Paula Trama habla como canta: su tono es suave, nítido, utiliza frases cortas y construcciones precisas, similares al discurso de Los Besos, una idea pop con voz propia y un coro de fanáticos que replica en cada show las melodías y las letras que ofrece la pequeña orquesta porteña. Es un gesto repetido, casi un llamado a intervenir en la educación sentimental de manera colectiva. "Es un trabajo de años que se cristaliza en las canciones, en las composiciones. Estar en el mundo de la canción con una pata en la escritura y otra en la música", dice la cantante de Los Besos, sentada en un café de Parque Centenario, aún sorprendida por el crecimiento en público que ha experimentado la banda en el último año, en parte porque algo que empezó como la vida pública de sus poemas secretos ahora pica en punta entre lo mejor del indie argentino menos indie.
Paula es poeta y licenciada en Letras, trabaja como profesora de literatura en el Instituto Vocacional de Arte y coordina talleres de composición de canciones. El diálogo entre la poesía y la música animó su etapa de estudiante en los primeros años de la década pasada. "Tiene que ver un poco con mi circulación por los talleres, por esa época conocí mucha gente y me hice amiga de escritoras, escritores, y empecé a escribir bastante y esos poemas empezaron a transformarse lentamente en canciones, y por ahí terminaban en lecturas, leyendo, tocando en vivo y creo que ahí arrancó ese cruce", dice la chica nacida en Temperley, en 1982, que a los 11 años empezó a tocar la guitarra. Después vinieron los discos, las mudanzas y un viaje sin retorno a las disquerías especializadas de la avenida Santa Fe, en especial a Abraxas. "Llegué ahí por Tadeo, un amigo del secundario, con él teníamos una especie de dúo. Éramos muy fanáticos de Joy Division. Yo tocaba la batería y él tocaba el bajo... En Abraxas estaba todo y ahí descubrí a The Fall, Wire, Ween y un montón de bandas que Pepe, uno de los empleados de la disquería, me copiaba en CD regrabables", recuerda.
Como tantos otros hijos de la era digital criados en el fervor de las descargas gratuitas de archivos en MP3, la cantante de Los Besos no cayó en la tentación de acumular carpetas en su computadora. "Siempre fui ansiosa con los datos, no de saber cosas específicas, sino de ir hacia un lugar y encontrar algo que me parecía muy significativo para mí, como una especie de intuición, de brújula, no con ansiedad de datos, porque no guardo cosas". La búsqueda iba por otro lado: "Encontraba y descartaba todo lo que había buscado y me quedaba con eso y estaba un mes y medio escuchando ese mismo disco, por ahí era solo una canción. Ahora me pasa mucho eso de estar un mes escuchando una canción y después hacer una canción que resuene".
El nombre de Los Besos confirma el origen azaroso de una banda sin un plan a largo plazo. "No recuerdo ni cómo surgió. Lo pensé inicialmente cuando nos conocimos con Rodo Ingaramo, que fue el primer baterista, y Sebastián Rey, que tocaba el bajo", dice. Un nombre fácil, otra elección pop. "Recuerdo esa necesidad. Éramos Paula Trama y Los Besos, porque tenía esa impronta de cantautora". A esa formación inicial que tocó muy poco durante 2011 se sumó Federico Fragalá en el rol de sonidista, que, más tarde, pasaría a ser uno de los dos tecladistas encargados de ampliar la variedad de texturas que sostiene el arcoíris estilístico del grupo.
"Las influencias son todo para mí, la gente a la que escucho, a la que leo; la escritura de las canciones viene por eso, por la escucha de lo hablado y también la lectura, pero mis influencias musicales son amplias, degeneradas", dice Trama sobre su mapa musical, que parece un dibujo de Keith Haring, esas delicias art-pop donde un montón de figuras humanas forman un entramado laberíntico. "Me gusta todo, la ópera, el pop, el jungle-pop de guitarras me encanta. Crecí escuchando rock nacional pero tengo un enganche especial con las voces femeninas, me gustan cantantes muy distintas: Elizabeth Cotten, Mollie Drake, Connie Converse, Violeta Parra, María Elena Walsh", enumera. "Me fascinan las voces engoladas. De acá me quedo con Rosario Bléfari y Leo García", dice y marca una pausa para resaltar la importancia de Pet Shop Boys como escuela de pensamiento. "Absorbí muchas cosas de su composición letrística que es muy especial, mucha sutileza y un manejo de la ironía impresionante. Para mí ellos son como la evolución de las letras de Morrissey", dice y no se olvida de la influencia de la cantante italiana Mina ni de los primeros discos de Everything But The Girl, Sade y The Style Council, tres nombres de los 80, dueños de una cadencia jazzy que Los Besos aplica en muchas de sus canciones. "Son los que me enseñaron a escribir canciones y lo que escucho y lo que leo. Ideas. Una idea puede ser un impulso fuertísimo".
