador”, remarcó Mathers sobre el film que lo inspiró a concebir un tema transgeneracional.
Si volvemos a la imagen de Jimmy con los auriculares en el colectivo escribiendo una canción con sus dedos manchados de tinta (”tengo una lapicera a punto de estallar”, asegura Marshall en “Rap God”), estamos volviendo a una postal muy clara de lo que implica la música, la de hace 20 años y la actual. En cualquier lugar del mundo puede estar naciendo un artista que romperá los moldes, en cualquier lugar del mundo puede haber alguien componiendo, con lapicera y papel, el próximo gran himno perenne.
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