Lollapalooza 2019: Troye Sivan desbordó Niceto
La ola de post adolescentes rebotó contra el ala izquierda de Niceto y elevó sus celulares cuando la voz de Troye Sivan comenzó a sonar desde un rincón del primer piso. Los versos de iniciación sexual de "Seventeen" dieron por inaugurado su sideshow de la edición 2019 del Lollapalooza . Aunque cumplió el efecto sorpresa, está claro que lo de bajar desde las alturas hacia el escenario simbólicamente no tiene mucho que ver con el ex YouTuber. El sudafricano criado en Australia se pasaría la siguiente hora y pico agachándose para mirar a la primera fila a los ojos, preocupado por la seguridad de sus fans e insultando a los gritos por la novedad de causar tanto furor tan lejos de casa.
En "Bloom", el single del disco homónimo que lanzó el año pasado, el sub 25 empezó a mostrar sus pasos de baile siguiendo la melodía pop que de tan chiclosa resulta irónica y haciendo la mímica de la letra como un fan frente al espejo. Sivan no llevaba cinco minutos sobre el escenario cuando tuvo que detener el show para pedir que todos los espectadores den un paso atrás y para establecer un código de señas con el público en caso de que tuvieran que indicar si "se están por morir". "Esto es lo más loco que vi en mi vida", agregó antes de retomar su himno sobre el sexo anal y continuar con dos canciones de su primer disco, el melancólico y adolescente Blue Neighborhood. Primero fue "Plum", y luego "Heaven", un relato electrónico sobre sus pensamientos previos a la salida del closet que el público acompañó desplegando banderas del orgullo LGBTQ+. Durante la seguidilla electropop que completó la primera parte de la presentación ("Fools", "Lucky Strike", "Wild" y "I’m So Tired") Troye continuó su baile ecléctico. La coregorafía, que parece espontánea e improvisada, está en completa conexión con el ritmo y con la banda que lo acompaña, y subraya con movimientos sensuales sus letras de deseo sin eufemismos ATP.
Mientras el tumulto que se aplastaba contra las vallas pedía agua y una decena de chicas desmayadas eran retiradas por seguridad, Troye desaparecía brevemente para un cambio de vestuario y volvía en plataformas y un traje verde de dos piezas. El segundo tramo del show fue dedicado a las baladas en las que Sivan se transforma de bomba pop a poeta vulnerable e intérprete prodigioso. El sudafricano cantó "Postcards", junto a una de las coristas, y "Heavenly Way to Die", pero se detuvo en "The Good Side", una canción post separación llena de empatía y compasión que presentó recordándole a su audiencia que su show era un "lugar seguro" para expresarse. El público también se tomó el momento muy en serio haciendo silencio durante casi toda la canción hasta que Troye los invitó a corear algunas palabras del estribillo.
La última etapa del espectáculo llegó con transparencias, un pantalón achupinado y su coqueteo con el dreampop en "Bite". El megahit junto a Ariana Grande "Dance to This" y "Animal" formaron parte de la despedida ficticia en la que Troye recorrió el escenario saludando como si pudiera decirle "chau" a cada uno de sus fans. Rápidamente volvió para cerrar con "Youth" y "My, My, My" que devino en un remix de EDM que dejó saltando a la audiencia entre papelitos de colores.
"Me siento Justin Bieber", dijo justo después de prometer un regreso a Buenos Aires en un escenario más grande porque, aunque su descreimiento y cercanía vuelven a Troye Sivan encantador, su destino como fenómeno pop ya está marcado.
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