Cómo hicieron estas bandas de rock nacional para tocar para miles
A mediados de 2015, La Beriso cerró trato con el Club Atenas, en el centro de la ciudad de La Plata, para dar un show para 3.000 personas antes de fin de año. Pero aunque la banda creía que la fecha ya había sido definida para el 12 de diciembre, hubo un error de parte del club, que había programado para ese día también a Rata Blanca. "Decidimos bajarnos por respeto a una banda tan grossa, y nos pusimos a buscar otro lugar en La Plata", dice el cantante Rolo Sartorio. La primera opción fue la playa de estacionamiento del Estadio Unico, donde caben unas 10.000 personas. "Pero en las redes sociales la gente empezó a arengarnos para ir adentro del estadio", dice Sartorio. "Ir adentro" significaba la presión de pasar a convocar, no ya 10.000, sino 40.000 personas. "Confiamos en la gente: fuimos adentro y la gente lo llenó. Fue una patriada grande."
En el Estadio Unico, La Beriso entró en una elite de apenas nueve bandas nacionales que han dado conciertos de esa magnitud. Sin esperarlo, Sartorio pasó a encabezar una nueva edad dorada del rocanrol, que renace luego del largo hiato post-Cromañón y a 20 años de la edición de tres discos clave que dieron pie al inicio de lo que se conoció como rock-chabón: Despedazado por mil partes de La Renga, 3er Arco de Los Piojos y Luzbelito, de Los Redondos. Prescindiendo de la difusión de NTVG o Tan Biónica, Las Pastillas del Abuelo tocará en abril en el estadio de Ferro; El Bordo, en mayo en el Luna Park; y Don Osvaldo, el grupo de Pato Fontanet, viene de agotar dos veces el Metropolitano de Rosario.
"Después de Cromañón, el rock se reconstruyó por instinto", dice Piti Fernández, el cantante de Las Pastillas. Este es el grupo de su generación que tocó en más estadios: Malvinas Argentinas, Ferro, Parque Roca, Tecnópolis y el playón del Unico. El cantante dice que el crecimiento se inició en 2006, con la productora Crack, la misma de Babasónicos. "Delegamos responsabilidades en una estructura", dice. "La agencia nos dio sus contactos en las provincias y su experiencia impositiva. Y nosotros pudimos dedicarnos a lo que sabíamos hacer: tocar y girar." Desde 2006, Las Pastillas da unos 50 conciertos por año.
El Bordo llegó a 60 shows en 2015, con la gira del disco Hermanos, con la que tocó en todo el país luego de una presentación en el estadio Malvinas Argentinas. "La gente volvió a ir a los recitales sin miedo", dice Alejandro Kurz. "Y los estadios volvieron a tener un lugar en la dieta del público de rock local." Pero para Kurz, el surgimiento de una nueva escena también tiene que ver con el sonido. "Se trabajó mucho en la producción y en el sonido en vivo", dice. "No es casual que estos grupos suenen bien. Ensayan, giran y se nota el rodaje. Evolucionan disco a disco."
Cosquín Rock –donde este año tocaron La Beriso, Salta La Banca, Las Pastillas, Don Osvaldo y El Bordo– es un termómetro de este crecimiento. "Los fenómenos son difíciles de explicar", dice José Palazzo, creador del festival. "Pero el rock nacional, que se había amesetado durante cuatro años, ha tenido un despegue con las bandas de rocanrol. Las Pastillas tocó acá por primera vez en 2005, en un camión de golosinas, y hoy cierran una edición."
"Cuando me preguntaron qué opinaba de tocar adentro del Estadio Unico", dice Sartorio, de La Beriso, "dije: ‘Si metemos 10.000 personas en el playón, esa gente la va a pasar mejor adentro, entonces juguémonos… y si lo llenamos, festejamos’". Sartorio festejó, y ahora agrega: "Nos estamos animando a ser parte del rock nacional".
Por Javier Sinay
LA NACION
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