Lo que suena: del último trabajo de Bad Bunny a Billie Eilish y Miley Cyrus
El último tour del mundo. El mundo es mío / Te mudaste / Hoy cobré / Maldita pobreza / La noche de anoche (feat. Rosalía) / Te deseo lo mejor / Yo visto así / Haciendo que me amas / Booker T. / La droga / Dákiti (feat. Jhay Cortez) / Trellas / Sorry papi (feat. ABRA)/ 120 / Antes que se acabe / Cantares de Navidad (Trío Vegabajeño). Nuestra opinión: bueno.
No parece el mejor momento para anunciar su retiro de la música, aunque Bad Bunny lo ha repetido tantas veces que seguramente habrá algunos crédulos -y también muchos detractores tomados por un deseo malicioso- dispuestos a darle crédito a la broma. En un año en el que editó ¡tres! discos y reafirmó su status de estrella global, Benito Antonio Martínez Ocasio, el puertorriqueño de apenas 26 años que tiene, solo en Spotify, más de 50 millones de escuchas mensuales, supo cómo aumentar el generoso espacio que ocupa en los medios con ese anuncio extemporáneo y casi imposible de cumplir, salvo que estemos frente a la aparición de un nuevo mártir de la cultura pop. Como buen exponente de esta época, Bad Bunny explota a la perfección ese insumo cuya multiplicación depende en mayor medida de la avidez de un público masivo sediento de excitaciones perversas: las fake news. Su simulacro de conferencia de prensa en Instagram funcionó como una noticia más, sumada al catálogo polimorfo que hoy ofrecen todos los medios. La información también es una oferta a medida y on demand, nos dice Benito.
Luego de YHLQMDLG -que a caballo de su grandilocuente declaración de principios ("Yo Hago Lo Que Me Da La Gana")- se transformó rápidamente en uno de los discos en español más escuchados en Estados Unidos en este 2020, y Las que no iban a salir (un puñado de descartes, remixes y temas a medio terminar que, según el propio Bad Bunny había asegurado en redes sociales, nunca iban a ver la luz pero finalmente aparecieron, una prueba más de cuánto de oscilante tiene su discurso público), llega El último tour del mundo, lanzado por Rimas -el sello fundado por Noah Assad, manager e ideólogo clave de la carrera del puertorriqueño y también impulsor de las carreras de Ozuna y jóvenes artistas argentinos de trap como Khea, Duki y Cazzu- y primer disco en idioma español que llega al número uno de la lista de Billboard.
Planteado conceptualmente como un viaje hacia el futuro en el que Bad Bunny lleva adelante su gira internacional de despedida, El último tour del mundo está teñido por esa melancolía insistente que ha sabido montar tan bien sobre las bases electrónicas irregulares del dembow -el cimiento rítmico del reggaetón desde finales de los años 80 hasta hoy-, algunas veces con ese timbre robótico en la voz que aporta el AutoTune y en otras con ese transitado estilo de enunciación latina que ya se ha vuelto un commodity en la industria musical contemporánea.
La tristeza de Bad Bunny puede tener como origen a los asuntos personales ("Haciendo que me amas"), explotando una faceta que podría leerse como reactualización del espíritu del bolero, o sociales ("Maldita pobreza"). En todo caso, está fuera de discusión que su mensaje provoca identificación inmediata en muchísima gente, más allá de la eficacia de cualquier hábil maniobra de marketing como el reciente anuncio de Netflix que confirma la convocatoria para que aparezca interpretando un personaje en la tercera temporada de la exitosa serie Narcos: México. Bad Bunny es una apuesta segura: interpela a los seguidores de la música urbana, al público del pop de fórmula más convencional y también a los hipsters, un crossover de alto octanaje comercial.
Pero lo más valioso de El último tour del mundo en términos puramente musicales está relacionado con la voluntad de ensanchar los límites sonoros en los que Bad Bunny se venía moviendo: en estos dieciséis tracks hay vestigios de hip hop, R&B e incluso alguna sombra fantasmagórica del post-punk procesados por la conciencia desprejuiciada de un artista inquieto y atrevido que se anima a cerrar el álbum con un homenaje de tono íntimo y personal: "Cantares de Navidad", canción del Trío Vegabajeño, grupo de música popular puertorriqueña que tuvo su edad de oro en los años 50 y fue parte de una educación sentimental forjada por la familia de ese jovencito que saltó de un empleo mal pago en un supermercado a un estrellato internacional que parece muy consolidado.
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