Después de atravesar un divorcio y la muerte de su banda, el ícono britpop finalmente está de vuelta y listo para pelear
Durante su estrellato supernova de champagne y cocaína de sus años noventa de britpop, quizás no hubiera parecido verosímil -en esa época en la que una noche cualquiera podía encontrarlo detenido por la policía en un ferry a Amsterdam, expulsado de los estudios Abbey Road en medio de una sesión, o faltando a un recital de Oasis para salir a comprar una casa-, pero Liam Gallagher siempre pensaba a largo plazo. O al menos, siempre estaba pensando. Fíjense en su pose habitual sobre el escenario: los brazos agarrados detrás de la espalda, con cada parte de él inmóvil a excepción de sus labios. “Yo estaba seguro de que iba a vivir para siempre”, dice ahora, habiendo llegado a unos austeros pero audaces 45.
Esta mañana corrió más o menos 11 kilómetros en el Central Park, pero sigue caminando de un lado a otro sobre la alfombra de una habitación en un hotel en Nueva York. Tiene una campera azul cerrada y shorts para correr, como si la mitad superior de su cuerpo existiera en un clima diferente a la inferior. “Entonces yo pensé: ‘Cuando llegue a los 80 años, no hay chances de que haga movimientos de baile como Mick Jagger’.” Arroja las manos hacia atrás y se inclina hacia adelante como si tuviera un micrófono imaginario. “Así que lo único que tengo que hacer es quedarme quieto. ¡Jagger todavía está obligado a saltar y agacharse!”
A diferencia de Jagger, Gallagher ya no tiene a su banda, y las chances de que la vuelva a tener, en este momento, parecen algo microscópicas. Oasis tocó por última vez en el V Festival en Staffordshire, Reino Unido, el 22 de agosto de 2009. Tenían una segunda fecha al día siguiente, que Liam canceló aduciendo “laringitis”. La banda dejó de existir en París a la semana siguiente, después de una última gran confrontación entre Liam y su hermano Noel, el guitarrista y compositor del grupo, en el backstage del Rock en Seine en París, que los llevó a cancelar su show de esa noche. La versión de Noel es que Liam hizo un escándalo violento; Liam sostiene que lo provocaron (“Me armó un par de trampas, y yo entré como un caballo, porque soy apasionado y llevo el corazón en la mano”), que Noel estaba planeando en secreto dejar la banda desde hacía meses o años y que los relatos de Noel de un intento de agresión con una guitarra son falsos. Los hermanos no se hablan, y Liam dice que incluso su madre se rindió y ya no intenta que hagan las paces. “Mi mamá ya se hartó”, dice, riéndose un poco. “Ella dice: ‘Me importa un carajo. Ya tengo 75 malditos años. A la mierda con los chicos, ¡me harté!’. Va a nadar, hace sus cosas. No le interesa.”
Liam está en Nueva York para publicitar su primer disco solista, As You Were (salió el 6 de octubre). Si Noel siempre fue, con raras excepciones, el único compositor de Oasis, el disco de Liam es una sorpresa grata: una colección vigorosa, por momentos melancólica, de canciones de rock sin muchos adornos (incluyendo el excelente single “Wall of Glass”), y un recordatorio de que él siempre fue una de las mejores voces del rock. Suena como John Lennon, su héroe y su “maldito guía espiritual”, más que nunca. “Yo creo que él está acá”, dice Gallagher, quien pasó por Strawberry Fields para una breve comunión durante su ejercicio de esta mañana y encontró que había un grupo de fans esperándolo. “Creo que está ahí cuidándome.”
