Lollapalooza se despidió de Chicago y ya se prepara para anunciar la grilla de Argentina
CHICAGO.–El contador hace rato que marca la cuenta regresiva desde la pantalla gigante del fondo del escenario. Ahora quedan siete minutos y treinta y cuatro segundos para que Jack White suba y junto a su banda den por finalizada la edición 2018 de Lollapalooza Chicago . El obsesivo conteo marca lo que falta para que comience el grand finale del festival, pero también es parte de una estética y una producción liderada por el mismísimo White, que parece funcionar como la maquinaria de un reloj suizo. Tanto arriba como abajo del escenario.
Para calmar la ansiedad del público, ahora en la pantalla se lo ve a White sentado frente al panel contador y adelantando su propia actuación un minuto. Queda poco para el cierre oficial de este encuentro que durante cuatro días mostró las mil y una variantes de la música moderna a través de las presentaciones de aproximadamente 180 bandas y artistas de todos los géneros, aunque con mayor presencia del hip hop, la música dance y el pop en todas sus variantes. Pero la última postal será a puro rock, más allá de las preferencias de una audiencia mayoritariamente nacida y criada en la era digital. Ya no queda nada entonces... seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero: Señoras y señores, Jack White en escena, al frente de un quinteto conformado por las guitarras y pedales de distorsión de White (que cambiará durante cada canción a su antojo), bajo (Dominic Davis), batería (Carla Azar) y dos teclados (el todoterreno Neal Evans y Quincy McCrary), con su nuevo y extraordinario álbum bajo el brazo, Boarding House Reach, pero comprendiendo las reglas festivaleras al punto de armar un set list en el que su ex banda White Stripes es la gran protagonista. A White le gusta rockear y experimentar con su guitarra, pero no es tonto y sabe que para llegar al corazón de estos jóvenes tendrá que esforzarse.
"¿Quién está conmigo?", grita este hombre nacido muy cerca de aquí, en Detroit, y el verso eslogan del tema "Corporation" se hace declaración de principios y bandera aquí en este Lollapalooza, que parece apurar el recambio generacional de su público. De allí en más, una hora y media de rock distorsionado, blues pesado y country visceral que dejará encendidos a quienes se animaron a llegar hasta el último minuto de este extenso festival. "¿Quién está conmigo?", repite White antes de disparar su diatriba contra el mundo corporativo, mientras Neal Evans se pasea de un teclado a otro y recuerda a Money Mark.
Tras dos piezas fundamentales de su último álbum, el músico desempolva dos viejos clásicos de White Stripes, "Hotel Yorba" y "Cannon" y deja en claro que aún le queda reinado a la última gran estrella del rock. White no se olvidará tampoco de sus otras dos agrupaciones (The Dead Weathers y The Raconteurs) y apenas repasará su primer y segundo álbum como solista. Arriba del escenario, J.W. sube y baja la tensión de su performance con la fluidez de una obra conceptual, armada como si se tratara de una ópera de principio a fin.
Pasa de la rudeza de "I'm Slowly Turning Into You" (White Stripes), a la psicodelia de "I Cut Like a Buffalo" (The Dead Weathers), y a la encantadora melodía country de "We're Going To Be Friends". White canta, frasea, aúlla y por momentos parece rapear sin esforzarse. "Love Interruption" y "Respect Commander" lo devuelven al universo explorador de su último álbum, para luego una vez más subirse a la máquina del tiempo y evocar a la banda de rojo y negro que compartió con Meg White entre 1997 y 2011, con otro clásico: "Icky Thump".
Jack White parece hacerlo todo de manera sencilla y al mismo tiempo la banda suena como si se tratara de una compleja maquinaria. Hay arreglos de teclados para una tremenda versión de "Connected By Love" y entonces sí, hasta el final, una seguidilla de los White Stripes que incluirá "Catch Hell Blues", "Fell In Love With a Girl", "Ball and Biscuit" y el cierre que con ese himno del siglo XXI que hace unos pocos días atrás se convirtió en banda sonora del Mundial de fútbol realizado en Rusia: "Seven Nation Army". Un final de fiesta ideal para despedirse de este Lollapalooza Chicago, que parece haber dejado de lado a las experiencias más rockeras, en beneficio de los nuevos consumos musicales más populares en los Estados Unidos. ¿El rock ha muerto? Que viva el rock, gritó una vez más Jack White con un concierto demoledor, dejando en claro que seguirá dando pelea.
Mientras Chicago levanta los escenarios, las carpas y deja en condiciones el enorme Grant Park donde anualmente se realiza el festival, Lollapalooza se prepara para seguir con su tour. El próximo mes se anunciarán las grillas de las ediciones de Buenos Aires, Santiago de Chile y San Pablo, además de realizarse una nueva edición en Berlín. Para el Lolla argentino están a la venta los tickets de la preventa 4.
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