Pasaron cuarenta años desde que el sello Hansa Records se negara a editar un simple con un tema llamado "Killing an Arab" (Matando a un árabe), de una banda de pálidos jóvenes ingleses bautizada Easy Cure. Fue la primera de las tantas veces que su líder, Robert Smith, se dijo a sí mismo que era el fin, que todo se había acabado. En aquella oportunidad, cambió el nombre de la banda, pero no su tema emblema, que en diciembre de 1978 llegaría finalmente a las bateas inglesas y se convertiría en el primer simple de The Cure .
Desde entonces hasta estos días, Smith intentó matar a su creación varias veces más, pero no tuvo suerte y hoy es una de las bandas más respetadas e influyentes del rock mundial, con fuerte injerencia en la cultura pop occidental. No pudo allá por 1982, cuando tras la edición de Pornography, el álbum más retorcido y violento de su discografía, enceguecido por el alcohol y las drogas se tomó a trompadas con su mejor amigo Simon Gallup durante la gira presentación y se convenció de que el asunto no daba para más. "Estaba totalmente deprimido y tomaba muchísimas drogas. Estaba decepcionado con lo que estábamos haciendo. Pensaba que deberíamos ir hacia otro lado, no en términos de éxito, pero pensé que deberíamos hacer música que estuviera a la par con las sinfonías de Mahler, no con la música pop", dijo Smith sobre aquellos años oscuros.
Robert Smith no pudo terminar con The Cure ni cuando se unió a Siouxsie & The Banshees por una temporada ni cuando armó su única banda paralela, The Glove, junto al guitarrista Steve Severin, a principios de los años 80.
Tampoco logró enterrar al grupo cuando grabó el álbum The Top como si se tratara de un disco solista encubierto, yendo en contra de su instinto, animándose a mostrar su costado más pop. Y mucho menos cuando en la década del 90 amenazó con un disco solista y se la pasó advirtiéndole a la prensa que el próximo sería el último álbum de la banda y sanseacabó: "Mientras hacíamos Bloodflowers (2000), dije repetidamente que eso era lo último que iba a hacer en estudios con The Cure. Tenía en mente hacer otra cosa, un film, que era algo así como completar mi proyecto con The Cure. O sea que, sí, estaba bastante seguro acerca del final porque siempre me había prometido a mí mismo que, al llegar a los 40, iba a hacer algo distinto. Me propuse esa especie de límite. Todo iba como estaba planeado, excepto que realmente no sentía ganas de parar".
Por último, tampoco pudo acabar con The Cure por inanición, manteniéndose durante la última década sin editar un álbum con canciones nuevas (su último disco es 4:13 Dream, de 2008), en la era en la que desaparecer del radar digital por apenas unos meses se parece más a un suicidio comercial que a una temporada sabática.
Pero lo cierto es que el año que viene el señor Smith cumplirá los 60 y su banda de toda la vida aparece en el horizonte musical más reverenciada que nunca antes.
Por un lado, este fin de semana cerrará el prestigioso festival Meltdown, en el Southbank de Londres, que desde hace diez días se lleva a cabo bajo la curaduría artística de este cantante nacido en Blackpool, el 21 de abril de 1959. Por el otro, casi en continuado, en apenas quince días The Cure volverá a subirse a un escenario luego de un año y medio de ausencia para celebrar sus 40 años con un único concierto en el Hyde Park.
Así las cosas, para esta edición especial del Meltdown, que años anteriores fue curado por artistas como David Bowie, Patti Smith, Laurie Anderson, Yoko Ono o Lee Scracth Perry, Robert Smith escogió a todo un seleccionado de deudores del sonido Cure: Nine Inch Nails, My Bloody Valentine, Mogwai, The Libertines, Placebo, Deftones, Manic Street Preachers, The Psychedelic Furs, The Church y Death Cab For Cutie, entre muchos otros. El gran finale será el domingo, con el mismísimo Smith interpretando una "peculiar" lista de temas de The Cure y acompañado por varios de los músicos que pasaron por el grupo a lo largo de estas cuatro décadas.
"Creo que es difícil encontrar muchos artistas a los que no les guste The Cure", le dijo la semana pasada al periódico británico The Guardian, para explicar por qué había elegido para el festival todas bandas amantes de su música. "La gente nos admira, incluso si nuestra música no les llega del todo. Suena muy presuntuoso, pero no se trata de mí, se trata de la banda. Nos hemos mantenido fieles a nosotros mismos. Si estás en una banda, te das cuenta de lo difícil que es eso. Creo que la gente admira nuestra tenacidad".
Una maratón hipnótica
En estos cuarenta años The Cure ha vivido muchas vidas: la de la joven banda post punk y la del monstruo gótico y depresivo, la del conjunto pop y pegadizo de hits radiales y la del grupo de culto. Su última reinvención la encontró con la llegada del nuevo milenio y arriba del escenario. Luego de ver en el escenario a su idolatrado David Bowie recuperando los temas de su álbum Low, en 2002 Smith y compañía se sumaron a la tendencia de reinterpretar discos clásicos de principio a fin, pero en plan extremo: en una misma noche, tres discos enteros en un show maratónico en Berlín (la elección de los álbumes no fue al azar, sino que Smith escogió, según sus palabra, la trilogía ideal de la banda: Pornography, Disintegration y el más reciente Bloodflowers).
De allí en más los conciertos maratónicos y temáticos fueron la marca registrada de una nueva resurrección de un grupo que parecía haber perdido el timing. Por el contrario, Smith redobló su leyenda arriba del escenario, mezclando clásicos, hits y todo un tramo del show dedicado a las texturas hipnóticas de sus guitarras y los climas densos. Sus fans, agradecidos. En 2013, en México, para celebrar sus 53 años, Smith incluso intentó superar el récord de Bruce Springsteen de cuatro horas y seis minutos de show, pero calculó mal y se bajó del escenario tres minutos antes, en lo que seguramente el músico asimiló como una metáfora de su propia vida.
En 2016 The Cure llevó adelante la gira más grande de su historia en los Estados Unidos, con estadios con entradas agotadas y críticas sobresalientes. En diciembre de ese año, con el cierre del tour, llegó el hasta aquí último concierto de la banda y de allí que el anuncio del show aniversario, el próximo 7 de julio, haya reavivado el fuego en torno a Smith y los suyos. En esa jornada también tendrá como teloneros a artistas cureófilos como Interpol, Goldfrapp, Editors, Ride, Slowdive y The Whilight Sad.
"¿Si esperaba aún estar haciendo shows a los 60 años? Para nada", le contestó a la prensa británica por estos días. "Si alguna vez hubiera intentado ser la banda número uno en el mundo y todavía estuviera golpeando implacablemente mi cabeza contra esa pared en particular, con suerte estaría muerto, y si no, solo sería un idiota. El proceso fue lo que disfruté: ser un artista, si quiero ser caprichoso al respecto. Todo lo que The Cure ha hecho alguna vez es puramente egoísta. Solo tengo una vida y realmente debería estar haciendo cosas que me lleven a la satisfacción. De todos modos, un día mi cabello se caerá y ya no me veré demasiado gótico. Así que solo habrá que esperar a que eso suceda".
Cuarenta años, una docena de formaciones, trece discos de estudio, cinco en vivo, diez compilados, cerca de cuarenta simples y EP y un único líder: Robert Smith, el hombre de negro, de los pelos parados, el rimel eterno y los labios siempre mal pintados que aún grita a los cuatro vientos aquello de "The Cure ha muerto, larga vida a The Cure".
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