Los Manseros Santiagueños, los “Rolling Stones del folklore”: las peleas internas, cómo permanecieron seis décadas juntos y su nuevo desafío en Cosquín
Luego de pasar por el festival de Jesús María, el tradicional grupo de música argentina se presentará este sábado en la primera noche del Festival de Cosquín 2024; su extensa historia y su permanencia
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“Esta es una noche muy especial. Histórica para Los Manseros y creo que histórica también para este hermoso festival que es el orgullo de todos los argentinos, Jesús María. Gracias a ustedes por venir a apoyar a la cultura argentina. De corazón, en nombre de Los Manseros”, decía “Alito” Toledo, de Los Manseros Santiagueños, apenas comenzado el recital del tradicional grupo folklórico, en la octava noche de Festival de Doma y Folklore de Jesús María. Entre el público estaba la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villaruel, pero el comentario seguramente no tuvo un tinte político sino idiosincrático: la defensa del bastión folklórico como paradigma (aunque un tanto antiguo, demodé) de contraposición a lo extranjerizante.
Esa noche hubo 30.000 personas en el Anfiteatro José Hernández de aquella localidad cordobesa. Gente de todas las edades había copado la clásica pista de jineteada que es el centro de atención cada noche de festival. Para ese cierre todo era música y bailes criollos, por supuesto. Porque antes por ese escenario habían pasado Los Carabajales, ese proyecto familiar que nuchea a varios grupos y solistas: Los Carabajal (Kali, Walter, Musha y Blas), Peteco Carabajal y su hijo Homero y el dúo que integran Cuti y Roberto Carabajal. Y ya bien entrada la madrugada fue el turno de Los Palmeras, que no están dentro del acervo folklórico tradicional pero ya son parte de una tradición festivalera argentina.
Los festivales folklóricos dan oportunidad a todos los veraneantes ya que, quienes se perdieron a estos grupos podrían verlos en otras ciudades. Los Manseros, con toda su larga trayectoria a cuesta actuarán en la primera noche del festival de Cosquín, que comienza esta noche en el Valle de Punilla. León Gieco una vez los definió como “los Rolling Stones” del folklore argentino. Y más allá de las abismales diferencias, tanto Los Manseros como el grupo inglés sostienen tradiciones musicales. El grupo santiagueño puede descansar en sus laureles. De algún modo lo hace, para girar por el país gracias a la historia que lo avala y seguir dejando que esos fervores del público traspasen sus pilchas gauchas.
Muy dispuestos a la charla estuvieron en Jesús María don Onofre Paz, fundador del grupo y Toledo. “Nosotros viajábamos en colectivo. Veníamos desde Buenos Aires - contaba Onofre-. Los camarines eran de lona, ahora es todo de primera. En 1966 se fundó este festival Nacional de Doma y Folklore, cuando Los Manseros ya tenían seis años de vida y un disco grabado”. La precuela del grupo fue el dúo creado por Onofre Paz y Leocadio del Carmen Torres. Un par de años después se ampliaron al formato típico de cuarteto con tres guitarras y bombo, junto a Carlos Carabajal y Carlos Leguizamón. Para ese tiempo se fundaba el Festival de Folklore de Cosquín, al que los santiagueños arribaron recién en 1967.
Quizás Toledo dijo al principio del recital que era una noche histórica porque allí, sobre ese escenario, se juntaron varias generaciones. Como sucede en la mayoría de los grupos con cinco o seis décadas de vida, el recambio de integrantes es algo habitual porque algunos deciden dar un paso al costado, como fue el caso de Leocadio Torres. Incluso son miembros de una misma familia los que van tomando la posta. En agosto de 2016 murió Guillermo “Fatiga” Reynoso, uno de los integrantes con más tiempo en el grupo, y al año siguiente ingresó su hijo Raúl. En 2005 se sumó a las filas de la agrupación Martín Paz (hijo de Onofre) y permaneció en el grupo hasta 2017, cuando su padre lo hechó repentinamente, en medio de una actuación. Fue el gran escándalo en la historia de Los Manseros. El grupo se encontraba dando un show en Arias, Córdoba, el 25 de febrero de aquel año. Lo que habría comenzado en camarines terminó detonando sobre el escenario. Onofre echó a su hijo frente al público: “Posiblemente sea la última actuación de Martín Paz. Lo voy a echar a la mierda. Es muy atrevido con su padre y muy desagradecido. Le di todo y ahora me viene a hacer problemas”, le dijo.
Martín murió en octubre pasado víctima de un cáncer fulminante. Onofre lo recordó sobre el escenario de Jesús María días atrás, cuando entonaron una canción con Flor Paz (también hija de Onofre) y junto al hijo de Martín, Santiago. El llanto de Don Onofre fue el corolario de ese homenaje.
Alegrías y dolores, como los de cualquier familia, especialmente las que tienen mucha historia. Incluso cuando se trata de familias en donde la música forma parte de un estilo de vida y de una forma de ganarse la vida. Los Manseros adquirieron el estatus de institución folklórica con el comienzo del nuevo siglo, especialmente cuando nuevas generaciones comenzaron a revisitar su historia, que es similar a muchas otras, de grupos con bombo, guitarra y pilchas gauchas, pero con las particularidades que los hicieron perdurar. “Según mis compañeros, yo soy el que le di el estilo al conjunto, el rasgueo, la manera de cantar las chacareras, alegres y bien bailables. La gente se acostumbró a eso. Hay temas que hemos grabado hace 30 años y que hoy la juventud piensa que son temas nuevos”, contaba Onofre a LA NACION cuando terminaba esa primera década del siglo XXI.
Y es cierto que Los Manseros vieron nacer a unos cuantos festivales: “Al de Cosquín llegamos con Santiago Ayala, el Chúcaro, cuando organizó una gira por las provincias con el ballet que tenía con Norma Viola. Y nos eligió a los Manseros (en esa época estaban con nosotros Carlos Carabajal y Carlos Leguizamón) para que los acompañáramos. Era más o menos por 1967. Desde entonces volvimos muchas veces. Claro que no todos los años porque las épocas fueron cambiando”.
Estilo mansero
Durante aquella charla el cantor dio varias definiciones del estilo mansero. “A la juventud le gusta mucho y a la gente de la tercera edad, también. ‘Monte quemado’, uno de nuestros caballitos de batalla, no lo podemos dejar de cantar en los festivales. La gente lo sigue pidiendo. Y seguimos sacando discos. Cada disco que uno graba es como un hijo”.
El formato de cuarteto folklórico ya es tan clásico que puede ser una contra si no sabe diferenciarse de entrada, por repertorio, sonido o hasta por la manera de vestir pilchas gauchas. “Nosotros miramos al paisano. Nuestro nombre y nuestra vestimenta tienen que ver con eso. El nombre del grupo está relacionado con el trabajo, porque el mansero es el chico que cuida la hacienda mansa. Y la vestimenta, con ese paisano que tiene, además de ropa de trabajo, su bombacha, botas y chaqueta para el fin de semana”.
Dentro del este estilo hubo ramas que se abrieron con el paso de las décadas. Por problemas de salud, en 2005 Leocadio Torres debió dejar el grupo que había fundado más de medio siglo atrás junto a Paz. Sin embargo, en 2007 formó un grupo paralelo junto a su hijo Hugo, Los Manseros Santiagueños de Leocadio Torres, que también incluyó a Omar Pacheco y Luis Manuel Zerda. Con esa formación grabaron dos discos, No vas a creerme y La vuelta del santiagueño.
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