Recién en 2012, con la incorporación de Fragalá, en teclados, Los Besos comenzó la producción del primer disco, un EP grabado en diferentes salones de la antigua Confitería del Molino. En 2014 se sumó Víctor Rallis en trompeta y coros, y en 2016 editaron otro EP de seis canciones: Un disco de Los Besos, contenido en un evocativo arte de tapa, que replica el diseño de las clásicas servilletas de confiterías. En 2017 y con nuevo baterista, Ariel Chisleanschi, editaron Helados verdes, el tercer disco de la banda, que exhibe retazos de la canción romántica, baladas de jazz y algo de la cosmogonía indie con ausencia de distorsión. Las letras de Trama exploran la diversidad, el misterio de las relaciones y los mundos fantásticos de la ensoñación, la banda aporta una visión pop que tiende puentes a otras playas, utiliza silencios y elabora pistas en busca de la canción perfecta.
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A la vista de los créditos de los discos, el cupo femenino de Los Besos parece comenzar y terminar con Paula Trama. "En realidad, sí hay mujeres", dice la cantante. "De hecho, mi novia, Inés Copertino (integrante de Amor Elefante), participa tocando teclados y forma parte de la producción artística, también compartimos la autoría y arreglos de algunas canciones. Y está Pame (Catalina) ocupando el rol de manager". Paula reconoce que el armado de la banda responde al momento de la formación del trío inicial junto a Ingaramo y Rey. "Era un momento más conservador culturalmente y, además, siempre aparecían amigos músicos de los chicos. Soy una persona que no se mueve tanto en la escena musical, no soy de ir a shows. Tampoco tenía amigas músicas, solo escritoras y poetas. Y los músicos llegaron como amigos de mis amigos y siempre eran varones".
En forma paralela a Los Besos y a Amor Elefante, Paula e Inés formaron Susi Pireli. "Es una criatura de fantasía", dice la cantante. "Es un dúo de canciones que desvaría musicalmente en una estructura pop pero que recorre de todo: huayno, bulería, reggaetón. A veces nos presentamos en formato acústico, a veces con pistas y nos gusta mucho tener diferentes invitadas que aporten una energía nueva a cada concierto". El tándem ya editó un disco en 2018, Susi, y acaban de lanzar "Poquita fe", un adelanto del primer EP para el sello Goza Records. La canción es un hit retorcido que mezcla a los Pets Shop Boys con guion de Alberto Migré. "No sabemos bien quién es Susi Pireli, pero entendemos que es una intersección amorosa que se arma entre Ine y yo".
Para Inés Copertino, el encuentro con Paula (y Los Besos) significó una especie de revelación. "Me encanta su elocuencia y sencillez para escribir, aun cuando se trata de una tarea muy minuciosa y nada azarosa. Siento que hay mucha musicalidad en las letras, y es lo que te provoca entrar en las canciones de manera automática", dice la tecladista de Amor Elefante. "Con la repetición de las escuchas, se empiezan a descubrir los detalles, las citas, los personajes, los estados de ánimo. Me parece que hay humor y gracia en sus letras, fantasía, y esa manera pop de referir con elementos cotidianos a un sentimiento, o a una época determinada".
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En casi diez años, la ingeniería de Los Besos es básicamente la misma. Si bien sufrió modificaciones por los cambios de integrantes, mantiene la dinámica de trabajo de cuando todavía era un trío. "Llega Pau al ensayo anunciando que compuso un tema nuevo", dice Sebastián Rey. En ese momento, por lo general, la canción todavía carece de una estructura. "A partir de allí quedamos en un estado medio hipnótico intentando asimilarla", dice el bajista que se encarga de escribir los acordes en cifrado americano, algo que los ayuda a tener una idea más amplia de la canción. "A primera escucha, los temas parecen simples y frescos, pero cuando los empiezo a tocar siempre tienen alguna magia, alguna irregularidad que al principio pasa inadvertida y que impide que la toque en piloto automático".
Sebastián nació en 1985 y vivió siempre en Parque Patricios, es musicoterapeuta y le fascina dar clases de investigación. Como sus compañeros de banda, su misión está al servicio de la canción. "Es muy lindo cómo queda de lado cualquier tipo de pirotecnia de la ejecución, valorando más el contenido y la esencia del tema por sobre la performance personal. En muchas bandas sucede que hay un solo de guitarra que no tiene un pomo que ver con la canción o el baterista esta más preocupado por tirar un super rulo y no tiene idea de lo que dice la letra o de dónde extraer información compositiva".
El bajista y único integrante que permanece junto a Paula Trama desde el inicio de Los Besos es fanático confeso de la poeta y cantante. "En cierto modo sus canciones te hipnotizan. Una vez que entraste dan ganas de estar ahí todo el tiempo. Son venenosas. Muchas veces empezamos a cantarlas sin entender lo que dicen al 100% y tenemos que pedirle que las escriba porque empezamos a tergiversar el sentido", dice Rey, fascinado por las imágenes que disparan las letras de su compañera. "Si no estás tan atento o no tenés tanta data, las referencias que ella mete se pueden perder. Desde la de Nietzsche en ‘Amazonas’ a la mística de ‘Barón Biza’, personaje extrañísimo de otro tiempo; guiños a Chabuca (Granda), a Diana Sacayán", enumera el músico.
