La mañana del 5 de septiembre, Patrick Carney y Dan Auerbach entraron al estudio de Auberbach en Nashville, agarraron los instrumentos y volvieron a ser los Black Keys. Cuando terminó la sesión, habían finalizado su noveno álbum, el autoproducido Let’s Rock (sí, ese es el título). Como es habitual, crearon todas las canciones del disco en el estudio desde cero, sin haber escrito nada antes, y sin demasiadas conversaciones. Habían pasado cinco años desde su última grabación juntos, pero eso no pareció importarles. "Nos metimos de lleno de inmediato, desde el primer día", dice Carney. "Nos ponemos a boludear, y así es como nos salen las canciones".
En cuanto al título, bueno... Este álbum, que sale a fin de mes, de hecho la rockea, con un ruido visceral mucho más considerable que en su último álbum (Turn Blue, de 2014, más atmosférico, y dirigido por Danger Mouse), desde los acordes onda AC/DC del primer tema, "Shine a Little Light", hasta el ataque estilo Blue Öyster Cult mezclado con ZZ Top de "Eagle Birds", pasando por los riffs de power-pop de "Get Yourself Together" y la distorsión del primer single, "Lo/Hi". Hay cero teclados en el disco, y Auerbach tocó la mayoría de los solos de guitarra en vivo: simplemente dejaba de tocar acordes y se lanzaba a solear.
En este momento de su carrera, los Keys no están particularmente enfocados en el éxito comercial. "¿Son importantes los rankings? No", dice Carney. "¿Es importante hacer música con Dan? Sí".
Lo que querían era reconectar y ver a sus fans otra vez en las giras. "Estoy contento de habernos tomado el tiempo para despejar la cabeza", dice Auerbach. "Hizo que todo fuera mejor cuando volvimos".