Las Pelotas y la fábrica de melodías
Nuestra opinión: muy bueno
Germán Daffunchio posee un gusto refinado por las melodías simples y bien armonizadas. Algo no tan común en el rock argentino donde muchas veces aparecen manierismos por momentos geniales y por otros caprichosos e innecesarios. A esta altura del partido que Daffunchio, un verdadero sobreviviente del rock argentino, logre mantener el misticismo de esa task force musical llamada Las Pelotas no es un hecho menor. Y en Es Así la banda y sus integrantes, como el caso destacado de Sebastián Schachtel, en sintetizadores y programaciones, parecen cobrar una importancia crítica en la tarea de asistir al capitán Daffunchio en la dirección del barco. Desde el comienzo con "Es así", la banda muestra una faceta más reflexiva, alejada del rock más directo y con arreglos de sonidos contextuales de fondo sobre una batería cabalgante y aires a... ¿U2? Podría ser. Lo que sí destacan son las guitarras arpegiadas y con efectos tipo ebow y un clima envolvente. En el segundo tema, "Hasta que el sol", Daffunchio canta en plan nostálgico sobre una introducción de piano con arreglos de cuerdas a la que van sumándosele el resto de los instrumentos. El comienzo del disco es crepuscular, con una vuelta de tuerca new wave que ya venía insinuándose en los discos anteriores de Las Pelotas. La ausencia del contrapeso más áspero, original, que le aportaba a la banda Alejandro Sokol, fallecido en 2009, desde las letras y su forma de cantar podría desencantar a los viejos fanáticos de la banda. Es así es como un regreso (muchos no estarán de acuerdo con esta opinión) a Corderos en la noche (1991), el primer disco de Las Pelotas. Solo que ahora, con la madurez de los años, las experiencias buenas y otras muy malas del camino y la consolidación de los integrantes del grupo, la "fórmula Daffunchio" parecería mejor destilada en las barricas de las sierras cordobesas. "Mira" es un potencial hit al estilo de aquel "Será" de Esperando el milagro (2003) con hallazgos rítmicos y una melodía de voz épica. Pero a partir del cuarto tema el clima del disco empieza a cambiar. Algunas cosas suenan un poco empalagozas, poco emocionantes y hasta barrocas. En el track siete, "Dando vueltas" surgen esas guitarras al frente en plan combativo que Daffunchio domina como nadie desde su cuna en Sumo. Quizá las letras, en general, suenen un poco autocompasivas y con dosis excesivas y un poco remanidas de crítica social. Las Pelotas están otra vez en la palestra y con el sueño intacto. ¿No es eso lo importante?