"Gracias a la computadora yo puedo expresarme, si hubiera estado en otra época en la que solo se tocaban instrumentos tradicionales, andá a saber si lo hubiera logrado", dice Leandro Fresco. La curiosidad del tecladista de 42 años por la tecnología aplicada a la música y sus conocimientos autodidactas lo llevaron a tener una carrera bendecida por Daniel Melero, a formar parte de la banda de Gustavo Cerati y a integrar el prestigioso sello Kompakt del DJ y productor Michael Mayer, una figura clave de la música electrónica en Alemania. "Nunca tuve la paciencia ni la constancia de entrar a un conservatorio, practicar y esas cosas. Siempre tocaba lo que yo quería, terminaba abandonando las clases, era un desastre. Por eso, la computadora fue una ayuda muy grande".
Mientras pasa el invierno junto a su familia en San Martín de los Andes, esquía y trabaja como DJ en la base del Cerro Chapelco, Fresco espera la salida de su próximo álbum, Una presencia en la brisa- su tercera colaboración con el multiinstrumentista norteamericano Rafael Irisarri-; prepara un remix de un track que acaba de enviarle Oliverio, uno de los productores que colabora con Hernán Cattáneo; y esta semana será parte del jurado de Musikrennen, un concurso de la plataforma independiente Musikplatz en el que los participantes deberán producir una canción en 4 horas. El ganador viajará a Berlín a presentar su creación. "Hay una camada de gente nueva que está haciendo una música increíble", dice esperanzado sobre el futuro de la escena electrónica local.
¿Cuál es tu diagnóstico sobre la actualidad de la música electrónica en el país?
La cuestión de los festivales masivos se detuvo un poco después de lo que pasó con Time Warp, que fue como una especie de advertencia para la escena. Todavía estamos en ese post, pagando un poco las consecuencias de lo que significó. Pero Córdoba sigue siendo una plaza enorme, Rosario también. Hay nombres interesantes como Remo, Londonground, Orodembow y Un -el proyecto de Miguel Castro-. Esperemos que con el tiempo tomemos consciencia y que esta nueva generación de chicos que están ahora puedan dar vuelta la página y restablecer la escena con otra visión.
¿Cómo fue la primera vez que compusiste con una computadora?
Fue con una PC sin disco duro, que me habían regalado mis padres. Lo primero que hice cuando tuve esa computadora muy rudimentaria fue comprarle una placa MIDI, conectarle un teclado que tenía y con un secuenciador empecé una travesía de estar horas interminables leyendo manuales y viendo cómo funcionaba en una situación muy frustrante. Fue un autoaprendizaje de prueba y error durante años, hasta que pude finalmente terminar algo parecido a una pieza musical.
¿Cuál fue tu primer instrumento?
Lo primero que hice fue cantar en el colegio, en el coro. Me iba bien. Tenía un piano en casa que era de mi abuelo y lo tocaba de oído. Siempre estuve en contacto con instrumentos pero nunca tuve la paciencia ni la constancia necesarias.
¿Cómo es para vos convivir entre los dos mundos del rock mainstream y la electrónica de nicho?
Yo creo que más que nada viene del marketing y de la industria, eso de sectorizar las cosas para poder venderlas. Desde el punto de vista de nosotros, los que hacemos música, es lo mismo. Imaginate que David Gilmour hizo un disco con The Orb. Todo el mundo se termina mezclando. Yo siempre lo sentí natural. Nunca lo viví como estoy parado de un lado u otro de la historia. Mientras la música sea buena y te haga sentir algo vamos para adelante. También es verdad que uno experimenta distintas cosas. Es muy diferente la situación de estar tocando en una banda, interactuando con otros músicos ante un público enorme, a la situación más intimista de hacer ambient en otro tipo de lugares. Yo estoy feliz de que pude experimentas las dos.
Gustavo Cerati era un artista que también combinaba esos dos universos ¿Cómo elegían los temas cuando hacían sus DJ Sets?
Era muy divertido. Todo espontáneo. Siempre estábamos hablando de discos, los compartíamos, preguntábamos: "¿che escuchaste esto?". Más allá de tocar con Roken, el trío con Flavio Etcheto, que fue una transformación comercial de algo que hacíamos siempre en los cumpleaños, a nosotros nos encantaba pasar música; de hecho en su último cumpleaños lo hicimos. Nos dejábamos llevar por la gente y por la cantidad de canciones que teníamos. Hay un clásico de The Orb, "Little Fluffy Cloud", un tema emblemático de ellos, que era infaltable. De hecho, en la gira de ‘Fuerza Natural’ hicimos un mashup con "Pulsar" de Gustavo. Esto se los pude comentar a los The Orb, les mostré el video y me dijieron: "¿Vos hacés ambient pero estás tocando en esa banda de rock?". En un momento pensé que se iba a armar, que me iban a pedir la plata de la regalías de toda la gira. Al contrario. No lo podían creer.
Además de estar en su banda solista, pudiste acompañar a Cerati en la gira ‘Me verás volver’ de Soda Stereo ¿Qué significó para tu carrera?
Fue increíble. Por suerte venía con un entrenamiento de varios años de tocar con Gustavo, por lo que me sentía seguro en esa situación. Cuando llegó el momento de tocar con Soda venía bastante fogueado y lo pude disfrutar, no tuve una sensación ni de pánico ni nada. Fue monstruoso lo que sucedió con ellos en Latinoamérica y me permitió comprobarlo en primera persona. Yo siempre había escuchado esa leyenda de lo que era Soda Stereo y lo que provocaban en la gente, había sido público de ellos en un montón de shows. Recuerdo que le dije a Gustavo que me encantaría poder ver ese tremendo show desde el público. En el escenario me sentí parte de un engranaje de una máquina que despegaba.
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