Gallagher está orgulloso de As You Were, aunque tocar y grabar bajo su propio nombre le da “un poco de vergüenza”. De todos modos, reconoce y destaca el aporte de los cocompositores que trabajaron en el disco (que incluyen a Greg Kurstin, colaborador de Adele), y dice cosas como: “Yo podría cantar la maldita ‘Three Blind Mice’ o ‘Baa Baa Black Sheep’ y seguiría sonando como Oasis”. En los últimos discos de Oasis, cuando Noel grababa pistas para sus solos de guitarra, él solía escaparse al pub, de modo que supo apreciar la velocidad de Kurstin, que le recordaba al estilo más rápido de entrar y salir del estudio, que tuvo la banda en sus primeros dos discos. Y a Gallagher no le da vergüenza admitir un hecho que artistas más mercenarios preferirían evitar: “Preferiría estar hablando de un disco de Oasis que de un disco solista de Liam”, dice. “Y yo sé que Noel Gallagher también. Porque somos mejores juntos. Soy muy consciente de eso, y él también.” (Noel, que a fines de este mes editará el tercer disco junto a su grupo High Flying Birds, hace poco le indicó a Rolling Sone que no está listo para reciprocar las opiniones de su hermano: “Literalmente, no tengo ninguna opinión”, dijo.)
En verdad, Liam se siente feliz de estar trabajando de nuevo. Mantuvo el envión de Oasis durante un par de años con Beady Eye, un grupo que incluía a todos los miembros de la última formación excepto Noel, pero se apagó alrededor de 2013, en la misma época en la que se derrumbó su matrimonio con Nicole Appleton, con quien tuvo a su tercer hijo, Gene, en 2001. El divorcio se precipitó cuando se hizo público que tenía una hija de dos años, fruto de un affair con una periodista de Nueva York que le reclamaba la manutención por vía judicial. Liam estaba perdido, desempleado, sin ninguna de las cosas que habían definido su vida. Anduvo a la deriva. Bebió mucho. “No había trabajo”, dice. “Me sentía como una sombra… Estaba perdido. Pensaba: ‘Mierda, ¿cómo voy a salir de ésta?’.”
Finalmente, se mudó a “un lindo castillo” en España, empezó a correr y comenzó una relación con su asistente personal de ese entonces, Debbie Gwyther, quien se volvió una presencia constante y relajadora en su vida. Pero en general, fueron “cuatro malditos años en el infierno, con abogados de divorcio y toda esa mierda. Así que tuve cuatro años para pensar bien en lo que quiero en la vida. No estoy persiguiendo el éxito. Tengo más de lo que necesito en esta vida. Lo tengo todo. Tengo más que todo. Lo único que quiero es volver a hacer música, ¿se entiende? Cantar canciones, ¿se entiende?”.
Sigue siendo partidario y defensor de su particular idea del rock & roll, que incluye perspectivas de clase trabajadora, guitarras ruidosas y un mal comportamiento periódico estilo Keith Moon. “El rock & roll, para mí, es muy jodidamente serio”, dice, reservando un enojo inquebrantable con el grupo para el que su hermano está haciendo de telonero: “U2 es el grupo más mierda de la historia del rock & roll. ¿Cuándo fue la última vez que hicieron algo de rock & roll? ¡Ustedes no son una banda de rock & roll!”. Le gusta el hip-hop (o el “hip-op”, como le dice él), pero sólo las cosas viejas. Es reacio a los raperos con “jeans ajustados... como los Kanye West y ese maldito rap de diseño. No lo aguanto”. ¿Y la electrónica? “¿Eso es como música dance? ¿Como Calvin Harris? A la mierda con eso. Es la música del diablo, eso es lo que es.” Sin embargo, siempre le gustaron los buenos éxitos de pop. Descubrió su voz cuando era adolescente y cantaba como “Like a Virgin”, de Madonna, mientras sonaban en la radio (“¡Esa me encanta!”).
El rock británico post Oasis tuvo demasiados grupos “de clase media”, según sostiene. Los Gallagher se criaron en la clase trabajadora de Mánchester, con un padre ausente, y la conciencia de clase de Liam se extiende a su particular indignación por sucesos como el reciente incendio de un edificio en Londres en el que murieron al menos 80 personas, en su mayoría pobres. “Una maldita cuadra entera de edificios se acaba de quemar por culpa de un montón de hijos de puta que sólo tratan de ahorrar plata”, dice, culpando a “gente rica” por haber puesto un material inflamable en el edificio. “‘No recuerdes con ira’ [dice citando a “Don’t Look Back in Anger”]... uno tiene que tener maldita ira. Está bien tener ira, ¿se entiende lo que digo?”