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A partir de Copia viva (2018), Los Besos consolidó una formación estable, con la incorporación de Pablo Berardi. El sexteto vuela en vivo gracias a un ensamble desprovisto de virtuosismo y las combinaciones vocales entre Trama y los agudos de Rallis cuando el músico no ataca con embates de trompeta; otro gesto distintivo que los aleja de indie más previsible y los acerca a un pop refinadísimo. Un show de Los Besos confirma el secreto a voces: en directo podrían subirse a una escena festiva de una peli de Almodóvar.
Copia viva se grabó en tiempo récord en Solo Studio, laboratorio de sonido ubicado en El Calafate. La banda llegó ahí invitada por Coqui Aristizábal, propietario del estudio y amigo de Dante Fragola, que se hizo cargo de la producción. "Cuando llegamos se rompieron los glaciares, hacía treinta años que no había un rompimiento en el Perito Moreno. Estuvimos estallados varios días", recuerda Trama.
El disco pasó directamente a los dominios de las plataformas digitales pero conservó su armadura física en un libro que incluye todas las letras y los acordes de las canciones de Los Besos hasta 2018. Convencida de que somos un compendio de imitaciones de nuestro entorno, de lo que seleccionamos y de lo que nos seleccionan, Copia viva funciona como una declaración de principios frente a la originalidad canónica en el arte, también recupera una de las primeras canciones de Trama cuando todavía ni existían Los Besos.
Escribo tu nombre en mi pared/ Con fucsia con marrón/ Ah, no hay chances/ Si te gustan los hombres, te gustan los hombres/ No hay chances/ Abro mi placard:/ Ropa de mujer/ Voy a cruzarme, voy a cruzarme/ voy a cruzar. Se llama "Destino" y resume el recorrido de Paula Trama. "Es como el himno lésbico por excelencia. Ahí también está el público que me viene siguiendo: son mis amigas lesbianas y las pocas y pocos interpelados de ese momento que era una pequeña comunidad. La relectura de todas esas canciones que eran de nicho. Que todo el mundo se sienta libre en su sexualidad, a construir su propia identidad", explica. "Hay algo de felicidad también de ver cómo hay más orejas dispuestas a escuchar esa canción". La letra de "Destino" también formó parte de Por ese palpitar (2016), un libro editado por el Festival de Cine Asterisco que produce la directora y guionista Albertina Carri, con una selección con letras de canciones que hayan expresado formas de identidades disidentes. Participaron un total de 25 canciones compuestas y/o interpretadas, además de Trama, por Adicta, Andrés Calamaro, Bife, Celeste Carballo, Charly García, Gabo Ferro, Kumbia Queers, Leo García, Los Abuelos de la Nada, Man Ray, María Elena Walsh, Marilina Ross, Miss Bolivia, Paula Maffía, Roberto Jacoby, Sandra Mihanovich, Sara Hebe, Sentime Dominga, Susy Shock y Virus.
Trama militó activamente la ley de cupo para eventos musicales que aprobó la Cámara de Diputados en noviembre del año pasado. Con otras cientos de músicas ahora redobla la apuesta para romper más estructuras machistas que dominan el mundo de la música. "Seguimos peleando por los espacios de grabación, mastering, sonido para recitales, donde los varones están muy apropiados", dice. La letra de "Amazonas" amplía el campo de batalla: "Súbanme que lanzando embrujos verán quemando cruces veré", dice la estrofa final mientras una melodía pop flamea suave como pañuelo al viento. "Es una canción que no necesita mucha aclaración. Tiene una fuerza y una inocencia entusiasta, como una especie de himno. Espero que se sienta la potencia y esa alegría de ver aparecer esa fuerza nueva, cuestionadora, liberadora de los deseos. De los deseos de espíritus y cuerpos, sea cual fuere el género que se autoadjudiquen".
La última excursión de Los Besos se llama Matemática sentimental, casi un disco inesperado que aceleró los tiempos y se superpuso con la presentación de Copia viva. Sigue siendo pop pero mucho más vertiginoso. "Es el más díscolo y caprichoso de nuestros trabajos. Va y viene emocionalmente y genéricamente es muy libre. Siento que pude poner en este disco una variedad de influencias y amores muy amplia", dice Trama, que define al disco como un mapa espiritual-musical donde la voz de Los Besos se ubica como escucha. Canciones mínimas, un piano acústico como protagonista y un saxo barítono adueñándose de los ecos extraños de "Una pregunta". Si la radio todavía fuese la dueña de los algoritmos, "Sus palabras" y "Limeña" sonarían todo el tiempo.
Ni muñeca brava ni femme fatale, los estereotipos se desmoronan en la figura erguida de Paula, que disfruta más tocando la guitarra con amigas que cuando sube a un escenario, que no puede tomar la música como trabajo porque es docente. "Trabajamos con todo el universo del amor y en el medio hay algo que lo bloquea o lo jaquea, o que necesita que lo mires de vuelta, que está como empañado. No hablamos de amor libre, ni tampoco de que el amor es una mierda", dice Trama. "Creo que nuestro camino en ese sentido está por ahí: una análisis sentimental o una reflexión sobre las pasiones".
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