Los jóvenes brillaron en la Semana Musical de Llao Llao
El ciclo destinado a noveles intérpretes fue un lujo para el encuentro
BARILOCHE.- El violinista Manuel Quiroga, el clarinetista Roberto Gutiérrez y la pianista Victoria Gianera ofrecieron el primer concierto del ciclo Jóvenes Maravillosos que se desarrolló durante la Semana Musical Llao Llao que terminó el fin de semana. Los músicos llevaron a cabo un programa nada sencillo; de Debussy, su rapsodia para clarinete y piano; de George Gershwin tres piezas de Porgy and Bess para violín y piano, y de Béla Bartók, sus danzas búlgaras para piano solo. Y, como última composición, llegó nada menos que la Suite para violín clarinete y piano, de Darius Milhaud (1892-1974), obra que tendría su origen en una composición destinada a musicalizar una pieza de Jean Anouilh denominada El viajero sin equipaje y que consta de cinco movimientos, cada uno de ellos con una guía, en realidad una indicación aproximada del carácter y dinámica de cada parte, según las pretensiones del autor.
Un día después, las protagonistas del ciclo fueron dos simpáticas jovencitas, la violinista Katia Blejer y la pianista Paula Gelpi, quienes con aplomo y en perfecto enfoque estilístico ofrecieron una pieza en dos partes de Frits Kreisler y las dinámicas del allegro , andante y finale-allegro . Luego se disfrutó la Sonatina O p. 100, de Dvorák, al parecer su última composición escrita en suelo de Estados Unidos, pero imbuida de una inocultable alegría del maestro por su inminente viaje de retorno a su tierra amada. El movimiento denominado Larguetto , y en realidad la pieza entera, se aleja de todo efectismo y es motivo posible de una reflexión sobre el deseo íntimo del hombre que extraña lo que ama.
Y para el cierre, las jóvenes se enfrentaron con éxito a la Sonata O p. 45, de Edvard Grieg, estrenada por el autor en el piano y Adolph Brodky con el arco, y que es considerada una joya del creador noruego de la que emana melancolía y una búsqueda de ruptura con el estilo germano predominante. El público les tributo a Blejer y a Gelpi una muestra de beneplácito.
Sorprendente
El último joven maravilloso fue el pianista Elio Coria, poseedor de una formación pianística sorprendente por la limpieza de su digitación y la evidencia de una seguridad en sí mismo apabullante, como lo demostró en el desarrollo de su programa con obras tan contrastantes como Sonatina, de Carlos Guastavino; la Wanderer fantasia, de Schubert, y los endemoniados tres momentos de Petrushka, de Igor Stravinsky, selección compleja que pocos pianista han abordado con el virtuosismo, la resistencia y la concentración mental de este joven ya lanzado en una carrera de resonancia internacional y de la que es participe Martha Argerich, quien por alguna razón de peso lo cuenta entre sus elegidos para registrar la integral de concierto de Beethoven.
lanacionar