Se calmó bastante desde sus años salvajes, los cuales, señala, empezaron bastante antes de Oasis. “Yo tomaba LSD puro, hongos, coca, todo tipo de mierdas antes de escupir en un micrófono”, dice. “Pero no soy una víctima, man. No soy Pete Doherty... Tengo un poquito de disciplina. Y nunca me enrosqué demasiado con la cocaína. No es que éramos como Stevie Nicks.”
En estos días, dice, “la paso bien, pero no estoy como un estúpido hasta las seis de la mañana. Una resaca en estos días es como que te secuestren los talibanes. Me lleva tres días dejarla atrás por completo. Así que elijo los días”.
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En junio pasado, en el concierto One Love Manchester, a beneficio de las víctimas del atentado terrorista que causó más de 20 muertes a la salida de un recital de Ariana Grande, Liam subió al escenario a cantar “Live Forever” junto a Chris Martin de Coldplay, quien había tocado antes “Don’t Look Back in Anger” acompañado por Grande. Gallagher esperaba que la tragedia que conmovió al mundo en el corazón de su ciudad natal diera lugar a una reunión con su hermano en el escenario. Pero Noel no participó del evento, y enfureció a Liam. “No se trata de Oasis, subite a un avión y tocá tus canciones para los chicos, sorete”, le dijo en Twitter. (Después de esta entrevista, todavía continúan los disparos cruzados por el desencuentro: Noel dice que no recibió la invitación y Liam dice que tiene pruebas de que su hermano miente.)
Liam tiene sentimientos encontrados con respecto a Noel. Parece sentirse genuinamente traicionado por lo que ve como una transformación en su hermano. “Ese muchacho es un tarado”, dice. “Es un cerdo, se volvió clase media. Se volvió parte del establishment. Es uno de ellos. Ahora es un señorito bien. La forma en la que toca las canciones de Oasis, es como si alguien le hubiera chupado toda la vida, porque no quiere que la gente salte y agite como en los viejos tiempos.” Por su parte, Liam está tocando canciones del catálogo de Oasis en sus propios shows de la manera en la que fueron grabadas. Dice que ni siquiera se preocupó por darles a sus músicos ninguna instrucción, suponiendo que seguro ya conocían todos los discos. Y por más distanciados que se encuentren actualmente, claramente siente cada palabra escrita por su hermano: “El es sólo un canal, una parte de todo”, sostiene. “Todos somos canales. La verdad es que las canciones no le pertenecen a él. No me pertenecen a mí.”
En un nivel más profundo, culpa a Noel por, según su opinión, haber abandonado a Oasis y a él. “Estaba por matar a la banda”, dice. “Y él sabe bien que yo lo descubrí en eso, y ahora es como si él quisiera que yo desapareciera. Como si yo nunca hubiera estado sobre la Tierra, ¿se entiende lo que digo? Bueno, tengo noticias para él: ¡estoy fucking de vuelta, man! ¿Pensabas que ibas a matar a mi banda y yo iba a aceptarlo sin decir nada? ¡Que ni se te ocurra, mate! Hasta que me muera, yo le voy a hacer saber a todo el mundo que él me tiró abajo del camión.”
Su rostro se está poniendo ligeramente rojo, y otra vez camina de un lado al otro en el cuarto. “Intentaron tratarme como a un maldito baterista o músico sesionista”, dice. “¡Soy la maldita cara de la banda! Soy la voz de la banda, y desde hace mucho tiempo.” Suspira y sonríe. “Basta de preguntas sobre Noel. ¡Me va a dar un ataque al corazón!”
Incluso en la época más dura, Liam nunca se encontró peligrosamente deprimido. Se siente triste y shockeado por los suicidios de Chris Cornell y Chester Bennington, como le pasó con el de Kurt Cobain hace mucho tiempo. “Hay desquiciados matando gente como John Lennon”, dice. “Tu vida es valiosa. La vida es un maldito avión, man. En el camino va a haber turbulencias. Tenés que creer en serio que vas a llegar al destino final, y que todo va a estar jodidamente bien.” ¿Se entiende?
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